Dos

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- Oh Dios mío - Exclamó Eduardo escuchando el llanto de un bebé.

- ¿De dónde es?

Los dos comenzaron a buscar, pero no daban de dónde provenía exactamente el sonido.

- Creo que es por aquí - Dijo Diego comenzando a caminar.

Diego comenzó a levantar cosas, quitó un asiento que estaba volteado y con su linterna alumbró al pequeño que no dejaba de llorar, el bebé no tendría más de 2 meses, su cabello era rubio y aparentemente no estaba herido. Diego le entregó la linterna a Eduardo y con mucho cuidado cargó al niño observando si tenía alguna herida.

- ¿Está herido? - Preguntó Eduardo preocupado.

- Creo que no, hay que sacarlo, está muy sucio.

Diego buscó alguna pañalera ó algo, seguramente tenía mucha hambre y su pañal estaba demasiado sucio, cuándo la encontró, la cogió y salieron del avión.

- ¿Es un bebé? - Preguntó Emilio.

- Oh dios mío, ¿Está bien? - Preguntó Joaquín.

- Sí, voy a mirarlo mejor - Dijo Diego acostando al bebé en sus piernas.

Diego lo revisó, estaba bien aparentemente, sacó de la pañalera un biberón y se lo dió al pequeño que dejó de llorar y comenzó a comer, vió que la mayoría de las cosas tenían el nombre de Eric.

- Eduardo, quizás la venda esté muy apretada - Dijo Joaquín sintiendo el dolor en su pierna - ¿Puedes soltarla, por favor?

Eduardo se acercó y le pidió a Emilio que sostuviera la linterna mientras revisaba la pierna de Joaquín, soltó la venda por completo y pudo ver mucho mejor la herida.

- Voy a curarla y seguramente vá a doler, Emilio distráelo.

- Uhm, ¿Ok?

Eduardo comenzó a aplicar alcohol alrededor de la herida de Joaquín limpiándola y el castaño dió un gemido de dolor, Emilio pensó en varias maneras de distraer a Joaquín, pero tenía que ser rápido y no tenía muchas opciones, así que puso su mano en la nuca del castaño y unió sus labios, los chicos lo miraron sorprendidos y Joaquín dió un gemido sorprendido al sentir los labios ajenos sobre los suyos.

Emilio comenzó a mover sus labios contra los de Joaquín, el castaño soltó una risa antes de corresponder al beso y llevar sus manos hasta la camisa del rizado para apretarla cuándo el dolor y ardor era demasiado.

- Listo - Dijo Eduardo quitando sus manos y metiendo en una bolsita los algodones manchados - Listo - Repitió al ver que Emilio y Joaquín no dejaban de besarse - ¡¡Listo!!

Emilio y Joaquín se separaron.

- Buena manera de distraerlo, Emilio - Dijo Eduardo riendo.

- No se me ocurrió nada más, lo siento.

- Duele mucho menos, gracias Eduardo, gracias Emilio.

Todos estaban cansados, todos tenían sueño, todos tenían hambre, todos estaban adoloridos, todos querían salir de allí y no sabían cuánto tiempo pasaría hasta que los encontraran.

- Voy a buscar mantas y cosas que nos sirvan para ésta noche, Nikolás, ¿Me acompañas? - Preguntó Eduardo al ver que Emilio estaba ocupado hablando con Joaquín, Joaquín estaba adolorido, Diego estaba alimentando a Eric y Sebastián estaba quedándose dormido en el hombro del ojiazul.

Nikolás pasó saliva en seco, ¿Volver a entrar?

- Perdón no, no, mejor no - Dijo recordando lo sensible que estaba Nikolás - ¿Emilio?

Oportunidad // Adaptación Emiliaco Donde viven las historias. Descúbrelo ahora