Cristal
Nos quedamos en silencio y esta vez era un ambiente que parecía un tanto perverso, nos resistíamos pero él alcohol nos condujo a su gusto.
Mis ojos cayeron en un lugar equivocado, o quizás fui yo la atrevida, muy atrevida.
Observé su entrepierna, ¡por todos los dioses! Esa cosa quería salir de allí y estaba muy alterado, y me llené de orgullo, sabía que yo lo había provocado mediante el beso.
Stephen me observó y yo desvié la mirada lo más rápido que pude, no quería que se enterara de lo que miraba.
Y claro, él rompió el silencio.
—Entonces... deja que sea yo quién cure tus heridas.— susurró atrapando mi mirada.
—Prefiero que sea el tiempo quién las cure.—respondí mirándole fijamente.
—No me ofendes.
—No fue mi intención tampoco.— me encogí de hombros.
Luego de unos minutos, volvió su mirada hacia mi.
—Es evidente ¿no?
—¿Qué?— le miré confundida.
—Que nos gustamos.
—Tú y yo...— señale la poca distancia entre nosotros.— somos dos ebrios que se han quedado sin combustible en medio de una carretera, nos dimos un beso y ya.— aclaré.
—Tú me gustas y lo sabes.
—Estás ebrio, mañana no recordarás, es típico.
—También es típico que los ebrios dicen la verdad, ¿o no?—una muy maliciosa sonrisa apareció en su rostros después de mi silencio, victoriosa también.
Ok, ganó. Aunque no abrí mi boca para admitir.
El motivo no lo supe, pero sí vi la clara perversidad en sus ojos y la manera en que mordía su labio inferior me dejó claro cosas oscuras tanto como la noche.
Un suspiro se escapó de mis labios cuando pasó su pulgar por mi rostro para apartar uno de mis rizos.
Este era un extraño, uno que tenia por nombre: Stephen, uno que también se había leído las escenas sexuales en mis historias, ¿cómo podía yo resistirme o hacerme la santa cuando ambos sabíamos lo contrario? Sabía bien que intentaba fingir ser respetuoso, cuando esa mirada maldita me prometía cosas demoníacas y yo predispuesta estaba.
Nos quedamos mirándonos uno al otro, nuestros pechos subían y bajan, y yo no sabía el porqué, ¿él si?
Entonces pensé:
El alcohol no siempre te hace caer en estado de agresividad y cosas raras como la gente quiere difamar la juventud, también provoca calentura, y este auto estaba envuelto en llamas.
El auto se sentía como una llama de fuego que hasta que no consumiese todo, no iba apagarse.
Y el primer paso lo dió el. Y no me quejé.
El estampó sus labios sobre los míos, nuestras lenguas danzaron y danzaron hasta que él se acomodó frente a mi y yo me cansé de que fuese solo un beso.
Sostuve su rostro y lo aparte de mí.
—Quiero que me beses de esa misma forma, pero acá.— abrí mis piernas y guié su cabeza hasta mi vagina.
¿Control? Na' Eso ya se había perdido.
Comencé a morder mi labio inferior con insistencia, este chico tan atractivo sí que sabía dar una rica mamada, y desprender una electricidad por todo mi cuerpo, una que jamás había sentido con mi estúpido ex novio. Le sostuve el cabello y lo mantuve besándome la vagina hasta que pude deshacerme por completo y quedar satisfecha con su boca en los labios de mi vagina.
ESTÁS LEYENDO
Cariño, esto no es amor [+18]
RomanceDespués de una ruptura, quise abrazar la soledad pero unos brazos me envolvieron antes, uno de lo que jamás me alejé. Fue producto de una noche, de unas risas provocadas por un chico cualquiera, alcohol o quizás... solo quizás alguna chispa de emoci...