Gonzalo.
—Okey... ya no sé qué decir.
—¿Gustas armar un rompecabezas conmigo? Tengo uno, pero es muy grande, poca paciencia, y poco tiempo también, pero ahora lo tengo todo en uno, ¿Gustas?
—Solo que soy muy malo para eso.
—No te preocupes, todos en algún momento tienen que probar cosas nuevas, y si no sabes, aprendes. Eso decía mi mamá.
—Pues si gustas, te espero aquí.
—No tardó.
Salí de la habitación de Eduardo con un entusiasmo muy grande en mí, mil emociones pasaban en mi cuando compartía mi tiempo con aquella cabellera rebelde que me volvía loco. La rapidez se apodero de mi al subir a mi habitación para no tardarme demasiado tiempo en encontrar el rompecabezas que le había prometido a Eddy, pero un tercero hizo que me retardara más de lo esperado, alguien que nunca más quería volver a ver.
—¿Qué haces aquí?
—¿Tengo que darte explicación?
—¿Cómo está tu mejilla?
—¿Preocupado?, no lo parecías cuando me golpeaste, tampoco cuando vertiste enésima de mí el café, me ardió la piel por más de tres horas, las cremas no sirvieron de mucho.
—Perdón, solo que... no te había visto.
—"Me retracto, fue con intención", justo eso dijiste en ese momento. ¿Ahora tienes amnesia?
—No lo dije así.
—Así lo recuerdo. Me voy, tengo que hacer algo con Eduardo—me di la vuelta y comencé a caminar para mi habitación lo más rápido posible para evitar una incómoda conversación. Pero los pasos constantes detrás de mí me hicieron saber que posiblemente no era el fin da la charla.
—¡Gonzalo! Espera, por favor, solo hablemos, ¿Si?
—¿Pará qué Ezequiel?
—¿Vamos a mi habitación?
—Tengo cosas que hacer, nos vemos.
Los pasos se aceleraron por mi parte, al igual que los suyos, no tenía intención alguna de sentarme a hablar con él para escuchar sus excusas y victimizaciones más tiempo, hace mucho tiempo decidí perdonarle muchas cosas porque me tenía a sus pies, pero ahora no me interesa ni una mierda.
[...]
Hace 2 años.
—Hola, me llamo Ezequiel, ¿Cuál es tu nombre? —aquella presencia fortuita me tomo por sorpresa, nunca antes me había hablado desde que llegue a esta escuela, y, a decir verdad, me sentía un poco incómodo por la sorpresiva pregunta tan directa e inesperada.
—Me llamo Ari, ¿Necesitas algo? —en esta ocasión estaba más concentrado en el dibujo que estaba realizando desde la tarde que en la charla que quería entablar el chico que tenía al lado de mí.
—Claro, saber el por qué un chico tan atractivo está tan solito— internamente solté una carcajada enorme, pues los cumplidos no siempre me parecían...lindos, si no graciosos o hasta cierto punto incomodos.
—Pésimo socializador, mi segundo nombre.
—Okey, Ari Pésimo Socializador, mucho gusto—las risas fueron inevitables, pues el comentario me había sacado una sonrisa, esta vez la emoción se convirtió en un sentimiento que siguió en carcajadas de ambos bandos.
—Mucho gusto canoso.
—No me digas así, odio tener el cabello así.
—Mal no te ves, digo, te ves como un abuelito, pero guapo.
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En Busca de un Hogar 🏳️🌈
RandomEn los lugares donde menos te lo esperas, es donde más posibilidades tienes de lograr salir lastimado, donde más te cuidas es donde menos miedo tienes que tener. O al menos eso decía mi madre cuando estaba pequeño, sin saber que tenía razón, pues de...