—Al parecer las cosas han fluido bien mientras no estuvimos —. Mencionó el pelicafé una vez que estaban dentro de la oficina del jefe.
El pelinegro caminó hasta su escritorio y tomó asiento sin emitir palabra alguna. Su semblante estaba serio.
—Song me ha dicho que no ha sucedido nada que traiga problemas a la empresa, todos los documentos están completos y sin errores —. Aclaró el presidente mientras tomaba asiento al igual que el pelicafé.
—Más les vale, no quiero saber que están apurados y que los accionistas quieren quedarse con la empresa —. Soltó el mayor fijando su vista en el joven de cabello rubio.
—Seguro que eso no pasará —. Habló el pelicafé con una sonrisa luego de un par de segundos.
—Bien. Ahora preparen todo, la junta comenzará en media hora —. Ordenó
Ambos asintieron y salieron de la oficina, tenían que saber con exactitud todo lo que había sucedido durante sus días de ausencia. A simple vista todo estaba bien pero debían asegurarse de que lo demás estuviera igual y en orden. Sin ninguna pérdida importante que los pusiera en peligro.
Luego de que ambos hombres se fueran la oficina quedó en total silencio, uno bastante incómodo para el menor puesto que estaba parado frente a aquel hombre de cabello negro que mantenía su mirada en unos documentos que estaban sobre su escritorio. El aire se volvió denso y sumamente pesado, algo que al menor le impedía respirar con normalidad ya que el ambiente y sus nervios no le eran de ayuda. No se atrevía ni a hablar, temía que el mayor le regañara o se le quedara mirando de una forma que lo hiciera sentir intimidado e insignificante.
—Nombre —. Escuchó decir al mayor por lo que levantó la mirada para observar al pelinegro.
—¿Eh?
—Odio eso de, ¿eh?, parece que estás sordo —. Soltó logrando que el contrario desviara la mirada. —Quiero saber tu nombre
—Yo... Mi nombre es Jung Wooyoung, señor —. Mencionó con una sonrisa en sus labios.
El contrario frunció el ceño ante ese gesto del menor y rodó los ojos.
—Song dijo que serás mi asistente así que... Si te pido algo y no lo realizas tendré que despedirte y no tienes derecho a reclamar nada —. Aclaró el jefe con un tono de voz seco y con una mirada penetrante.
Wooyoung asintió con una sonrisa a la vez que observaba al mayor, en ese instante en que sus miradas chocaron, el menor se pudo percatar de que los ojos del contrario estaban apagados, no tenían brillo y eran oscuros, sus ojos daban a entender que no estaba contento. El mayor era alguien triste y sentimental por dentro pero por fuera demostraba todo lo contrario.
El menor bien podía saber que la vida del mayor no había sido fácil pues su mirada, de alguna manera, estaba perdida. A pesar de que el pelinegro causaba miedo y nervios al momento de hablar con él, Wooyoung entendía que no era su intención lastimar a los demás y que sus palabras hirientes no eran más que el producto de una profunda soledad y sentimientos encontrados, los cuales no podía expresarlos con libertad.
—Estoy de acuerdo —. Sinceró a la vez que sonreía con felicidad. —¿Necesita que le traiga algo antes de que comience la junta? No sé un... Un café —. Preguntó intentando romper el silencio.
—No me gusta el café —. Aclaró con molestia.
—Entonces... Un jugo de...
—Muy dulce —. Dijo el mayor interrumpiendo las palabras del contrario.
—Bien. Ehh... Que tal... ¿Agua? —. Habló con una sonrisa nerviosa.
—No estoy muriendo de sed para tomar agua —. Aseguró con una mirada fría.
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Lo intenté // Sanwoo
CasualeHizo de todo para intentar mejorar, pues sólo quería que él se sintiera feliz. Wooyoung, un joven que se enamorará de su jefe; un hombre mal educado y grosero. Aunque ambos eran polos opuestos, lo único en lo que coincidían era en el inmenso amor qu...