Angstruary 2022 || Marvel

Día 11: Bullying || Spideypool

Escuchaba un agudo pitido que molestaba sus oídos, además de múltiples voces a su alrededor. Podía ver figuras borrosas acercarse y correr alrededor suyo. ¿Dónde estaba? ¿Por qué sentía su cuerpo tan pesado? ¿Por qué se oían gritos de angustia? Tenía muchas preguntas, pero al mismo tiempo tenía mucho sueño, tal vez si dormía solo un poco, al despertar sabría lo que ocurría.

[...]

—Wade... ¡Wade!

Oyó a lo lejos una voz que lo sacó de su profundo sueño. Pestañeó un poco tratando de acostumbrarse a la luz, cuando por fin pudo ver con claridad, se encontró con lo más hermoso que sus ojos podían apreciar; las facciones delicadas y varoniles del joven, el par de orbes chocolates y esa... esa ¿Cara enojada?

—¿¡Te viniste a dormir después del receso!?

Sonrió atontado y acarició la mejilla de Peter que estaba inclinado al frente suyo.

—Tenía la esperanza de que vinieras a darme las clases que perdí

—Siempre dices eso— Se sentó al lado del mayor y recostó su cabeza en el hombro de este. —Estás buscando que te saquen de la escuela.

—¿Qué? ¿No quieres que te deje en esta cárcel que llaman escuela? — Cuestionó burlón, tomando la mano del chico.

—Puedo sobrevivir en este lugar sin ti

—Y yo puedo vivir sin tacos— Agregó sarcástico, luego divagó un poco, cayendo en cuenta de algo. —Espera, aún están en clase, ¿qué haces aquí?

—Vine a darte las clases— Sonrió con picardía y se subió a horcajadas sobre Wade, tomándolo del rostro y pasando sus dedos por las suaves mejillas de este.

—¿Aquí en la terraza? — Deslizó sus manos hacia los glúteos del menor y los apretó sin mayor cuidado. —Oh, Baby boy, no pensé que serías tan atrevido

—Eso no, idiota— Con su pulgar acarició los labios del contrario y luego los unió a los suyos en un beso húmedo. Poco a poco subiendo el tono mientras uno exploraba la cavidad del otro, al tiempo que Peter comenzaba a mover sus caderas sobre la entrepierna de Wade, sacando un par de jadeos por parte de este.

—Quiero mostrarte algo, ven

Ambos se levantaron y Wade fue guiado por el chico que lo tomó de la mano. Tenía una sensación extraña, como si estuviera viviendo un déjà vu, llevó su mirada a su mano que se aferraba a la ajena y por unos segundos vio su piel arrugada, como si estuviera quemada; frunció el ceño y parpadeó seguido hasta que volvió a ver su piel normal... «De seguro los brownies ya comenzaron a hacerme efecto» Para cuando salió de sus pensamientos, estaban al frente de un barandal que daba una hermosa vista hacia un pequeño bosque de bambú que estaba cerca de la escuela.

—Ya lo había visto antes, ¿qué tiene de especial hoy? — Cuestionó, sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, se encontró al borde del muro, aferrándose al barandal detrás suyo. Su cuerpo inclinado hacia adelante amenazaba con caer por el precipicio en cualquier momento, solo era cuestión de soltarse. Oyó risas a sus espaldas por lo que giró un poco su cabeza y vio a Peter junto a varios de sus compañeros de clase; tenían expresiones de burla y murmuraban solo una frase: "Parece una pasa"

¿Pasa? Observó sus brazos y de nuevo se encontró con la anterior imagen, su piel arrugada y quemada, unos cuantos recuerdos pasaron por su cabeza, su accidente que sufrió años atrás y dejó su piel de esa manera.

Ante las burlas, sentía una gran opresión en su pecho y la necesidad de lanzarse al precipicio, todas las sensaciones que en un inicio lo llenaban de felicidad, ahora solo lo llenaban de angustia, miedo.

Poco a poco, sintió que perdía las fuerzas en sus brazos y sus piernas comenzaban a desfallecer, cuando menos cuenta se dio, estaba cayendo, pero en lugar esas sensaciones que poco antes tenía, se convirtieron en tranquilidad y dpaz.

[...]

Ahora lo sabía, lo que había ocurrido... Pero no, no había sido culpa de Peter, lo amaba a pesar de que el chico jugó con él y solo fue su pareja por una apuesta. Por eso hizo lo que hizo, aunque hubiera deseado que sus últimos momentos en esa terraza hubieran sido como ese sueño.

Ya había dormido suficiente, ¿por qué tenía esa sensación tan extraña? Aún sentía su cuerpo pesado, pero esta vez pudo levantarse, estaba en un lugar oscuro y solo una vela alumbraba sobre una mesa, se acercó a esta y encontró a un lado un recipiente con agua.

Lo observó unos segundos y una especie de remolino se formó hasta que una imagen apareció. Un chico castaño lloraba, pero no por desconsuelo, era más por medio.

"Y-yo no pensé que haría eso... Solo jugábamos una broma"

Sonrió al reconocer que era el niño Parker, no lo odiaba por lo que le hizo, después de todo, ¿quién se enamoraría de una pasa arrugada?, solo no pensó que el chico se uniría al grupo de estudiantes que se burlaban de su apariencia... Creyó en él al estar sumergido en su agobiadora vida de estudiante acosado, creyó que Peter era diferente y que de verdad lo aceptaba tal y como era.

Un nuevo remolino se hizo en el agua y otra imagen apareció.

"No pensamos que se suicidaría, s-solo era un juego de adolescentes"

Un grupo de chicos estaban sentados en lo que parecía ser una comisaría, los reconoció, eran los que lo acosaban en la escuela, pero ¿por qué hablaban de suicidio?

La imagen cambió de nuevo y en esta ocasión se vio a si mismo aferrado a aquel barandal, su expresión seria dejaba ver lo decidido que estaba de lo que iba a hacer.

Lo recordó, en ese momento acababa de ser humillado en el salón de clases por el mismísimo Peter Parker al admitir que solo fue su novio por una apuesta, eso lo había dejado devastado y fue por ello que escapó a la terraza, siendo allí que tomó la decisión de lanzarse desde lo alto del lugar.

Entonces, ¿había muerto?

—¡Mamá coco! — Gritó con diversión, oyendo un eco que se perdió con el pasar de los segundos. —Vine a visitarte porque tal vez tú si me aceptarías como la pasita que soy— Dijo con una sonrisa triste a medida que su voz se quebraba. —Cuando salté de allí... Creí que vendría a un lugar mejor— Tiró el recipiente con agua al suelo y bajó su cabeza mientras un par de lágrimas descendían de sus ojos. Ese silencio, esa soledad, era peor que todas esas burlas que oía en su escuela.

Al final de cuentas, vivo o muerto, seguiría solo, con un gran vacío existencial al no encajar en ninguna parte.