Stephen.
Después del cansancio que ambos tuvimos, nos tiramos a dormir, sin ropa. Y sin duda algunas, en mi cama tenía una mujer digna de estar allí, bajo mis sábanas y colchas blancas.
Era inmensa su belleza e inteligencia, aunque también atractiva, con personalidad y mentalidad suficiente para alcanzar cualquier expectativa de un hombre, y cristal había superado las mías.
Decidí ir a la cocina y preparar desayuno. Preparé panqueques y un buen jugo de china, lo llevé a la cama y se lo extendí después de despertarla cuidadosamente, vi que sus cejas se alzaron levemente quizás sorprendida.
—¿Está bien esto?
—Oh, adoro comer panqueques en las mañanas, tú pareciste adivinar.— respondió y no pude evitar sonreír.— Espera... — hizo una pausa y entornó los ojos quizás incrédula.— ¿¡Te lo ha dicho Valeria!?
—¡Qué dices! Fue casualidad.— reí nueva vez y me acompañó también.
Yo también tomé parte de un panqueque y desayunamos en un silencio cómodo, poco habitual en nosotros, pero supongo que era parte de la adaptación que estaba por darse entre ambos.
—Voy a tomar una duchar, ¿me acompañas?— le propuse luego del desayuno.
Ella me observó unos instantes y sonrió de lado, —¿Solo una ducha?
—Claro. A menos que tú... no quieras ducharte.— aguante con todas mis fuerzas una risotada, y fallé al intentarlo.
—¿Me dices cochina?— fingió estar ofendida con la mano en el pecho.
—Oh, yo no he dicho eso.— mire a otro lado fingiendo buscar algo.
—Te acompaño.— cedió al final.
Salió de la cama, asi completamente desnuda y fue al espejo, al menos yo había considerado ponerme un bóxer, pero ella... ella estaba desnuda totalmente y me descubrí a mi mismo mordiendo mi labio inferior, es que no me lo aguantaba más verle así sin antes ponerla de todas formas para penetrarla bien fuerte, pero aparte dichos pensamientos, ahora estaba frente al espejo tejiendo en una cola su cabello.
Mis ojos rodaron todo su cuerpo en cuanto se dirigía hacia mi, su piel morena demasiada cuidada y depilada en las partes exactas, me atraían de una forma demoniaca, y la condenada se había enterado ya.
—¿Qué?— preguntó muy cerca de mi, trazando sus dedos y descendiendo por mi abdomen, tan lento que parecía una tortura dolorosa. —Si es una ducha no puedo llevar ropa.— dijo, deteniendo su mirada en mis labios y luego depositando un suave y tentador beso allí.
—Claro, lo sé.— respondí acariciando su mejilla.—¡Vamos!— la tomé de la mano y la guié hacia la bañera, una vez allí, giré el grifo y el agua caliente comenzó a caer sobre ambos.
—¿Por qué tan callada?
—No lo sé, esto... esto es raro.— respondió y se giró hacia mi y me miró a los ojos.
—Tú me gustas...— acaricié su mejilla y la hice mirarme nueva vez.— mucho.— ¿dudas o qué?
—Tengo miedo, Stephen.—Desvió la mirada de la mía, y noté que sí era cierto, tenía miedo.
—¿Miedo a que?
—A cómo vaya terminar.
—Mira...—la tomé suavemente por la barbilla buscando su mirada, hasta encontrarme con unos ojos lleno de miedo.— te pedí que fueras mi novia anoche, tú aceptaste y si te lo pedí es porque sé que voy a cuidarte, cristal y Porque eres a quien quiero a mi lado.—ella asintió y dejé un suave pero dulce beso en sus labios.— Voy hacerte feliz, verás que si.
Ella apoyó su cabeza en pecho, y nos quedamos buen rato bajo el agua, yo acariciando su cabello, como tratando de calmarle, sabía que aún había heridas, y estaba dispuesto a no lastimarla más.
—El miedo todo lo arruina. Pero si haces frente aquello que crees que podría terminar mal, ganas. Arriesgaste, no más.— le animé nueva vez.
—Gracias, Step.—levantó el rostro y me observó con una pequeña sonrisa.
Le devolví el mismo gesto. Ella tomó el jabón, y comenzó a frotarlo en mi pecho, hasta qué al bajar por mi abdomen, me miró juguetona y pícara, inmediatamente supe que quería.
—Oh, aún tienes el bóxer.— dijo, como si aquello le molestara.
—No es problema, ¿me ayuda a...
Antes de terminar la pregunta, cristal lo bajo rápidamente, sorprendiéndome. Mi polla quedó liberada frente a sus ojos, ella lo contempló unos segundos, yo llevé mis manos a mi cintura, quedé viéndole desde mi altura como masajeaba mi polla y mordía insistentemente su labio inferior.
—Oh! Fuck— gruñí cuando dejó de masajearlo con las manos a llevarlo al medio de sus tetas de un tamaño exacto para masturbarlo bien, comenzó a pasarlo por el medio y llegarlo a su boca, continuó con ese juego un rato, hasta que exploté en su boca y luego masajee mi polla dejando caer rastros del semen en sus tetas, y frotar sus pesos que estaban bien duros por lo excitante.
Sostuve a cristal por el pelo y la levanté, un poco rudo pero parecía excitarle un poco más, luego la giré poniéndola de espalda y cuando le sostuve firme por el cuello, comencé a moverme fuerte dentro de ella.
—Step... ¡Ah, si!— gritaba fuerte, mientras chocaba bien fuerte mi palma en su culo bien rico.
Apreté sus pechos y hundí mi boca en su cuello, hasta escuchar su agitación, hasta ver cómo un lever temblor nos recorrió a los dos, hasta sentir una leve descarga... hasta que ambos nos sentimos satisfecho con el sexo.
—Uff, ha sido salvaje, step.—cristal sonrió dejando escapar varios suspiros y respiro de agitación.
—El otro lado de Step.— fue esa mi respuesta, agitado por el duro sexo en la ducha.
Parecíamos dos anormales que acaban de hacer una locura y les había salido bien, o, más bien, dos ladrones que habían escapado luego de robar y no les habían descubierto, y fue la mejor sensación.
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Cariño, esto no es amor [+18]
Storie d'amoreDespués de una ruptura, quise abrazar la soledad pero unos brazos me envolvieron antes, uno de lo que jamás me alejé. Fue producto de una noche, de unas risas provocadas por un chico cualquiera, alcohol o quizás... solo quizás alguna chispa de emoci...