CAPÍTULO 6: "UNA DOLOROSA CONFESIÓN"

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  CAPITULO "6":

  En el momento de mi caída, mis amigas y algunas buenas compañeras se acercaron a auxiliarme. Me ayudaron a levantarme y me preguntaron como estaba. Pero a pesar de sentirme cuidada o querida de alguna manera, la vergüenza me pudo más. Las típicas ganas de querer que la tierra me trague invadieron mi cuerpo otra vez. Lo único que no quería ni imaginar si quiera era que los neandertales me hayan visto, suficiente ya había tenido con sus tonterías hacía unos minutos antes.

  Volteé a mirar hacia atrás.

  No había nadie.

  Solté un suspiro de alivio.

  No era nada grave, por suerte. Solo me salieron unos moretones y raspones en ambas rodillas, y en cuanto a mis manos todavía ardían un poco. Pero no era nada de qué preocuparse.

  Al salir de la clase de educación física, rogué al universo y a cualquier ser divino que por favor no me topara con el imbécil de Tomás y sus malditos amiguitos.

  Realmente fui escuchada, porque se cumplió mi petición, no había absolutamente nadie en el patio delantero del colegio. Ni una sola alma. El tiempo de recreo se había acabado.

  Me sentí feliz durante ese pequeño transcurso.

  Algo bueno tenía que ocurrirme después de tantas cosas malas.

  De regreso a casa tomamos el bus.

  Por suerte había llegado rápido. No se tardó nada a comparación de otras veces.

*

  Como de costumbre, mamá no se encontraba en casa aun, así que estaba sola. Bueno, no sola sola porque tenia a mi querido compañero Aragón haciéndome compañía.

  Me tomé un break antes de ponerme a limpiar un poco la casa. No estaba tan desordenada y sucia, pero si era necesario una pequeña lavada de cara.

  Ingresé al Instagram.

  Mi buzón de mensajes mostraba el numerito dos.

  Curiosa, lo presioné y fui a ver de quienes se trataban.

  El primer chat era de mi amiga Yiyi. Decía: "Tenemos que hablar. Debo decirte algo importante"

  Fruncí el ceño. Incluso había intentado descifrar de que podía tratarse, pero nada raro había ocurrido entre nosotras a excepción de su extraño comportamiento en estos últimos días.

  "De acuerdo ¿Quieres hablar por este medio o prefieres que sea personalmente?" le respondí.

  Su última conexión había sido hace treinta minutos.

  Bajé la mirada en busca del siguiente mensaje.

  Me atraganté en cuanto vi el nombre. Comencé a toser con desesperación y rápidamente corrí en busca de agua. Lo bebí, lo suficiente para relajar la garganta y detener la odiosa tos.

  Al acabar, volví a mirar el celular.

  Tomás Herrera

  De todos los miles de Alicia Gómez en el pinche mundo y registradas en la maldita famosa app de Instagram ¿Cómo es que hizo este ser humano extraño para encontrarme tan fácilmente? Y no solamente eso, comenzó a seguirme y hasta me envió mensajes. Realmente daba miedo la manera en la que se trataba de acercar a mí. Parecía acoso. Ya me empezaba a asustar.

  "¡Hola, Ali!"

  "¿Cómo estas, Ali?"

  "Yo me encuentro muy bien, Ali"

"AMORES TÓXICOS" [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora