-Capitulo 15-

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Al día siguiente aquel niño despertó, no lo hizo como normalmente pasaba desde que había llegado a aquel morboso infierno; fue despertado por toques suaves, fríos y refrescantes, levantó con cuidado su cabeza observando a una mujer de mediana edad, la cual mantenía una mirada melancólica mientras que con cuidado limpiaba con cariño las heridas que habían quedado en la maltrecha piel del joven, no parecía percatarse de que el castaño había recuperado la conciencia. En cambio Dipper mantenía una mirada borrosa sobre la mujer tratando de distinguir si la había visto antes, o si de casualidad la conocía; no hubo resultados, simplemente era una mujer más de las varias que habitaban aquella inmensa mansión.

-Q-que haces..?- La mujer reaccionó con un pequeño salto, casi soltando aquel húmedo y frío pañuelo con el que limpiaba las cortadas -Oh! Cariño.. No hago nada más que limpiar estas feas cosas.. Pero dime mi niño, ¿Como te encuentras?- El la miro por unos cortos segundos, dejo caer su cabeza en el apoyabrazos del sofá -Mucho mejor.. Gracias- soltó de manera cansada pero aliviada, la mujer solo sonrió comprensiva y siguió en su trabajo, no era la primera vez, y no era la última, este tipo de criaturas solo eran un juego más para su amo, y ella, no le quedaba más que aliviar levemente el sufrimiento de aquellas desafortunadas cositas que contemplaba llegar, sufrir y morir.

Un suspiro cansado de escapó de los rosas labios femeninos, tiro nuevamente el pañuelo a la cubeta con agua y hielos levantándose manteniendo aquella cubeta entre sus manos, Dipper levantó la cabeza al sentir la ausencia de las delicadas manos femeninas en su maltrecha piel -¿Ya te vas?- La mujer lo miro con culpa y tristeza -Si- soltó como si la afirmación fuera parte de un suspiro culposo, sabía lo que le esperaba a aquel infante, tenía en claro cómo sería el resultado de aquella horrible combinación; pero, ella también conocía los resultados de tratar ayudar a esas pobres criaturas,ya sabía las torturas que la esperarían no solo a ella, a su familia por igual, sus bellos hijos que ve reflejados en los cansados y aterrados ojos de aquella criatura frente a ella, volvió a suspirar, agarró con fuerza aquella cubeta y se decidió a caminar hacia las escaleras.

-¡E-espera!- La desesperada vocecita la obligó a detener su paso calmado -¿V-volveré a verte?- La mujer suspira con pesadez pero mantiene una suave sonrisa llena de pena y empatía -Es preferible que no nos veamos seguido..- Retomo su caminar pero esta vez algo apresurado, no quería darle esperanzas de esperarla, porque ella solo vendría cuando el atravesara el mismísimo infierno.


Bill P.O.V

Las horas pasaban lentas y aburridas como siempre, el lado positivo de todo el desastre era por el trato que había echo con Phyronica, no me había molestado por lo que llevaba de mes, y eso lo agradecía, fui certero en aceptarlo ahora, puesto que el negocio estaba por esas malas rachas que toda compañía pasa, pero justo en este mes es cuando más necesito los ingresos, era estresante y agobiante, necesito  desestresarme y las criaturas comunes que formaban parte de mi colección ya no eran suficientes, los minotauros solo eran para torturas exquisitas, los elfos eran demasiado frágiles o muy aburridos, la hadas muy pequeñas, los centauros no eran la gran cosa y eran bastante parecidos a los minotauros, los Orcos masculinos igual, y las femeninas aún mucho más aburridas, necesito mucho más que eso. Y para satisfacerme estaban aquellas criaturas extrañas y costosas de conseguir, místicas y con muchos usos distintos, tanto dentro como fuera del goce, por ejemplo, los unicornios, no solo me satisfacían si no que también podía usar partes de su cuerpo para venderlos y esas partes podían sanarlo todo muy versátiles en todos los sentidos, un deleite a la vista..

Pero ahora mismo no podía usar a mi juguete favorito, puesto que me había sobrepasado anoche ¿en que estaba pensando? Lo quebré demasiado rápido, incluso tuve que mandar a la enfermera para que aunque sea el chico pudiera levantarse, si no quiero matar a ese niño tengo que usar mis otros juguetes..

Solté un suspiro lleno de mi frustración, aún no podía salir de la oficina, aún tenía montañas de papeleo que revisar le proporcione un fuerte golpe a la mesa y tome mi cara con ambas manos masajeando con la algo de rabia mi cien, pero para mi mala suerte mi "calma" fue rota por el llamado de mi puerta, juro que como sea Phyronica me encargaré de que se divierta con esos juguetitos que ella tiene..

-Pase- respondí al llamado con la poca paciencia que me quedaba, despegue la mirada de mi papeleo para observar a aquella enfermera que probablemnte habia salido del calabozo hace poco, suspire y termine de alzar mi cabeza hacia ella -Todo bien con el animal?- Pregunte algo curioso, ella asintio y coloco cuidadosamente sobre mi mesa unas cuantas fotos del cuerpo maltrecho del muchacho, no creo que entienda lo que esto repercuta en mis prensamientos y entrepierna, despues de ver brevemente las fotografias ella se dispuso a abrir su boca -Aun respira, a pesar de todo aun lo hace- el comentario me molesto un poco, pero tampoco lo voy a negar.. -Pero.. si usted quiere que dure, le recomiendo no usarlo por un tiempo..- solto lo ultimo en un tono bajo y algo timido, suspire con rabia a lo cual ella se encogio levemente sobre su lugar, me limite a asentir con la cabeza y darle una señal para retirarse a lo cual obedeció inmediatamente saliendo de mi despacho a pasos un tanto apresurados, suspire nuevamente y volví mi cabeza al trabajo...

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¿Que tal hermosas criaturas de la noche? E estado ocupado mucho tiempo, pero les prometo que trataré de actualizar más a menudo, además, estoy planeado editar el inicio del libro.. ¿O prefieren que quede así? Háganme saber criaturitas nocturnas~

Nos vemos en el próximo anochecer..~
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Actualización
28/1/22

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