Un día a la vez

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Maca

Santiago - dic 2026

Ella cerró la puerta, y ese sonido en mis oídos hizo que los años a su lado se convirtieran en nada. Sólo llanto.

Estoy parada en la puerta de nuestra habitación que está completamente revuelta después de que Rubí sacara sus cosas que son muchas más que las mías.

La casa parece mirarme desde arriba y me hace sentir pequeña, como si yo fuese alguien que no tiene poder sobre su vida. Ella se fue y yo no puedo respirar.

Pierdo la noción del tiempo, lo peor es que solo me da vueltas la idea de que todo se acabó. No puedo dejar de pensar en no verla más, no besarla, no tocarla más. En su ausencia, su risa, sus ojitos mirándome en las mañanas sin querer levantarse, suplicando una caricia más, un beso más, un ratito más.
No sé  si puedo vivir sin eso.

La noche es una maldita tortura, no me he movido y me duele todo, no sé como describir con palabras el dolor interno que se hace físico, como decir que me duele hasta el el ultimo de mis rulos. Estoy cansada de llorar y tengo que hacer pausas, no porque quiero, mi cuerpo no aguanta, y vuelvo a llorar y así las horas pasan.

Siguen en mi cabeza muchas preguntas para entender en que momento nos fuimos a la mierda. No me acompañan mis pensamientos queriendo recordar, simplemente no lo hago. Quizás es un mecanismo de defensa para no seguir llorando.

La luz de la mañana golpea mi cara, me cuesta trabajo abrir los ojos, siento un dolor intenso en mis piernas, en mi brazo derecho. Me muevo un poco y veo a mi gata mirándome fijamente, estoy en suelo y creo que caí rendida en una pésima postura. Me levanto como puedo, cargando toda esta pena. Sin poder moverme me dirijo a darle comida a la Kida (una mezcla de Kim y Frida, solo podríamos tener una gata y se nos ocurrió ese nombre) que me está mirando.

Es un vacío tan grande este departamento sin ella, no lo puedo creer Rubí. Ahora me hago preguntas inútiles.

No me conformo, pienso que es cosa de tiempo pero sé que no puedo encontrar sentido a nada sin ella, creo que me voy a volver loca de extrañarla y solo han pasado un par de horas, no quiero imaginar cuando vayan pasando los días. Viene la angustia de nuevo y me lanzo en el sofá.

Quizás nunca estuvo preparada para aceptar nuestra relación frente a todos, por eso en la u nunca lo dijo y en el trabajo tampoco, quizás siempre fue eso y yo estaba tan enamorada que no me daba cuenta que ella necesitaba apoyo o tiempo, hay tantas preguntas en este momento.

Necesito que estés aquí mi amor, necesito tu ruido, que desordenes mi mundo, mi espacio mi trabajo y mi cuerpo, que no me dejes trabajar para llevarme a la cama, que no me dejes tener reuniones porque siempre dices algún garabato en voz alta y tengo que tener el dedo listo para silenciar, quiero tus celos exquisitos para comerte a besos y dejarte un poquito tranquila. Te quiero a ti entera mujer

Estoy en un lugar de mierda y no sé como salir de aquí. Pienso tantas hueas. Si ya te habrás despertado, ¿dónde dormiste? Ya saliste al trabajo, no creo que hayas tomado desayuno, ¿quién te hará los huevitos como te gustan y te va a preparar café justo para que lo tomes sin que esté frío? Quien te va a dar besitos en el cuello mientras revisas tu teléfono. Luego pienso que quizás solo eran detalles de felicidad para mí, solo era la rutina que yo quería pero nunca fue lo que ella quiso. Pasan las horas, no he visto mi teléfono, creo que dormí un poco en el sillón, cuando despierto sé que es real, me pregunto cuántas veces tendré que despertar a esta realidad hasta que me acostumbre a ella.

¡¿Qué hago?! - grito.

¿Qué hago sin ti? Todo me da vueltas y el llanto vuelve a desbordar mi cuerpo. Tocan el timbre y todo mi dolor desaparece, me levanto, sé que es ella.

Abro la puerta y exclamo - ¡Mi amor! ¡Sabía que volverías! - La desilusión es tan grande que caigo en los brazos de mi Jose, caigo y lloro, lloro y lloro como si no hubiese derramado lágrimas en toda la noche. Lloro porque la amo y sé que nunca la voy a dejar de amar, lloro por el tiempo, lloro porque no se quedó, lloro porque no voy a poder sentirla nunca más. No hay consuelo para mí, lo sé. Nunca fui una mujer emocional pero esto supera todo lo que puedo soportar.

Maquita entremos - La enana me guia hacia el interior del depa para sentarme en el sofá. Me siento con debilidad. La perdí enana - digo- Y lo peor es que por puras hueas y eso me destruye por dentro, por nuestro orgullo. Paso la manga de mi poleron por mis lágrimas y veo a la Jose venir con un pañito para pasarlo por mi cara con tanta dulzura. Pienso que sería de mi sin ella, siempre cuidándome. Parezco la hermana menor.

¿Quieres que me quede contigo esta noche Maquita? - me pregunta. No sé que responder, en el fondo siento ganas de llorar en cada rincón, no quiero sentirme bien, quiero dormir hasta que vuelva, hasta sentir como deja su bolso gigante y las llaves encima de lo que sea, y siempre me hablé al llegar sin importar si estoy leyendo, estudiando o viendo una peli, si tengo ganas de hablar o no. Cuando llega, sus pensamientos y su cuerpo me buscan por toda la casa como si hubiésemos estado separadas por años.

Dejo de lado mis pensamientos masoquistas y le digo a la Jose que se quede.

Ella me ducha con tanto cuidado, lava mi cuerpo destrozado de dolor, me seca y me acuesta con un pijama de la Rubí, el que estaba usando. Cuando lo tomó de la silla no quise decir que no, quise dejar que lo usara en mi para sentir su olor.

Me acurruco en la cama. La Jose recibe una pizza y me dan ganas de vomitar cuando siento el olor. No he comido desde ayer que fue cuando cenamos juntas y luego... No entiendo, sigo sin entender. Ayer me besó, hicimos el amor cuando llegué del trabajo y dos horas después mi mujer cerró la puerta. Me tomo la cabeza porque es mi peor enemigo, no me deja en paz y necesito descansar, necesito no pensar en ella, no pensar en sus ojos, en su voz, en el torbellino que provoca en mi vida, cada día por más de cuatro años. Si ella no vuelve solo tengo que aprender a vivir un día a la vez.

Antes de OlvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora