Picnic a la luz de las velas

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Disclaimer: MARVEL & Disney no nos pertenecen. Sólo los utilizamos para diversión.



Por msgabrielabueno



Natasha aprovechó que su hermana se encontraba viendo películas acompañando a Wanda en la sala de cine para ir hasta su armario, donde buscaría un lindo vestido que quedara perfecto para su cita con Steve en el muelle del complejo. Ella tenía muchos vestidos, pero ninguno acorde a una cita decente y recatada. Sonrió cómplice al recordar cómo logró sobornar a Tony Stark para llevarse a los Vengadores esa noche a cenar fuera con tal de que Natasha y Steve tuvieran privacidad.

Se sorprendió de ver la cantidad exagerada de vestidos y conjuntos de dos piezas que su hermana había recopilado en tan solo unos meses en Estados Unidos. desechó varias opciones y resignada tomó un vestido floreado. No era para nada su estilo, pero era bonito y le quedaría de infarto. Sabía de uno que se pondría muy contento al verle las piernas desnudas...

—¿Porqué estás sonriendo como estúpida?

Yelena sonrió, recargándose contra el marco de la puerta de la habitación. Natasha la ignoró deliberadamente y salió de su habitación.

— ¡Te he hecho una pregunta! No huyas.

—Estoy ocupada, Sis.

La rubia la siguió por el pasillo.

— ¿Tan rápido caíste a los pies de Don perfecto?

— Solamente estoy cumpliendo con mi misión Yelena, demostrarle que también puedo llegar a ser romántica y cursi como cualquier otra.

Natasha entró en su habitación, pero su hermana se quedó en la puerta, negando con la cabeza.

—Más terca y no naces.

—¿Nos contarás cuál será la siguiente cita?—cuestionó María, apareciendo de repente junto a ellas.

Desde su regreso del Rockefeller, los Vengadores habían acosado a la pareja para que les contara acerca de su salida, pero se habían tenido que resignar con unas cuantas fotografías que los paparazis circulaban en revistas y redes sociales. No tenía ni idea de donde había salido su amiga, pero deseaba que pudiese enviarla directo y sin escalas a Timbuktú.

—¿Quién pregunta?—dijo Natasha—¿Tienes el nivel de acceso reglamentario para esa información, Hill?

—Tienes que contarle a alguien, para eso son las amigas.

—Tengo mis armas—se encogió de hombros—Ellas no hacen preguntas insolentes de cosas que no les incumben.

Detrás de ella se escucharon unas cuantas risitas, cortesía de Wanda y Yelena.

—¿Qué les sucede?—negó con la cabeza—No sé en que momento decidí que era buena idea que se conocieran.

—Realmente no lo decidiste, yo fui la que bendijo a todos con su presencia—anunció Yelena.

Natasha no fue la única que se comportó a la altura de las circunstancias; Steve tampoco cedió a las presiones de Bucky, Sam y Tony para contarle todo lo que había hecho con la Viuda Negra.

Es solo una misión, Romanoff. ¡Carajo! ¡Concéntrate!

La noche lucia perfecta para la ocasión; el cielo despejado mostraba un montón de estrellas brillar junto con la luna la cual destellaba sin cesar. Steve puntual y pulcramente vestido, bajó hasta el muelle y quedó boquiabierto al ver lo que esperaba ahí por ambos; un camino de velas que lo guiaron hasta el muelle donde una mesa para dos estaba servida y lista junto con una botella de champagne, metió sus manos a los bolsillos de su pantalón y se quedó observando el lago el cual era iluminado por la luz de la luna.

7 Citas de San ValentínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora