Por ella

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-Solo quédate aquí un momento, Akane-mientras la abrazaba sosteniendola contra su pecho, Ranma cerró los ojos y suspiró cansado.

La chica se removió inquieta entre sus brazos los primeros segundos pero poco a poco empezó a calmarse y permaneció allí, callada y jugando torpemente con el primer botón de su camisa.

-Qué estás haciendo aquí, a esta hora Ranma?-preguntó de repente Akane.

[Te extrañé tanto que no pude dormir ni un minuto, boba, además estaba celoso de que Ryoga estuviera aquí y también molesto porque otra vez desconfiaste de mí, me golpeaste y me hechaste como a un perro, marimacho!]-pensó él pero no dijo nada por que si lo hacía entonces todo empeoraría aún más.

-Ranma-insistió ella.

-Regresé para hablar contigo.

-De qué?

-Yo no se los dije.

-Por favor, no sigas con eso-respondió molesta intentando separarse de él- como si no te conociera. Se los dijiste, admítelo.

Ranma la sujeto con más fuerza, impidiendo su escape.

-Obviamente no me conoces si les crees cada cosa que ellas te dicen. O más bien prefieres creerles a ellas antes que a mí por qué eres una cobarde.-sugirió en su oído.

Akane suspiró pesadamente y el aire cálido golpeó en su cuello, como si no fuera suficientemente malo para él estar a solas con su prometida en la habitación y ella apenas cubierta por la diminuta toalla amarilla que en sueños tantas veces le había quitado para...

-Cómo esperas que te crea si las tres aparecen aquí muy enteradas de tu dichoso remedio!.-Ella levantó el rostro para mirarlo a los ojos interrumpiendo sus pensamientos.

-Pero yo no les dije!.-respondió él irritado por la terquedad de la chica.

-Entonces quién, según tú, les dijo o cómo es que se enteraron?!.

-Eso...-empezó a explicar-...pues eso yo...no lo sé, si, no tengo idea, sabes que todas están locas-murmuró un poco distraído por el rostro y cuerpo de Akane.

-Eres un mentiroso-su prometida aprovechó su descuido y se liberó de su abrazo alejándose de él.

La estrecha cama pareció entonces tener las dimensiones de una cancha de fútbol.

Akane, sosteniendo la tela amarilla contra su cuerpo, buscó algo de ropa en el clóset mientras él se incorporaba para sentarse en el borde de la cama.

-Vas a quedarte mirando mientras me visto, degenerado?-habló de pronto y sin voltear a verlo desde donde estaba.

[Por qué querría ver yo a una gorda fea y pechos planos como tú?]-quiso defenderse pero otra vez se quedó callado.

-Ya no estoy mirando-respondió cubriendo sus ojos con la mano derecha.

-Estas de broma, date la vuelta al menos!-gritó ella.

-Cielos- Ranma volvió a recostarse esta vez de espaldas a la chica- No es como si ya no te hubiera visto desnuda antes- siguió diciendo más para él que para que ella lo escuchara pero el agudo oído de Akane nunca le fallaba y por supuesto un pesado libro aterrizó en su cabeza.

-Por Dios Akane, solo estaba bromeando!-se quejó volteando hacia ella.

-Ranma, eres un pervertido!.
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-Akane, podemos hablar un momento?-pidió tímidamente Ryoga.

La chica detuvo su entrenamiento y secó con su antebrazo el sudor de su frente.

-Claro Ryoga, dime qué necesitas?

-Yo, pues es que yo...

-Está todo bien, te sucede algo Ryoga?

-Si, bueno, verás Akane es que yo...tengo un problema y me gustaría...me gustaría que tú pudieras ayudarme.

-Claro, solo dime cómo y con gusto lo haré-respondió ella sonriendo mientras secaba el sudor de su cuerpo con una toalla blanca.

-De verdad? Vas a ayudarme?

-Claro-volvió a decir la chica acomodando los bloques quebrados en una esquina-de qué se trata?

-Akane yo tengo algo muy importante que confesarte, algo que ahora que has decido alejarte para siempre de Ranma siento que debo decirte.

Akane bajó la mirada. El momento que tanto había temido había llegado. Ryoga estaba indudablemente confesandole su amor por ella.

-No lo digas, por favor-pidió levantando ambas manos pero él se negó a escucharla y continuó hablando.

-Akane, para mí tú siempre serás la única, por favor acéptame- insistió el chico arrinconandola sin escapatoria.

-No hagas esto, Ryoga.-dijo deteniéndolo con sus manos apoyadas en su pecho.

Pero para él, con la fuerza que tenía, aquella débil acción de poco o nada servía y sin que ella pudiera evitarlo la había besado.

Para Akane ese beso, o intento de beso más bien, había sido lo más incómodo del mundo, como si él hermano que nunca tuvo la hubiese besado. No supo como reaccionar y se quedó allí, sin ser capaz de mover ni un solo dedo en su defensa.

Pero para Ryoga significaba la recompensa de su amor silente.

Aunque no fue un beso correspondido para él era más que suficiente, al menos por ahora. Quizás luego podría intentarlo nuevamente.

Además Akane no lo había golpeado para separarlo de ella, como de hecho había pasado cuando Ranma la besó en aquel parque.

Y eso, eso era bueno, verdad?

Después de separarse, ella solo lo miró con sus hermosos ojos cafés mientras él se ponía de todos los colores posibles y ante la insertidumbre de aquel silencio escapó como el cobarde que era siempre que estaba con ella.

Bueno, de todas formas ya la había besado y ahora todo sería diferente para él. Para ellos dos.

Rápidamente encontró en el estanque del hogar Tendo una fuente de agua y sin pensarlo dos veces se dejó caer en ella, ansioso por descubrir cuanto tiempo duraba el efecto en él.

Ya que él no tenía reloj contó mentalmente el tiempo.

1

2

3

Solo tres segundos y su cuerpo masculino había cambiado a su forma maldita.

-Ryoga, espera un momento!-escuchó la voz de Akane acercarse y aterrado escapó de aquel sitio.

Por qué?

Por qué él no había tardado más en transformarse como el desgraciado de Ranma?

Apenas tres segundos.

Eso no era justo.

Quizás debía intentarlo un poco más. Probablemente se trataba de eso.

Tal vez él no lo había hecho de la forma correcta!

Cielos, tal vez hacia falta un poco más de...

-Cuik, cuik!-exclamó mientras deambulaba por las calles de Nerima.

Porque él seguía en Nerima, verdad?

-Cuik-suspiró derrotado.

Sería mejor buscar agua caliente decidió mientras seguía caminando e intentando orientarse.


Ranma vuelve a ser un hombre?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora