Eduardo.
—¿Por qué ahora me dices eso?, ¿Lástima?
—Pará nada, me doy cuenta de la realidad. ¿Por qué dices que nadie te quiere?
—Desde que entré a esta escuela, la única persona que no me dejó de hablar fue Gloria, una amiga de mi salón. Todos me comenzaron a llamar por apodos que, aunque parezca broma, a mí me lastiman. Yo no sé qué tiene contra mí Ezequiel, jamás le he hablado, pero aun así me odia.
—Él me dijo que se había acercado a ti para hablar, pero que no fue la mejor impresión.
—Pará lo único que me habla es para molestar.
—Aun así, ¿cómo es posible que una persona como tú, parezca un niño?
—¿Disculpa?, ¿ahora tú también me vas a molestar?, me largo.
—No Gonzalo, me refiero a que, tienes mucho amor dentro de ti, ¿Me entiendes? Aunque te molestan, aun así, no actúas mal frente a los demás, al contrario, si Ezequiel siempre te molesta, en el pasillo no le hablaste mal, ni mucho menos grosero.
—No me gustan mucho las malas palabras.
—Entonces soy un pésimo amigo, soy muy mal hablado—por mi comentario, Gonzalo comenzó a reír mientras lloraba al mismo tiempo.
—¿Por qué no aceptaste mi invitación hace rato?
—Por qué me parecías una persona muy pesada, con tus aretes, perforaciones y ese tatuaje que tienes en la clavícula.
—Todo esto es falso, me da miedo hacerme una perforación de verdad—Gonzalo comenzó a quitarse sus aretes uno por uno, incluso su "perforación" del labio también era falsa—¿Vez?, no es lo que parece.
—Nada más falta que te quites el tatuaje—comencé a reír, pero este se agachó de hombros.
—Este si es de verdad, fue el primer dibujo que hice, el cual me encantó. ¿Es bonito?
—No sé, sólo veo un poco, no mucho.
—Mira—Gonzalo tomó el cuello de su playera y lo jalo para que el tatuaje se viera perfectamente—Es una serpiente, la dibuje el primer día que llegué aquí.
—Muy detallado, está muy chido, ¿Solo tienes ese?
—Sí, son muy dolorosos, tenía quince cuando me lo hice, ahora estoy considerando hacerme otro, pero no sé cuál.
—¿Qué edad tienes?
—Dieciséis, voy a cumplir diecisiete en abril, no falta mucho.
—No, solo seis meses, no mucho—Gonzalo noto el sarcasmo en mi comentario, lo cual lo hizo reír.
—Bueno, quizás sí sea un largo período de tiempo, pero falta menos.
—En eso tienes razón. ¿Desde cuándo tocas?
—Mis padres me metieron a muchos cursos cuando era pequeño, se tocar: el violín, la guitarra, el acordeón, la batería, y el piano, este último es mi favorito.
—Yo apenas sé tocar la cucaracha en flauta, el rico humillando al pobre.
—A decir verdad, nunca aprendí a tocar la flauta, mis padres querían que la tocará para ellos, pero los dedos no me sirven para eso.
—Pueden servir para otra cosa—al notar la mirada de asombro de Gonzalo, entendí que había sonado un poco mal—no me refiero a eso estúpido.
—Yo no dije nada. ¿Solo te llamas Eduardo?
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En Busca de un Hogar 🏳️🌈
RandomEn los lugares donde menos te lo esperas, es donde más posibilidades tienes de lograr salir lastimado, donde más te cuidas es donde menos miedo tienes que tener. O al menos eso decía mi madre cuando estaba pequeño, sin saber que tenía razón, pues de...