6 /DYLAN

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Me asusta la idea de lo que este planeando ahora mismo Ryan. Él es el que peor está del grupo y a veces pienso que es capaz de matar a alguien y no sentir remordimientos.

Después de lo de Mcloth estuvo pegándole al saco de boxeo que tiene en su cuarto mientras James y yo estábamos con los móviles intentando distraernos.

—Es un imbécil —grita Ryan mientras da el último golpe al saco.

—¿Ya terminaste? —pregunto mirándolo incrédulo—. ¿O seguirás insultando y pegando a un trozo de tela rellena?

—Ya cállate Berners —gruñe con la respiración entrecortada.

—Cuidado a quien le hablas en ese tono —dije en tono neutro.

Ruedo los ojos y vuelvo a mirar el móvil. Entro en una aplicación pero en menos de cinco minutos me aburro, salgo y me meto en otra pero pasa lo mismo.
Dejo caer el móvil en mi pecho y pongo un brazo sobre mis ojos para tapar la luz.

Mis pensamientos rondan sobre una persona, Oliver Mcloth.
Mi memoria recrea de nuevo su rostro serio, sus gesto al hablar y lo firme que eran sus palabras. No bromea cuando dice que no dejara el club. Recibió amenazas y aún así no se retractó, a este paso podría acabar muy mal si no cambia de opinión.

No me gusta la idea de que entre antes que nosotros a la competencia, seriamos el hazme reír de la universidad.
Como capitán debería hacer algo pero no podemos jugar sucio ahora que estamos cerca de los partidos.
No podemos ser el centro, tenemos que tener el listón bajo y no meternos en problemas. Me niego a tener un castigo justo ahora por cinco aficionados al baile.

Aunque si me gusta la idea de molestar a Mcloth, quiero probar hasta donde llega su paciencia y si es capaz de contenerse.

Aunque siendo sinceros quiero ver si consigue lo que tanto desea ¿quiere entrar? Si de verdad son tan buenos como para presentarse entonces admitiré mi derrota, pero si no pasan bueno...

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Me quito los botines y me tiro al suelo exhausto. Intento respirar pero el peso del brazo de James en mi abdomen me lo impide.

—Idiota —digo quitando su brazo con algo de fuerza.

Acabamos de terminar de entrenar y como no al entrenador se le ocurrió que quedarnos una hora de más no nos vendría nada mal.
Me siento sobre el césped y miró que mi equipo está igual que yo. Algunos se marchan a las duchas y otros están tomando agua.

Miró a lo lejos y entrecierro los ojos, no me creo que este aquí.

—Eres un imbécil Berners —grita y lo miró confundido.

—¿Qué? —susurro y me levanto del suelo sacudiendome—. ¿Qué se te ha perdido Mcloth?

Este me mira con el ceño fruncido y me empuja haciendo que me moleste porque no se que está pasando.

Se acerca agarrándome por mi camiseta algo sudada y me acerca a centímetros de su rostro. Le dejo hacer eso y no entiendo el porqué. Una parte de mi quiere apartarlo pero otra quiere admirar sus pecas y sus ojos color avellana, eso hace que me moleste más.

—¿Me vas a decir que pasa o vienes para besarme? No te lo niego pero podrías avisar antes y no formar todo este escándalo —me suelta al escuchar mis palabras y notó un poco de sorpresa y un pequeño sonrojo en su rostro—. ¿Te arrepentiste?

—Cállate Berners, estáis acostumbrados a ganar, a tenerlo todo; dinero, coches, sexo, fiestas, cuerpo perfecto. ¿Pero sabéis que?  Me causa gracia que tengáis envidia —me encaró—. tenemos algo que ustedes no y eso es que hacemos esto porque queremos y porque lo sentimos mientras que ustedes hacéis esto para tener algo en una hoja que al fin y al cabo no servirá para nada , tendréis la carrera orientada pero eso no os asegura un trabajo, así que parad ya con vuestro juego infantil y de joder a los demás —suelta con tono enfadado haciendo que entienda menos que antes, ¿qué le ha picado?.

—¿De que estás hablando Mcloth? —inquiero a punto de perder los nervios—. Lo que sea que te haya pasado no tiene nada que ver conmigo así que para de gritarme y explicame que esta pasando.

—¿Qué no?

Me agarra del brazo y empieza a andar, pienso en quitar su brazo pero no quiero que haya malentendidos con nadie, aunque sea el jodido Mcloth.

Me permito mirar el campo de fútbol por última vez y me doy cuenta que ya todos se han ido así que pocos vieron la escena de antes.
Suelto un suspiro y miró al frente encontrándome con el edificio de los clubs.

Mcloth saca la llave de su bolsillo y me doy cuenta que es la misma que la mía, genial encima coincidiremos cuando tenga que ir a ejercitar.

Siento mi brazo libre y miró al chico que está en frente de mi esperando a que pase antes que él. Supongo que no se fia, cree que me iré cuando no esté mirando. Creo que es una falta de respeto que piense que me iré cuando no se que cojones está pasando cuando no he hecho nada.

—¿Y bien? —pregunto una vez dentro girándome para verlo.

Avanza unos pasos y me señala la sala de baile. Mis ojos van desde él hasta los espejos pintados.
El suelo está lleno de bolitas que reconozco perfectamente y los espejos están bajo unas palabras hechas con sprays permanentes.
Algunas de ellas dicen "perdedores" , "dejadlo ya" , "nenaza". Entre otras que no logro leer bien.

—Esto no lo hice yo —digo rompiendo el incómodo silencio.

—¿Quieres que te crea con lo que pasó ayer?

Me acerco a él notando la diferencia de altura, la cual no es mucha. Y su labio un poco rojizo por el golpe.

Le pego un empujón haciendo que tropiece con su pie y se estampe en la pared. Sale una queja de sus labios pero no se mueve, se queda en esa postura mirándome con odio en sus ojos.

—Si hubiera sido yo ya te lo hubiese dicho —intento calmarme para no perder los nervios—. Ayer te dejé en claro que os fuerais del club pero te negaste, vamos a entrar  a una competencia y yo no juego cuando se trata de algo serio —bufo y me aparto–. Puede que estés enfadado y no me creas pero eso —digo señalando el desastre—. No lo hice yo, de hecho se quien fue.

—¿Si no fuiste tú quien fue? ¿Ryan? ¿James? —dijo alzando una ceja—. ¿Le cargas la culpa a tus amigos?

—Puedo ser lo que quieras, pero no un mentiroso —soltó frunciendo el ceño— No fueron los dos, fue Ryan y el maldito no me avisó —susurro lo último para mi—. Las bolas de gel que están en el suelo son de Ryan —No se porque pero tengo la necesidad de querer explicarle—. Son de su hermana Sara, se las habrá cogido para hacer todo esto —me observa dudoso pero asiente apartándose de la pared.

—De todas formas esto no se quedará así,  puede que lo empezara Ryan, pero yo lo terminaré, no me quedaré con los brazos cruzados —asegura mirándome.

—Esperaré por tu venganza entonces Mcloth.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• / REEDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora