CAPÍTULO 9: "¡ERES UN IDIOTA ENGREÍDO!"

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  Pamela se encontraba muy entretenida con su celular. Conociéndola, de seguro estaba viendo imágenes de outfits en Pinterest.

  Los ojitos iluminados de Rodrigo me causaron tanta ternura, que no pude evitar sonreír. Tenía ganas de darle un empujón para que se animara a hablarle, a confesarle sus sentimientos. Incluso, por un momento, tuve el impulso de querer saltar hacia mi amiga y contarle que un chico muy lindo y simpático estaba interesada en ella. Pero eso no iba a poder ser, pues nosotras estábamos peleadas.

— Entonces hay joda en la casa de Ali mañana — festejó, Alex, a gritos y con unos bailecitos bien chistosos

— No está confirmado aún. No sé si mamá aceptará

— ¡Ay! No seas mala onda, Alicia. Seguro que sí va a querer — dio un profundo trago del refresco directamente del pico de la botella mientras me miraba con cara de pavote (bobo)

— ¡Eres un puerco! ¿Para que existen los vasos? 

— Para adorno — bromeó, Alex y comenzó a reírse de su propio chiste, nada gracioso por cierto. Ramiro se contagió de él y también estaba riéndose

  Volteé a mirar hacia la primera entrada al colegio, y vi a un grupo aglomerado de varones reunirse cerca del enorme portón. Iban vestidos con ropa deportiva. Y por sus fisonomías, deduje que eran alumnos del turno mañana. Los más grandes. Quienes seguramente venían a clases de Educación Física. 

  En cuanto tocó el timbre, que anunciaba que el recreo se había acabado, aquellos chicos comenzaron a caminar hacia nuestra dirección. Y no ingresaron tranquilos, sino haciendo barullo como gente que acaba de salir de ver un partido de fútbol. 

  Eran tantos, que no conseguía reunir todas las caras en mi mente. No lograba mirarlos a cada uno de ellos. 

  Mis amigos y yo, siempre teníamos la costumbre de esperar a que casi todos los alumnos ingresaran al aula y después recién íbamos nosotros al nuestro. Esperábamos a que se despejara el patio de adentro y de afuera primero. Tardabamos en ir, y eso nos ha costado amonestaciones y regaños de parte de profesores y preceptores en muchas ocasiones, pero aún así, seguíamos haciéndolo. 

    Mientras pasaban frente a nosotros, continué mirándolos, poco interesada en sus personas realmente, pero como no tenía otra cosa interesante que hacer, pues miraba gente. 

  Noté entonces unos ojos color café oscuro clavados justo en los míos. 

  Una mirada que ya conocía.

  Una sonrisa patética alegrándose de verme.

  Tomás. 

  ¿Quién otro podía ser? 

   Automáticamente, mi reacción fue desviar la atención de él y poner una cara de descontento con una mezcla de miedo. Porque sí, ese chico me provocaba tal sensación. No comprendía su manía de no superarme de una buena vez.

  Mi cabeza estaba ladeada hacia la izquierda, cubriendo mi panorama de él. 

  Vi su espalda alejándose poco a poco. Estaba yendo pegado a un chico de piel blanca y cabello rubio. Ambos hablaban, se notaba por sus movimientos corporales, pero se me hizo muy extraño sus comportamientos. Por alguna extraña razón, intuí que estaba comentándole sobre mí al amigo. 

  ¿Por qué se comportaba como si yo le hubiera dado algún atisbo de esperanza o ilusión de una posible concreción amorosa? Él era tan ridículo. Cada vez comenzaba a molestarme más su existencia. 

  "Aish!" expresé en voz alta, sin darme cuenta, y mis amigos voltearon a verme.

— ¿Pasa algo, Alicia? — Ramiro me miró curioso

"AMORES TÓXICOS" [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora