Parte 9

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Era temprano en la mañana, un rubio miraba a través de un gran ventanal de cristal, apreciando el dulce y fino paisaje, mientras tomaba con calma de su taza de café. Tenía la cabeza a rebasar de problemas sobre el trabajo, que si bajas en las granjas, que si la calidad, que si asesinatos a sus hombres; cosas que lo estresaban mucho por su ridícula importancia. Debía hacer algo ya, pero no tenía ganas, simplemente no se sentía de ánimos quería descargar su ira con quien sea, y ya lo tenía por supuesto. Pero tendría que esperar; aún no podía, debía calmarse antes de explotar contra el cervatillo.

Dio un zapatazo al suelo, el cual hizo eco por todas las paredes, a los pocos segundos apareció una mujer algo mayor vestida de sirvienta por las grandes puertas, dio una reverencia como saludo y espero las órdenes de el rubio.-Llama a Pyronica, necesito que venga de inmediato ¿entendido?- dio una mirada a la sirviente, la cual solamente asintió y se retiró a pasos apresurados; después de algunos minutos, una mujer de pelo rosa apareció por las puertas usando unos mini-shorts y un pequeño top. Parecía algo desaliñada, pero eso no le quitaba lo hermosa.

-¿Que demonios quieres tan temprano Bill? Son las putas 8 de la mañana- dice acercándose al nombrado con notable enojo-Necesito que te encargues de algunas cosas junto a los chicos, nada fuera de lo normal- Dice el rubio dándole un sorbo a su tasa sin mirar a la chica a su lado-¿Que necesitas tuerto..?- el mayor da un suspiro y mira con indiferencia a la mujer a su lado-Bola8 se encargará de los asesinatos a mis hombres, Kryptos de mejorar la calidad de mis granjas y Hectorgon de las bajas, eso es todo, largo-

-Oh vamos Billsy~ no puedo hacer todo eso sin una recompensa..~-Dice la mujer apretando con sus brazos sus senos, intentando provocar a su jefe, lo que obviamente no consigue, si no, todo lo contrario, lo termino enojando-Pyronica, si no vas a ser útil, lárgate, y no me hagas matarte, sabes como odio tocar a las mujeres.-Dijo mirándola con cierta repulsión para luego dejarle su taza en las manos de la mujer y salir de ahí con las manos en la espalda.

-Vaya mujer más repulsiva, no tiene respeto por su jefe ni por ella misma, si no fuera tan útil, buff.. estoy demasiado alterado.- Dijo para si mismo caminado por los pasillos hacia la cocina, tenia alguien a quien alimentar.

-Buenos días señoritas, ¿tienen el desayuno de esa criatura que capture?- Las mujeres, en su mayoría jóvenes, asintieron y una de ellas trajo una bandeja con una ensalada bastante completa y un vaso de agua, al parecer, sabían muy bien que comían esas cosas.-Oh vaya, son un amor, muchísimas gracias, me retiro.- Dijo de manera educada para luego retirase, le agradaba hablar con sus cocineras. Luego de caminar con el plato en la mano por muchos lugares, se topó con la puerta que tanto buscaba, la puerta que tenía varios candados y cerraduras. Luego de unos minutos abriéndolos, los cerró luego de entrar y se dispuso a bajar las escaleras, las cuales no eran pocas.









Abajo se encontraba un pequeño chico, durmiendo plácidamente, se le notaba agotado y algo sucio, las cadenas seguían apretando sus muñecas las cuales probablemente estuvieran moreteadas, el acostumbraba a despertar temprano, pero esta vez, no podía, no quería despertar.

-Oh vaya, ¿sigue roncando? Tsk,que molesto.- dice para si mismo el rubio mirando con desagrado el pequeño cuerpo encogido del menor, para luego darle una patada en su costado "animal". En efecto de esto, el menor se despertó en seco soltando un pequeño grito y un poco de saliva, alterado, intenta levantarse sin éxito al recibir otra patada en su pata trasera haciendo que caiga en seco al suelo mirando a todos lados con horror, no había sido una pesadilla, de verdad estaba en ese horrible lugar, esperando a que lo torturaban con quien sabe que método repulsivo y retorcido, para el placer de este extraño loco.

-¿Q-que?-Dice el pequeño niño con la voz temblorosa y echo un puñado de nervios, solo dirigía su mirada a los zapatos del mayor, no tenía el suficiente valor como para levantar la mirada -Si me mirara alimaña, sabrías porque estoy aquí- Dice en un tono de fastidio el rubio sentándose en el sofá detrás de él, observando al pequeño, el cual no despegaba la mirada del suelo, su cuerpo tenso y tembloroso no hacía más que prenderle, sin embargo, era demasiado temprano, apenas eran las 9 y no quería desperdiciar un día en este juguete, tenía que encargarse de otros asuntos.

-Mira, no tengo intenciones de usarte ahora, solo son las nueve y tengo cosas que hacer- Menciona el de parche colocando el el tazón de ensalada entre sus piernas tomando uno de los cuernos aún en desarrollo del cervatillo y jalándole hasta el tazón de ensalada, el cual estaba peligrosamente cerca de su entrepierna. -Come.- Le dice el adulto al niño sin soltar su cuerno y en un tono de rabia.-Y-Yo... yo me tengo hambre..-Murmura el castaño entre leves sollozos y temblores, sentía que si ingería algo su lo expulsaría todo lo que llego a comer-Que? Tsk.. no te pregunte si querías.. rata con cuernos..- tomo la cabeza del menor y la hundió en el tazón a lo cual, el menos no le quedó de otra más que comer.

-¿ves? No era tan difícil tragarte este maldito pasto..- dijo con una notoria sonrisa falsa y se notaba como su voz estaba llena de asco y odio, estaba tan tentado a violarlo ahora mismo.. nada bueno podría salir de esta situación.

Presa FácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora