𝙏𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙪𝙣𝙤

2.4K 155 7
                                    


Buscaba discretamente con la mirada señales de su padre, cuando a los lejos una camioneta gris último modelo se estacionó frente a la cera del colegio.

Reconoció aquel automóvil, sabía que Aidan había llegado por el.

-Nos vemos chicos, llegaron por mi -se despidió de sus amigos con un apreton de manos para caminar hacia donde Aidan-.

Caminaba sosteniendo el listón de su morral y una gran sonrisa en el rostro. Al fin había decidido darle una oportunidad a su padre para enmendar los errores del pasado.

Pues al final de cuentas entendió que ambos estaban en busca del mismo objetivo, que era recuperar su felicidad.

Recuperarse a ellos mismos.

Un coche blanco aperlado se estaciono detrás de la camioneta de Aidan sin que ninguno de los dos ojiverdes se percatarsen de aquello.

Nicky sin prestar atención a la llegada de aquel significativo automóvil subió con una sonrisa a la camioneta gris en el lado del copiloto, dejando a una Maddison confundida y preocupada quien lo miraba expectante desde su coche blanco aperlado.

La camioneta emprendió su viaje y Maddison decidió ir detrás de ellos, quería una explicación del por qué su hijo se montaba en autos de desconocidos.

-¿Que tal la escuela? -pregunto Aidan sin dejar de ver el camino-.

-Fue de lo mejor -contó con alegría y emoción-.

-¿Qué te tiene tan animado? -volvio a preguntar con una sonrisa-.

-Contexto en la escuela hay una banda, ellos tocan en pequeños restaurantes y cafeterías, de hecho el año pasado tocaron en el festival de primavera y se puede decir que comenzaron a ser reconocidos -comenzo a explicar tratando de ser lo más claro posible-.

-Prosigue, te escucho -hablo su padre con interés, pues deseaba saber que tenía a su hijo tan feliz-.

-Hice una audición para entrar a la banca pero no tenia muchas esperanzas hasta que hoy los chicos se me acercaron y dijeron que iba a estar aprueba -termino con una mueca de disgusto, esto lo noto Aidan quien enseguida trato de corregir las cosas-.

-Pero ya es un gran avance, digo, cuantos chicos no quisieran tu lugar... aparte tienes muchas probabilidades de quedar -dio ánimos-.

-Y ¿como lo dices tan seguro? si nunca me has escuchado tocar ni cantar.

-Se que eres un bueno en todo lo que haces, desde pequeño te encanto la música.

El ojiverde menor sonrio levemente, escuchar como su padre tenía recuerdos de él alegraba su corazón.

Llegaron al lugar más famoso de aquel barrio antiguo pero muy reconocido, es visitado por todos los turistas y jóvenes de la ciudad.

"La casa de la abuela", una cafetería con estilo vintaje, decorado con grandes pinturas de arte abstracto, libros, tapizado mate y floreado, aquel sitio era fascinante.

-Dicen que aquí venden una bebida de limón y menta pero con grumos de hielo, agua mineral y sabe deliciosa -comento Aidan buscando la bebida en el menu-.

-Suena rico, espero y traigan pronto la comida, muero de hambre -murmuro mirando el lugar-.

La puerta del lugar se abrió y la campanilla hizo su peculiar ruido llamando la atención del joven ojiverde.

Su mente y cuerpo se desconectaron al ver a su madre entrando al restaurante, su cara era de ira pura y caminaba decidida hacia ellos.

-Aidan -susurro Nicky tratando de llamar su atención y advertirle sobre la llegada de Maddison-.

-¡¡Como te atreves a llevarte a mi hijo!! -exclamo llamando la atención de todos en el lugar, en especial la de Aidan que enseguida la miro y quedo estupefacto al verla-.

Ella lo miraba con odio, podría jurar que sus manos temblaban al igual que sus piernas.

En ese momento los sentidos de Aidan se esfumaron, ver a su amor de nuevo le causaba mil sensación.











_________________________________________

No olviden comentar

Este capítulo es especial para Hola_soy_Marinette gracias por todo tu apoyo amiga.

Te quiero💗

Bye

𝙑𝙤𝙡𝙫𝙚𝙧 ᵃ 𝙚𝙣𝙖𝙢𝙤𝙧𝙖𝙧𝙩𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora