Cap 29

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Un día en la escuela, Chris tenía agarrado a Hyunjin por los pelos.

Ese día Félix no había asistido a clases, estaba enfermo.

—¿Qué crees que haces? Escapándote de mi con este rubio de pecas.

—Déjame en paz, Chris —Hyunjin le agarró la mano como pudo, él seguía sin tener la fuerza de su novio— Yo a ti no te quiero —Le dijo manteniendo la calma, sin gritar, sin ser agresivo ni brusco— Tú no me haces feliz, me tratas mal, no me amas y yo no te pertenezco porque no soy un juguete, no soy un muñeco de trapo ni un saco de boxeo. Soy un ser humano, igual a ti, igual a todos.

—Tú eres mio.

—Y como ser humano —continuó el menor, ignorándolo —tengo derecho a decidir, a ser libre y a elegir qué quiero para mí vida. Al igual que todos, yo puedo deshacerme de ti, porque tú no puedes ejercer control sobre mi vida y mis decisiones.

—No sabes de lo que hablas...

—Te odio —le dijo empujándolo con toda la fuerza que pudo reunir en ese momento —Te odio tanto por hacerme daño, Chris. Tu vida no es buena y creo que nunca lo será.

Hyunjin se alejó de él lo más que pudo y volvió a su salón. Aquel día iba a sentarse al lado de Jungkook y le sorprendió mucho ver a su amigo sentado con la cabeza hacia abajo en el banco.

Tuvo la intención de acercarse, pero cuando Jungkook levantó la cabeza, Hyunjin vio que había estado llorando, que tenía unas ojeras grises debajo de los ojos, apenas se notaba, pero había un cambio en él.

.   .   .

Aquel día Jungkook pasó por su casa a buscar un mando para la play de Taehyung, porque al mayor se le había roto.

Cuando entró, su madre ni lo recibió.

Y había pasado más de una semana desde que él se había ido a convivir a la casa de Taehyung.

—¿Qué, ya vuelves aquí? —le preguntó su madre desde la cocina, mientras limpiaba la mesada embarrada de salsa de tomate y restos de masa de pizza.

Jungkook tuvo ganas de llorar ahí mismo.

Fue a su cuarto y agarró algunas otras cosas aparte del mando de la play. Cuando volvió hacia el comedor le dijo:

—Volveré otro día.

—¿Tan poco? —su madre terminó de limpiar y se puso a guardar las especias. El aroma de la casa estaba lleno de olores de masa horneada y queso al horno.

Una pizza que Jungkook no iba a probar, porque su madre nunca iba a cocinar para él.

Jungkook se dio la vuelta en la entrada, indignado.

La voz le tembló al hablar:

—¿"Tan poco"? ¿Te parece poco que yo me quede en otra casa por dos o tres semanas?

—Si.

Jungkook se sorbió la nariz. O seguía discutiendo lo obvio o se largaba de allí a esconderse, a hacerse bolita contra un rincón y aislarse del mundo.

—¿Acaso soy una basura para ti?

Su madre se giró para verlo de soslayo.

—¿Quieres que te diga la verdad? —ella se cruzó de brazos, esperando.

—Sí.

Ella esperó un segundo y habló.

—Sinceramente sí. Eres un pedazo de basura que tengo que mantener. Me molestas, Jungkook —Ella hablaba con calma pero su tono era rudo —Me molesta el solo hecho de que exisistas, porque yo nunca te deseé, nunca quise tenerte y mi propia madre me obligó a darte a luz.

—Pudiste haberte hecho un aborto.

—En mi época aquella intervención no era tan común ni tan segura como ahora. Tenia que pagar por uno y no tenía dinero. Te tuve porque me obligaron, tu padre me dejó tirada como a un perro y tuve que hacerme cargo de un bebé que yo no quería.

—Hubieras tenido relaciones sexuales con cuidado.

—Tú padre y yo utilizamos protección, pero se rompió y yo no me di cuenta de que estaba embarazada hasta después.

Jungkook suspiró.

—Aun así podrías quererme, un poco al menos.

Ella levantó una ceja.

—¿Por qué? Solo por ser tu madre no tengo la obligación de quererte. Tú ya lo sabes perfectamente, sabes que no te quiero porque yo no te deseé. Yo nunca quise ni necesité un hijo. No tengo porqué quererte.

—Todas las madres quieren a sus hijos. Incluso aquellas madres que no los deseaban, con el paso del tiempo los van queriendo.

Su madre soltó una risa cargada de burla.

—Pues bien por ellas. Yo no te voy a querer nunca y lo sabes, lo sabes muy bien.

—No es justo —a Jungkook se le resbalaban las lágrimas —Yo no soy problemático. No soy un chico que se porta mal. No bebo alcohol ni consumo drogas, casi no tengo amigos y siempre hago mis tareas, tengo buena calificación y no soy caprichoso.

—¿Y qué importa? ¿Crees que te voy a querer solo porque te comportes? Tu problema para siempre va a ser tu existencia, no te quiero, de verdad, no te quiero.

Jungkook se limpió las lágrimas.

—Entonces dame en adopción. Déjame en un orfanato.

—Por más que lo haga las personas no buscan adolescentes, buscan bebés o niños, tu ya estás grandecito.

Jungkook resopló.

—¿Ni siquiera te importa que esté llorando?

—No me importa. Ni tú ni tus lágrimas. Me da igual.

Jungkook se quedó procesando toda la charla. Su madre la dio por acabada y siguió con la comida mientras le sonaba el celular, una amiga la estaba llamando para charlar.

Jungkook se fue de allí, una vez más.

Después de todo, aquella casa no era su hogar.

Y nunca lo sería.

Sex and homework 🔞 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora