29 [EDITADO]

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Le abofeteo con toda la fuerza que puedo; ambas de sus mejillas están completamente rojas por la cantidad de veces y la fuerza que he utilizado en gastarla.

—Puedes gastarte las manos en golpearme, nena —susurra con cansancio en la voz—. Si quieres sacarme algo deberás follar conmigo —suelto una carcajada repleta de burla.

—Ni loca vuelvo a acostarme contigo, Jacob —hablo entre dientes.

—Sé que aún me deseas y te refugias bajo las sábanas de Bruno —en ese momento le doy un puñetazo que rompe su labio.

—Él me dió todo lo que tú no lograste, Jacob —ríe y me observa.

Tiene un ojo morado, ambas mejillas rojas y el labio inferior partido.

—¿Acaso si te enamoraste de él? —no respondo—. ¿Lo amas? —enarca una de sus cejas.

—No debo dar ninguna explicación sobre mi vida amorosa y mucho menos a ti, imbécil —gruño y con mi pie piso su entrepierna provocando que suelte un fuerte quejido.

Me observa con odio a la vez que aprieta su mandíbula.

—Yo a ti te amé, Kylie —niego mientras que río—. No me crees, ¿verdad? —le dedico una sonrisa falsa.

—¿Tú qué crees? —me acerco a su rostro—. No pienso caer en ninguna de tus mentiras —susurro.

—Que mal haces en no creer en mi palabra, nena —niega.

—Pues la verdad, me parece que hago muy bien —asiento mientras que aprieto mis labios.

Saco la navaja que llevaba escondida en una de mis botas y la presiono contra su garganta mientras que me acerco a su oído.

—Créeme que haré lo que sea necesario para que me digas dónde se esconde la rata de mi padre —gruño—. Si es necesario te iré desmenbrando de la forma más dolorosa que encuentre hasta que por fin hables —con la punta de la navaja hago un corte en su mandíbula.

—Lo haré si dejas a Bruno —pongo los ojos en blanco.

—Eres un imbécil —escupo cerca de su rostro y él me roba un beso ganándose que clave mi navaja en su muslo—. Las cosas te entrarán en la cabeza de una forma u otra —me alejo de él—. Volveré en un par de horas y espero que recapacites —aprieta sus labios.

—Sabes que siempre serás mía, nena —sonríe dejando ver la sangre teñir sus dientes.

—Será mejor que pienses bien que hacer porque tú teléfono nos dirá mucho —murmuro y salgo de allí dejándolo solo.

Bruno se incorpora en el despacho y lo primero que hace es verme.

—¿Por qué te sangra el labio, dea? —paso mi mano por mis labios y veo que me mancho de sangre.

—Fue Jacob —es lo único que respondo.

—¿Cómo cojones hizo para lastimarte? —suspiro.

—No me golpeó —susurro—. Le golpeé a él, su labio se partió y luego me besó —su mandíbula se tensa y los músculos de su cuello comienzan a marcarse.

—¡¿Cómo que ese imbécil te besó?! —exclama fuera de sus casillas—. ¡Voy a matarlo! —trata de bajar al lugar en donde está Jacob pero lo detengo suejetando sus hombros.

—Tú no harás nada, Russo —menciono en el tono más frío que sale de mí.

Me observa incrédulo.

—¿Y por qué no?

—Porque necesito que hable por su propia cuenta —susurro—. Clavé una navaja en su pierna y corté su mandíbula —alza sus cejas—. Estoy segura que en algún momento decidirá abrir la boca —asiente lentamente.

PERDICIÓN © #3 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora