Nubes en el prado

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Tan lejana allá en las lluvias, donde el clima recorre la etérea piel. Donde la humedad te forma en cúmulos de agua hirviendo, de lágrimas nevadas y pétalos del pasado.

Grisáceos en su blancura, lejanas al firmamento, con tinta divina bordeando la cúpula. Me pregunto cuanta tortura he de pasar para seguir observando como decaes en el atardecer, como naces desde la tierra en las mañanas y alejas con tu beso de aire los labios del desamparado. Y apenas si las noto en el velo, horas siquiera sin percatarme de su existencia, y como un cofre bajo la arena apareces, girando entre las manecillas del reloj llamado tierra.

Si pudieras hablar, mi estela de niebla, mi nebulosa maleable; que separas las aguas en su vertical. No eres más que las sombras del sur brotando en fantasías indescriptibles. Quiebras mis murallas, aquellas aferradas a las suposiciones que llaman felicidad. Y me pregunto; cuántas mentiras deberé escuchar.

Siento mi corazón partirse en dos, ansiedad solitaria y un odio que sigue el pensamiento tras tu fragancia de flores. El rastro de frescura que permite averiguar como te formas. Siento los pies pender de un hilo y me pregunto y me pregunto y me pregunto...

¿Dependerá la alegría de una aureola de gris y blanco, de suave y hielo, de colores fríos que me propongo esclarecer y se apagan tras las palabras filosas? Dime que hacer, dime cómo dejar de adorar la imagen que flota invisible sobre la noche, que se cultiva emocionante entre la ventisca de las miradas.

Cuéntame el secreto de tus secretos,el cuento de tus cuentos y vuelve a sonreír para mí. Allá en lo alto combinadaal ocaso, aquella que naces en la cumbre. Canta para mí nube blanca y mía, todala noche y desaparece con ella. 

Cantos de un corazón fragmentadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora