Quedaba menos de una semana para que las vacaciones de verano finalizaran. Me sentía triste por eso, y no solamente porque la diversión se acababa y tenía que volver al colegio, sino también porque significaría que ya no vería tan seguido a mi amor platónico: Jeiby. Un chico hermoso. Alguien alto (bastante alto), delgado, castaño de ojos oscuros y quien vivía en mí mismo barrio. Por suerte era una persona común y corriente como yo, no me hubiera gustado tener que enamorarme de alguien adinerado como los Bustamante. Mi mejor amiga Pame tuvo esa desgracia de fijarse y caer a los pies de Benjamín Bustamante, el apuesto y robusto bronceado del barrio, uno de los tantos Bustamante de quien todas las chicas se baboseaban a diario.
Para mí si eran muy atractivos, muchas veces me quedé viéndolos cuando se ejercitaban o caminaban por su casa sin remera, pues esos atributos que se cargaban no le sentaban nada mal y era súper inevitable quitarle los ojos de encima. Pero nunca llegaron a interesarme más allá de eso, pues su egocentrismo y aires de superioridad no me cabían ni me agradaban. Pero la pobre de Pame no tuvo la misma suerte, después de que Benjamín la invitó a bailar y beber algo en la fiesta de la primavera del año pasado, quedó totalmente embobada por él, pero embobada enserio.
Yo conocí a Jeiby desde que me mudé al barrio. Cuando era una mocosa de unos seis o siete años. Pero él captó mi atención recién después de dos años. Un día mientras paseaba con mis primos en busca de pan en los kioscos cercanos, lo vi con sus amigos comportándose de una manera rebelde y salvaje en la calle. Estaban molestando a todos lo que pasaban y obviamente nosotros no fuimos la excepción. Nos había arrojado rocas y cacas secas de perros, uno de esos trozos de excremento terminó en mi cara. Aún no olvido sus malvadas risas y la manera en la que lo odié con la vida. Tal vez fue ese odio el que hizo que luego lo amara. Ya saben lo que dicen: "Después del odio, viene el amor".
Desde entonces, no he dejado de estar pendiente de él. Cada que salía afuera de mi casa, pispeaba para todos lados esperando a verlo por ahí con sus amigos. O al salir e ir a comprar algo por allí cerca, tenía la esperanza de cruzármelo. El simple hecho de verlo, aunque sea por unos pequeños segundos, para mi significaba un montón. Cuando estas enamorado, es así.
Pasaron muchos años y yo seguía igual de engatusada por él. Pero no fue el primer ni único chico en el que me fije ¡Oh, claro que no! Ha habido muchos.
En el transcurso en el que estuve en la secundaria, cuando comencé a salir con algunos chicos, pensé que todo ese enamoramiento por Jeiby se me había quitado, pues ya me daba igual verlo o no, ya no estaba pendiente de él y ni siquiera lo pensaba más. Hasta que una tarde sucedió algo.
Recuerdo estar sentada afuera de mi casa, en la parte delantera, charlando y bebiendo refrescos con mis amigas. La estábamos pasando mas que genial. Pero toda esa tranquilidad se esfumó pronto cuando vimos, desde lejos, que un grupito de varones con camisetas de futbol se aproximaba hacia nosotras. Estaban silbando, gritando, riendo y haciendo jueguitos con la pelota. Las tres desviamos la vista rápidamente y nos miramos al mismo tiempo, estábamos de acuerdo en algo: esos chicos no eran nada atractivos. Se veían sucios, con los cabellos alborotados y grasosos, sudorosos y bronceados (pero un bronceado feo que no les sentaba nada bien). Hicimos cara de asco y comenzamos a reír. Sabíamos que nuestra reacción era cruel, pero no lo pudimos evitar.
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"AMORES TÓXICOS" [PAUSADO]
Romance"Dicen que el primer amor nunca se olvida. Es verdad. Pero lo que no es verdad es que se los supera, porque al menos yo no he podido superar a mi primer amor" - Ali Amores tóxicos es una historia de romance sobre una peculiar pareja de adolescentes...