02. Hablemos de nosotros.

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Su celular se encendió con una notificación que ignoró, solo prestó atención a la fecha y hora en color blanco sobre su fondo de bloqueo, una simple foto color azul cobalto.

6:06 A.M.
Vie, 9 de sep.

Probablemente sería una futura fecha importante o tal vez un día del que se arrepentiría. Las asignaturas del día fue en lo último en lo que pensó. Buscó su mejor atuendo en ese desordenado armario. No era en lo absoluto como una cita, no sabía a que mierda se metía, con que clase de chico había hablado solo unas palabras por cuatro días seguidos. El dilema lo atrapó segundos antes de poder cubrirse su torso desnudo con esa camisa verde salvia planchada sobre la manta de su cama. ¿Debería presentarse al instituto? Podía caminar en la calle por 7 horas seguidas sin rumbo, aunque llegaría un momento en que estaría aburrido y tal vez algún conocido de su madre lo vería y saldría corriendo con la noticia, su madre se enojaría y tendría serios problemas con ella.

No quería eso.

Oh, no, no, no.

Tal vez, si fuera más discreto...

Decidió hacerlo, iría con Jake. No tendría porque tener una excusa, ChaeJin iría al trabajo y regresaría tarde, SungHoon no tenía porque volver después de las 5. Se puso la camisa y salió de la habitación con el cabello a medio hacer y la mochila en brazos.

Su madre aún no había despertado, preparó un par de huevos estrellados y los dejó en la sartén con una tapa encima. El frío de la sala, la casa sombría y los ruidos matutinos lo dejaban en completa paz, nadie más que él sobre las silla del comedor degustando una manzana mirando por la ventana que anteriormente había abierto. No se veía nadie pasar y los autos de los vecinos aún seguían en sus cocheras. ¿Era demasiado temprano o es que por ser viernes nadie tenía ánimo de trabajar? Al menos SungHoon se sentía así.

Perdió la noción del tiempo y cuando notó que se hacía tarde, salió corriendo con la mochila en brazos. Su vida no era una montaña rusa, al contrario, pensaba que iba en línea recta y atrapado en el patrón. Ahí estaba otra vez sobre la mesa más lejana de la pizarra tomando jugo de naranja y de un segundo a otro, estaba en la misma banca sentado esperando a Jake con la paleta de caramelo entre sus manos.

Pero no llegó.

¿Acaso era parte de su misterioso comportamiento el desaparecer de repente?

SungHoon ni siquiera se dio a la tarea de buscarlo, lo dejó pasar y siguió como de rutina, hasta que sonó el timbre de salida. Sus compañeros salieron, huyeron del aula e incluso la profesora salió antes que él. Cuando el último chico abandonó el salón, se levantó y sacó de su mochila un chicle de menta que rápidamente metió a su boca y comenzó mascar. De nuevo metió su mano a la mochila para buscar la loción de bolsillo que GooHyuk le regaló en año nuevo, pero en lugar de hallarla, encontró un singular caramelo. Jake se lo regaló el miércoles y aún no lo había probado, volvió a tirarla al bolso y siguió buscando su loción hasta encontrarla.

Salió del salón oliendo a primavera y caminó a la salida, quedaban pocos estudiantes y solo algunos profesores que charlaban sobre los pesares de su trabajo. SungHoon sintió como si estuviera por derretirse al pasar a un lado de ellos. Al estar lo suficientemente lejos de ellos, se detuvo en la cera y miró alrededor.

No estaba Jake.

Debía haberlo sospechado.

Sus lágrimas pretendían salir a su molestia. SungHoon quería convencerse a sí mismo que no esperaba en lo absoluto que Jake apareciera, pero era lo contrario. En serio tenía fe en esa amistad o lo que fuera que pasaría entre ellos.

Midnight 𝗠𝗶𝘀𝘁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora