—¡Tienen que buscar a mi amigo! —exclamaba el rubio con desesperación. —Él, salió de trabajar y no volvió a hablarme.
—Seguro está bien muchacho. —volvía a decir el oficial con cansancio.
Taehyun no estuvo tranquilo al no saber nada de su amigo por horas, lo buscó en su casa, en el trabajo y nada. Así que optó por ir a una estación de policías, pero fue un completo desperdicio.
—No lo entiende, mi amigo siempre contesta, además, habíamos quedado de vernos en una fiesta y no llegó. —explicó como por tercera vez.
—Cuando cumpla 72 horas de desaparecido ven a vernos.
Eran unos inútiles, Kang iba a pensar eso siempre.
Y cuando aquellas 72 horas llegaron, Choi Soobin jamás apareció y su caso fue a parar a detectives que solo colocaron su expediente entre varios más.
Fácilmente podía meterse entre el historial de la pizzería para saber cuál había sido la última entrega de Soobin, pero cuando lo hizo, no encontró nada. Habían sido borrados.
Iba a volverse loco, tenía de quiénes sospechar pero no podía simplemente culparlos sin tener pruebas.
Los mensajes a su teléfono siguieron llegando aquel 30 de octubre y durante la madrugada del 31 pero después estos ya no podían ser recibidos.
¿Dónde se supone que se encontraba su mejor amigo? Con quien había prometido salir de ese maldito lugar y a quien había defendido de personas que le hacían daño.
Soobin siempre fue muy noble, aparentemente, también tímido pero una vez que lo conoció mejor, él era una persona risueña y divertida que se preocupaba por cualquiera... Y en verdad creyó que su amistad duraría años.
Cuando solo duró unos meses y ya no volvió a saber de él nunca más.
Por otra parte, Hyori no comprendería jamás cómo alguien que conoció de forma espontánea tenía más traumas que ella misma. Ni cómo podía éste ser más demente.
Aunque Choi Soobin no era en verdad alguien malo, solo tuvo un pasado tan trágico que lo dejó tan mal como para tener que tomar pastillas porque adquirió esquizofrenia.
O algo así, no sabría jamás exactamente qué tan enfermo estaba Soobin, pero para imaginar escenarios en tu cabeza o ver a una persona como si fuese tu madre, tenía que ser algo realmente serio.
Que lástima que Soobin corriera con tan mala suerte.
Justo cuando había encajado el cuchillo en Hyori, comenzó a ver otras cosas; tirar a su madre por las escaleras —quien, prácticamente ya estaba muerta por lo que, solo veía a la nada porque ésta no estaba ahí—, torturarla y creer que ya todo su infierno había acabado.
Pero no fue así.
Cuando Park se dió cuenta que el chico hacía cosas tan irrazonables, pensó en lo divertido que sería seguirlo observando hablar y creer que estaba enfrentando a su madre imaginaria y le ayudó un poco a salir de la casa. Colocó las llaves en un lugar que pudiera encontrar fácilmente y solo esperó.
Entró al auto donde Soobin iba a escapar y vio como tan ingenuo, salía del lugar y se subía al auto estando aliviado.
Le daba un poco de pena acabar con él de esa forma, quería un mejor final para Soobin pero ya no había demasiado tiempo, por lo que decidió que un corte en la garganta bastaría.
Pensando en lo larga que había sido esa noche de halloween, esbozó una pequeña sonrisa mientras encendía aquel pequeño foco de luz en la vitrina que contenía una camisa y una gorra de un repartidor de pizzas.
Abajo, estaba esa pequeña placa con aquel nombre en ella.
«Choi SooBin»
Mal para él, se prometió no acabar siendo un adorno más de Hyori y no lo cumplió, porque ahora era parte de su linda colección de chicos.
Se mofaba de lo incompetentes que eran las autoridades y lo fácil que podía ocultar cada crimen que cometía, aunque, no era realmente un crimen.
Todos esos chicos eran muy lindos y Hyori se enamoraba de ellos, quería tenerlos cerca de ella y lo conseguía.
Pero sin duda alguna, Choi Soobin sería su favorito.
Saliendo de sus pensamientos cuando estos fueron interrumpidos por el sonido del timbre de la casa, se levantó de aquella silla donde estaba tomando una tasa de té observando sus amadas vitrinas y caminó hacia la puerta de entrada.
Si bien, Soobin fue su preferido de entre todos sus chicos, no iba a estar demasiado feliz de no haberse divertido tanto con él.
Quisiera retroceder en el tiempo para poder jugar mejor.
Tomó el picaporte dorado de la puerta y la abrió, ese característico rechinido se escuchó y se dijo que debía arreglarlo el próximo fin de semana.
Cuando observó a la persona afuera de su casa, esbozó una sonrisa alegre.
Metro ochenta y tanto, cabello castaño oscuro y particularmente lindo.
Él sería su próximo error.
—Buenas noches, uh, vengo a hacer una entrega. —el chico sonrió levemente.
Cautivada, habló.
—¿Cuál es tu nombre? —el más alto, la miró un tanto desconcertado, sin embargo, la sonrisa coqueta de la chica y lo linda que era le hicieron atreverse a responder.
—Choi Yeonjun.
Bingo.
☆★
omg, si la acabé jajdj
no sé, es la primera vez que hago una historia corta pero creo que es menos pesado así y no me estresé en ningún momento kekej
muchísimas gracias por haber leído y votado, lo agradezco d veras <3
y espero que sí les haya gustado<3
ahora que acabé con peek a boo, el próximo fic con este tipo de trama será el de beomgyu ya q tengo pensado hacer como una saga (? JAKDJ con todo tubatu
y bno, es todo, d nuevo gracias x haber leído este fic re malo JAKDK
︎ִֶָ ̽𖧧
ESTÁS LEYENDO
や 𝗣𝗲𝗲𝗸 𝗔 𝗕𝗼𝗼 𖥨
Fanfic𓂃tal vez, Soobin nunca debió ir a esa casa a entregar aquel pedido de pizza. ︎ ☆★ ҂contenido sensible, trastornos, asesinatos, etc. ҂no copias/adaptaciones.