Maldita sea, que demonios es este lugar, quiero volver a mi hogar, quiero volver como sea.
Desperté a las 3:00 am para adentrarme en el bosque, estando mi ropa seca y con antorcha en mano me adentre, los primeros metros fueron normales, algunos árboles con formas raras, al sentirme bien profundo fue cuando las cosas cambiaron, sombras se veían a lo lejos, ruidos extraños, y de la nada un grito desgarrador, empecé a correr por mero instinto de supervivencia, el miedo me ganaba, mis lágrimas brotaron ante la impotencia de poder hacer algo para sentirme a salvo, en mi huida tropecé con una raíz, no me quedo de otra que arrastrarme a la corteza vieja de un árbol cercano para resguardarme mientras los ruidos cesaban, ahí fue donde los vi, pensé que eran cadáveres reanimados pero ¿Cuándo un muerto vivo vociferaba palabras con claridad?.
En su pecho pude ver una marca extraña, un halo rojo que brillaba con intensidad al igual que sus ojos, pensé que había podido ocultarme de ellos pero uno escucho un pequeño crujir causado por mi mano al romper una rama por error, mi corazón empezó a latir a una gran velocidad que pensé por un momento saldría de mi pecho, por mi mente solo un pensamiento, voy a morir, mi hora llego, pero de la nada escuche un rugir en mi cabeza, mis manos se tornaron de un color azul y salieron rayos de ellas, fulminando a la criatura en el acto, no lo pensé ni un segundo y volví a correr, intentado salir de aquel aterrador bosque. Mire mi reloj para saber si el sol saldría pronto, eran las 5:00, pronto el primer rayo iluminaria el lugar y podría tener algo de calma, seguí en mi huida anhelando el momento de sentir el calor del sol, fue en ese entonces que la vi, la posible salida, un camino y al final una luz, corrí como nunca antes lo había hecho.
Al estar fuera pude sentir algo de calma, pero lo que luego vi me lleno de asombro, era una ciudad amurallada, en el medio un gran castillo, tome rumbo a ese lugar esperando encontrar respuestas acerca de este mundo pero, al llegar a las puertas de entrada gritaron en un idioma que no conocía, una armada se presentó en el sitio y apuntándome con lanzas y espadas me negaron la entrada, intente razonar con ellos pero solo encontré rechazo y piedras volando hacia mí, tuve que volver a correr en dirección opuesta a la ciudad para encontrar un refugio donde pudiera descansar, mis ropas rasgadas y mi estómago gritando de hambre son testigos del caos que he vivido hasta el momento, no sabía qué hacer, vague por varias horas en las cercanías de la muralla, no quería alejarme mucho de la ciudad, fue entonces cuando me topé con algo que solo pensé que vería en libros, una joven elfa de piel blanca y ojos verdes cual esmeralda pura me extendió la mano, me llevo a su cabaña y pude comer algo, extrañamente entendía su lengua y pude aclarar muchas cosas.
Su nombre era Eri, al ser una elfa no podía acceder a la ciudad, según me explico, su raza no era muy bien vista ante los ojos de los humanos debido a que se niegan a compartir su secreto sobre sus largas vidas y juventud eterna, para los Elfos el tener esa capacidad no es más que una maldición y no quieren ver a las demás razas sufrir lo que ellos han vivido.
Le pregunte sobre estas tierras, el mundo en el cual me encuentro se llama Neburi, hay 5 reinos dominantes, Acelf el frio reino del norte, Aurobus el reino escondido en las arenas del sur, Galatras el montañoso reino del este, Suribos el reino costero del oeste y Ragnax, el reino central y el más grande, pregunte además sobre las criaturas que habitan en el bosque, vi tristeza en los ojos de ella al preguntarle eso, me conto sobre un cataclismo que hubo en tiempos de antaño, el mundo era custodiado por 6 grandes dragones, cada uno con un don en especial, no se sabe día exacto pero una grieta se abrió más allá del reino Acelf, de la ruptura salieron criaturas monstruosas que tenían los ojos rojos y halos en sus pechos del mismo color, la matanza inicio en el reino del norte, cada que una de esas criaturas asesinaba a alguien, se levantaba con las mismas características y atacaban a quien tuvieran en frente, los dragones al ver el caos que estos causaba decidieron dirigirse a la grieta, de los 6 solo uno volvió y desapareció, el sacrificio de los dragones logro cerrar la ruptura y en los cielos se vio como 5 gemas se repartieron en toda Neburi, nadie nunca encontró las joyas, aun habiendo cerrado la fisura los remanentes de los monstruos aún seguían en el mundo causando caos, sin sus protectores el mundo se estaba derrumbando, pero había una leyenda de que un día, los dragones volverían y acabarían con esto, quise saber más sobre el dragón que volvió, me dijo que nadie sabía de su paradero pero es considerado un traidor por abandonar a sus hermanos, el dragón negro de la tormenta, el paria entre los protectores, me puse blanco al saber que había encontrado la gema de aquel dragón, ahora no sabía si decirle o quedarme callado, me siento mal, me siento cansado y preocupado al saber en lo que me he metido, por ahora solo indagare más e intentare hallar la manera de comunicarme con las personas, tendré mucho por estudiar al parecer, no me salvo de eso ni estando en otro mundo.
Jaun fuera. . .
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Bitácora de Jaun, el descenso de un heroe
Fantasynuestro protagonista es transportado a otro mundo donde tendrá que afrontar a las bestias del abismo que asolan los reinos con la ayuda del legado dragón, pero en el camino sufre de traiciones, lo tratan como un paria a pesar de ayudar. Es el descen...