Lágrimas de dolor descendían por sus mejillas, estaba casi sin ropa, y se sentía sucio. Si ese hombre no hubiese recibido una llamada, seguro que el menor ya se estaría muriendo de asco.
Aunque no pasó nada entre ellos dos, por fortuna, el rubio se sentía mal, y solo quería salir de ese lugar.
Se vistió como pudo, ya que sus manos temblaban, se acercó a paso lento hasta llegar a la puerta y, así, poder abrirla con cuidado, tratando de que nadie le escuchase. Asomó su cabeza por el marco, al estar seguro de que no había nadie, salió con sigilo, y muy despacio. Notó que la casa era enorme, ya que había dos escaleras que dirigían hacia lugares distintos. Temiendo lo peor, bajó por la que estaba a su izquierda, pidiendo que nadie desconocido se topara por su camino. Ya por fin en la planta baja, giró a su derecha, escondiéndose de todo y de nada.
-Las cosas no siempre salen como uno quiere, ¿Verdad? -. La voz de un hombre captó su atención.
Caminó hasta donde dicha voz se oía, sintiendo como la adrenalina se apoderaba de su cuerpo con cada paso que daba. Debía admitir que esa acción era peligrosa, puesto que ya sabía quién era la persona que hablaba con enojo, y uno muy notorio.
-Señor, creo que su hijo ya tuvo suficiente de todo esto, ¿No lo cree? -. Una segunda voz se escuchó, solo que esta era un poco más calmada.
El sonido de un jarrón rompiéndose en el suelo, hizo que el menor ahogara un gritó de susto, colocando ambas manos sobre su boca.
-Escucha, DongHo, quiero a ese mocoso en mi cama, y a su estúpido novio en la cárcel, ¿Entiendes eso? -. Recalcó. -Ahora, el juicio será en tres días, y a Park no le queda tiempo, todo está perdido para ellos, pronto Yeonjun será el nuevo CEO
-¿Por qué quiere que Yeonjun sea el CEO? Tiene a... -. Se detuvo un poco al notar la presencia de un tercero en aquel despacho. -Usted tiene a Chanhee -. Siguió, ignorando por completo al rubio, quién asomaba su cabeza.
-Chanhee es solo un buen polvo, no pasa de eso, y no tiene la capacidad necesaria para manejar una empresa tan grande -. Explicó. -Chanhee, solo sabe retorcerse de placer en la cama, mientras que Yeonjun prefiere manejar asuntos relacionados a lo administrativo -. Sinceró.
-Ya veo. Bueno, señor Choi, me retiro, tengo que hacer un encargo -. Dijo, al mismo tiempo que salía del despacho. -¿Que haces ahí? -. Cuestionó una vez afuera, cuando había visto al menor.
-Y-Yo... Nada, nada, no hacía... nada
-Si hubiese sido el jefe la persona que te vió, ya estarías muerto por desobedecer -. Habló secamente.
El menor bajó la mirada sin saber qué responder ante eso.
¿Había hecho mal con querer escapar de ahí?
Tal vez si.
-Johnny te ayudará, ¿Cierto?
En cuanto esas palabras llegaron a sus oídos, levantó la mirada hacia el hombre. Ya no comprendía si debía admitir tal cosa... o no.
El hombre parecía ser una persona muy tranquila, a pesar de su manera de vestir, la cual le hacía ver imponente ante cualquiera. Tenía una mirada tan serena, que incluso te hacía dormir, un semblante tan relajado y admirable, y un tono de voz grave pero que te lograba hacer sentir paz
-Camina -. Murmuró, dando un leve empujón a la espalda del menor con su mano. -Las cosas no serán sencillas, recuerda que Choi es el padre de San, si él quiere, puede destruirlos a ambos en un segundo, así que ten cuidado. Tu amigo aceptó el trato con el jefe, pero al final se retractó, diciendo que te quería mucho como para hacerte algo como esto, por lo que buscará la manera de sacarte, antes de que sea demasiado tarde -. Comentó el mayor.
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Lo intenté // Sanwoo
De TodoHizo de todo para intentar mejorar, pues sólo quería que él se sintiera feliz. Wooyoung, un joven que se enamorará de su jefe; un hombre mal educado y grosero. Aunque ambos eran polos opuestos, lo único en lo que coincidían era en el inmenso amor qu...