Capítulo 9: Confesión, confusión.

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La mañana había sido como un golpe en la entrepierna.

Ni la insoportable resaca pudo impedir que me sintiera tan confundido y miserable esa mañana.

Mi mente aún podía recordar el rostro de Sousuke la noche pasada, aquella profunda expresión llena de... ¿dolor?

¿Por qué esa cara? ¿Le había hecho algo como para merecerla? Aún no podía plantearme alguna respuesta, todos mis pensamientos y emociones parecían enredadas entre sí evitandome pensar. Solo podía ver su expresión, tan solo eso.

Eran pasadas las 2 de la tarde, no me sentía culpable por haber faltado a clases pero sí asustado por lo que podría hacerme mi madre. Estaba muerto.

Estaba sentado en la cama con la espalda en el respaldo de esta. Mi mirada se centraba en la puerta. No se escuchaba movimiento o sonido alguno que proviniera del exterior, no sabía si Sousuke estaba despierto o tal vez había salido, no lo sé. Yo tan solo miraba la puerta con impotencia al no poder levantarme por culpa del cansancio. Mis piernas parecían muertas y mi corazón estaba herido.

-Ayer... Sousuke y yo... -No hacía falta decirlo, mi cabeza lo recordaba perfectamente y mi cuerpo ardía al recordar los lugares en donde él me había tocado.

Llevé mis dedos a mis labios recordando los suyos, me abracé a mi mismo recordando su piel rozar la mía, solté un amargo suspiro al recordar sus ojos caídos.

¿Por qué?

A pesar de haber estado borracho no podía mentirme a mí mismo y decir que no me dejé poseer por Sousuke, porque eso sería estúpido.

-Tengo que hablarle. -Dije mentalmente tratando de levantarme, pero justamente la perilla de la puerta giró y esta se abrió.

-Si no puedes no te esfuerces, te harás daño. -Sousuke entró a la habitación con una bandeja con comida en sus manos. -Siéntate bien.

-S-Sí... -Me senté correctamente y Sousuke puso sobre mis muslos la bandeja con lo que parecía ser el almuerzo. El aroma atrapó enseguida mi nariz y mi boca comenzó a hacerse agua. Mi estómago gruñó.

-Vaya... -Sousuke se rió y mi rostro se enrojeció.

-¡Fue inevitable! ¡...para de reírte!

-Bien, bien, dejaré de hacerlo... Ahora come. -Dijo con una sonrisa.

-Bien... -¡Otra vez lo hacía! Su sonrisa, cada vez que Sousuke sonreía mi corazón saltaba como loco y mis emociones se alteraban. Era fantástico ver y escucharlo reír, para los demás quizás sería extraño y sorprendente verlo -como la primera vez que yo lo hice-, pero para mi la sensación se había vuelto muy diferente. -Deberías sonreír más seguido, ¿lo sabías?

-Rin me lo dice a menudo, pero no es algo a lo que estoy acostumbrado hacer. -Respondió sentándose en el borde de la cama.

-Bueno, haces una expresión bastante bonita como para no hacerlo, y sería un desperdicio que no lo hicieras. -Dije mirando la bandeja decidiendo qué comer primero. Todo se veía tan sabroso... -Deberías encontrar algo como un pasatiempo que te haga sonreír más seguido, Yamazaki-san.

-¿Mm? Tienes razón... Pero no me hago problemas, ya lo encontré.

-¿En serio? ¿Cuál? -Pregunté emocionado alzando la mirada y encontrarme con la de Sousuke sobre mí.

-No es gracioso... -Murmuré avergonzado llevando un poco de pescado a mi boca. -¡¿Ah?! ¡E-Esto está delicioso...! -Llevé otro pedazo a mi boca y sentía como mi boca se derretia por el exquisito sabor mientras cerraba mis ojos.

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