𝙑𝙤𝙡𝙫𝙚𝙧 ᵃ 𝙚𝙣𝙖𝙢𝙤𝙧𝙖𝙧𝙩𝙚

𝙑𝙚𝙞𝙣𝙩𝙚

Maddison

-Nos pueden ver -murmure jadeante-.

-Y quien se metería a la oficina del jefe sin antes tocar? -pregunto retórico y volvio a besarme-.

Sus caricias en mis labios eran diferentes, se movían lentos sobre los míos causando una deliciosa sensación.

Causaba un efecto en mi, que me hacia suplicar por no separarnos... poseía aquel don de hipnotizantarme con sus caricias.

A inicio de todo, me era imposible no compararlo con mi ex marido, hasta que mi amiga Ruby me hizo caer en cuenta sobre lo injusta que estaba siendo.

Nos separamos y nuestras frentes quedaron unidas, tratábamos de regular nuestras respiraciones.

-¿Entonces si aceptas mi invitación? -pregunto con una sonrisa ladina-.

-Mis padres no se encuentran en la ciudad, no tengo con quien dejar a Nicky -conte tratando de convencerlo-.

-Linda eso no es problema, podemos llevarlo con nosotros a cenar -me tomo entre sus brazos y beso mi cabeza- no me molesta en absoluto.

-No me gustaria que mi hijo haga un comentario fuera de lugar y te incomode -susurre apenada-.

-Lo entenderé, se que es difícil ver a su madre con otro hombre pero... -suspiro dramatico- el debe aceptar que tu reiciste tu vida.

No tenia respuesta para aquel comentario, así que solo tome delicadamente sus mejillas y volví a besarle.

Nick Nelson, mi pareja... un guapo pelirrojo, de alta estatura y fina estampa, su rostro adornado de manchas rojas, aquellos ojos azules hipnotizantes que dejaban sin aliento y sus delgados labios... Dios.

Era un hombre demasiado atractivo.

Lo conocí desde que comencé a trabajar en la empresa de mi familia, tiene uno de los mejores puestos y es muy bueno en su trabajo.

Llevamos saliendo 1 año pero el siempre me ha pretendido, jamás se canso de implorarme una oportunidad.

Al principio me costó aceptar que lo amaba, me negaba a entregar mi corazón a otro hombre que no fuera Aidan pero... cuando nuestros labios tuvieron contacto por primera vez pude darme cuenta lo perdidamente enamorada que estaba de Nick Nelson.

Aidan

Nueve años tuve la dicha de disfrutar una vida de gozo, una vida fácil y nada complicada. 

Sin preocupaciones, donde el único protagonista era yo y nadie más.

Los días eran cansados, mi empresa tuvo mucho éxito y creció rápido, el dinero no me fue problema y a mi corta edad cuento con el efectivo suficiente para vivir cómodamente los días que me restan de vida, sin trabajar o invertir.

La compañía femenina por las noches nunca podía faltar y no era por una adicción al sexo o algo por el estilo... era porque no me gustaba la soledad de mi habitación.

Mi gran y costoso colchón me hacia recordar la adolescencia junto con mi novia y ex esposa Maddison.

El olor que desprenden mis sábanas hacia desear a mis fosas nasales el olor de mi antigua casa compartida y no es que tuvieran mal olor solo que... están no me daban paz y tranquilidad.

Por mas que busqué jamás pude ni podré encontrar a una persona igual que ella...

Maddison, ¿que hechizo me hiciste? que tu recuerdo no sale de mi cabeza.

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Hola bellas

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