Día 5: Ghosting || Hawksilver

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Bastante le advirtió su hermana de no involucrarse con alguien mayor que él. Vaya que le pesaría no haberle hecho caso.

A sus 24 años conoció el amor, un amor que juraría sería el verdadero. Con él, el dolor que muy dentro de su corazón guardaba se había desvanecido por completo. Podía afirmar con toda certeza que había conocido la verdadera felicidad, pero bien dicen que el amor es ciego.

Clint Barton, un empresario que con constancia viajaba de una ciudad a otra, había decidido quedarse en ese lugar solo por Pietro y desde allí administrar sus negocios. ¿Podía haber algo más perfecto? ¿Que alguien abandonase parte de su vida, para formar una con la persona a quien amaba?

—Clint— Habló un somnoliento peliblanco que, con su cabello totalmente desordenado, se sentó en la suave cama, quejándose solo un poco por el dolor en sus caderas. —¿Ya te vas?

El castaño terminó de colocarse su camisa, aunque sin abotonarla. Volvió a la cama y se sentó a un lado del menor, besando la frente de este con suavidad. Detalló el cuerpo ajeno, apreciando las marcas que portaba como si de una obra de arte se tratase, una hecha por él mismo.

—Hey niño— Su tono de voz era tan suave que de alguna forma endulzaba los oídos de Pietro, sin embargo, era un tono más triste que de costumbre —Solo van a ser tres días, como cada semana

El menor suspiró con resignación, ya era dos años en los que la situación era la misma, aunque decía ya haberse acostumbrado, no podía evitar entristecerse cuando Barton iba a las reuniones semanales; era agobiador cuando debía quedarse solo.

—¿Y si voy esta vez contigo?

Clint negó y sonrió. —No puedes faltar al trabajo— Se inclinó un poco hacia el contrario y encajó perfectamente su rostro en medio del cuello y hombro ajeno. —Además, las reuniones son tediosas. No quiero que te aburras— Inhaló un poco y lamió el cuello del menor. «Solo una más» Se dijo a sí mismo y abrió solo un poco su boca ajustando sus dientes en la suave piel del peliblanco, mordió solo un poco dejando una maraca más.

Pietro se estremeció ante la acción, amaba sentir cómo era marcado una y otra vez, eso le hacía sentir pertenecido, le hacía sentir que tenía un lugar al cual debía volver siempre y ese era Barton.

—¿P-puedo hacerlo también? — Deslizó su mano por el hombro del mayor, logrando bajar un poco la camisa y descubrir el cuello de este. Se disponía a imitar la acción, pero una mano en su boca lo detuvo.

—Mejor no... Puede verse con el traje— Quitó su mano de la boca de Pietro y luego le dio un corto beso para reconfortarlo. —Será en otro momento

Aunque no lo expresó, una pequeña molestia se encajó en su pecho, pues no era la primera vez que Clint se negaba a ese tipo de cosas, siempre sacaba una excusa cuando de alguna forma quería marcarlo.

Clint terminó de arreglarse mientras Pietro tomaba un baño, durante ese tiempo pensó y cuestionó lo que haría. Sería difícil, pero no podía permitirse arriesgar más. Había hecho una promesa y si colocaba las situaciones en una balanza, sabía hacia qué lado se inclinaría.

El peliblanco salió del baño con una toalla en su cintura. Se quedó unos segundos parado en el marco de la puerta contemplando cómo la espalda de su pareja era resaltada por el traje azul oscuro, el cuál delineaba con gran detalle la figura del contrario, excelente vista.

—Anciano— Lo llamó con una enorme sonrisa, mientras se acercaba para abrazarlo.

—Hey, solo tengo 36— Protestó recibiendo al chico entre brazos.

—Te voy a extrañar

«Yo también...» Algo muy dentro de su pecho dolía, mientras que por parte de Pietro un mal presentimiento lo invadía.

—Mocoso, no olvides jamás que te amo

Pietro ladeó su cabeza, de verdad que esa situación no comenzaba a gustarle.

—Parece que te despidieras del todo— Bromeó, pero con un atisbe de duda en sus palabras. ¿Y si lo hacía de verdad? Lo dudaba, a lo mejor solo estaba jugando como la mayoría de veces. Entonces, ¿Por qué ese mal presentimiento?

Hundió su nariz en los cabellos blanquecinos, inhalando el delicioso aroma que el menor desprendía. Disfrutó el tacto con la piel fría ajena y ante el silencio que entre ambos se formó, juraba poder oír los latidos del chico.

Dolía.

[...]

Subió al auto que lo llevaría al aeropuerto, dentro de este el conductor giró y su expresión denotaba algo de preocupación.

—Señor Barton.

—Lo haré... Está bien

[...]

Tras conocer el mismo cielo junto a Barton, a partir de aquel día, comenzó a conocer el infierno.

No solo pasaron los tres días, sino una semana entera. Barton nunca volvió a entablar comunicación con Pietro y esto lo preocupó hasta el punto de querer ir a la policía para reportarlo como desaparecido... Que ingenuo.

—"Tras largos años de trabajo, el Sr. Clint Barton volvió a la ciudad de New York junto a su familia para hacerse cargo de la sede principal en la ciudad, ya que heredera el cargo de su madre" —

Al oír ese nombre en el noticiero, sus ojos se abrieron como platos. ¿Era el mismo Clint Barton que conoció? ¿Su familia?. Tembló al verlo en la T.V junto a una mujer y dos pequeños niños. ¿Qué significaba eso?

Angstruary 2022  ||  MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora