Bitacora de Jaun, 28 de Febrero 8:15 pm

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Ya ha pasado largo tiempo desde que escribí, los días que he pasado me han traído una paz como nunca antes la había sentido, he conocido más sobre la cultura de los elfos, su longevidad les ha otorgado mucha sabiduría y avances en algunos campos como la alquimia y la inscripción, no me había detenido a admirar la arquitectura de la ciudad tampoco, estaba cegado de la emoción, es una enorme ciudad rodeada por árboles, casas de estilo colonial y en el centro de la ciudad se alza un imponente castillo blanco con verde esmeralda, un enorme vitral sobre las puertas de entrada se observaba y en él, la silueta de Zekrhan, sí que le tienen mucha estima al dragón de la tormenta.

Las calles de Oribos irradian felicidad y calma, niños corriendo, amigos bebiendo en las tabernas, es algo que pocas veces veía en mi mundo, solo el trayecto de mi casa a la biblioteca era algo peligroso, de la nada vi a Eri tomando dirección al palacio, de igual manera que la última vez pero en esta ocasión decidí acompañarla, le grite para que se percatara de mi presencia, sonrió al verme y le pregunte que si la podría acompañar, me dijo que tarde o temprano tenía que saber así que me dejo ir con ella, quede algo perdido con esa última frase, ¿saber qué?, sea lo que sea me tiene a la perspectiva, al llegar al palacio note que las puertas eran más enormes de lo que creía, tenían que ser empujadas por cuatro guardias para abrirlas y cerrarlas.

El interior del castillo era imponente, todo brillaba como una perla, un enorme candelabro colgaba sobre nosotros y un largo pasillo nos esperaba antes de entrar a la sala principal, justo al toparnos con la puerta de acceso a la sala se observaban dos escaleras que llevaban al segundo piso, la puerta se abrió del otro lado y lo primero que observe fue un grupo de soldados y escribas, al parecer era una reunión pero al percatarse de que había entrado todos se inclinaron, incluso el rey, justo al lado del rey estaba el hechicero que me tiro una sonrisa, su majestad se acercó a mí y se presentó, su nombre era Lothrik, gran nombre la verdad, me agradeció por haber llegado a Oribos, yo no sabía cómo responder a eso, estaba un poco sonrojado, luego de eso me invito a sentarme en una mesa donde darían inicio a la reunión, la única que faltaba era Eri, al empezar a escuchar sobre que trataba todo esto no pude contener el miedo que me invadía, el reino de Ragnax quería invadir Oribos para obtener el secreto de su inmortalidad. Entre los miembros podía escuchar decir – insensatos humanos, ¿no saben que los estamos protegiendo de este mal?-, Eri se levantó para poder hablar claramente, al parecer que ella viviera fuera de Ragnax era por una intención, ella hacia la labor de inteligencia para saber cuándo se daría el ataque, advirtió que ellos ya tenían la ubicación de la ciudad, la consiguieron mediante prisioneros, informo además de mi encuentro con Ivy, todos voltearon a verme y el rey en ese momento me pregunto dos cosas, que relación tenía yo con ella y si estaba del lado de los elfos, sin chistar respondí que la ciudad ha sido muy buena conmigo, me recibieron con los brazos abiertos a pesar de ser humano, Eri me tendió una mano cuando los de mi propia raza me hicieron a un lado como un monstruo, claramente pelearía de su lado si fuera necesario, así como Zekrhan protegió esta ciudad en el pasado yo la defenderé con toda mi fuerza, en ese momento la sala gritaba de júbilo, vitoreaban mi nombre y pude ver como de los ojos de Eri salían lágrimas de felicidad, ahora más que nunca tenía un motivo para dejar el miedo de lado, continuando con la reunión, el tema se centró en Ivy, pues no sabían si ella se vendría a atacar con los soldados de Ragnax, al parecer la chica ya tenía su reputación de gran maga del fuego, lo que más me preocupaba era el cuándo atacarían, estamos a un día del festival de sucesión y es algo que no se puede interrumpir, propuse preparar a todas las tropas y mantenerlas alerta para cualquier situación, todos asintieron y enviaron a un soldado con un papiro en el cual iba el comunicado de estado de alerta, el hechicero, cuyo nombre no supe sino hasta después de la reunión (se llamaba Thaldrux), me dijo que pasara por la biblioteca al rato para mostrarme algo que me sería útil, el Rey Lothrik me entrego un anillo, el portarlo me hacía merecedor del título "Caballero Dragón" un rango raro entre sus filas y de alta importancia.

Finalizada la reunión me reuní con Eri y salimos del palacio para ir a casa, quería llevar a toda la familia a cenar, en el camino le pregunte si tenía algún plan o refugio para que la familia no sufriera daños ante el inminente ataque, asintió y me conto sobre un refugio subterráneo que tenía su casa, estaba oculto con magia que el mismo Thaldrux le entrego, imperceptible, además de que la familia estaba al tanto de todo, fue un alivio saber eso, pero aún estaba en mi cabeza la seguridad de los demás.

Al llegar a casa les comente a todos que se arreglaran ya que los llevaría a comer en agradecimiento a la ayuda y el recibimiento tan cálido que me han dado, salimos a un lujoso restaurante que había visto al caminar por el centro de la ciudad, es aún más bello que los 5 estrellas que había en mi mundo, enorme, con un comedor inmenso, ideal para fiestas, podía ver 25 o 30 mesas repletas de gente, todo lucia muy brillante, tomamos asiento y al ver la carta se me hizo agua la boca de ver tantos platillos.

Al final la comida fue espectacular y además de eso probé una aguamiel añejada que era espectacular, un sabor entre dulce y amargo por la fermentación, fue una velada única, al salir del restaurante iniciaron unos juegos artificiales que iluminaron el cielo, todo salió más que perfecto, aunque aún no terminaba mi día, tenía que ir a la biblioteca para ver lo que Thaldrux me quería enseñar, me encamine y por el camino pase por la forja, donde al verme el forjador me llamo emocionado, mi Armadura y Espada estaban listos, sin demora me puse mi equipo y casi lloro de la emoción, es más hermosa de lo que imagine, mi espada era muy genial, un mango muy cómodo y con una gema en la empuñadura, según el forjador, la gema aumenta la fuerza de golpe y durabilidad de la hoja, el color de esta, negro, me encanto, al empuñarla los rayos fluían en ella, una arma esplendida, ya teniendo mi equipo listo sigo mi camino a la biblioteca, no fue mucho lo que demore en llegar, Thaldrux al verme se sorprendió por mi armadura, -pensé que optarías por algo más ostentoso, me alegra que no fuera así muchacho, es perfecta aunque podría ser más resistente, déjame ayudarte con eso-, acto seguido una luz envolvió mi armadura, usando la corona que me dio pude ver que los stats de mi armadura estaban bastante altos, además de tener resistencias elementales, estaba listo para cualquier cosa, aunque el sabía que algo me faltaba, puso en mis manos un pergamino para que lo abriera en casa, me daría ese plus que necesitaba, le pregunte si lo vería en el campo de batalla, a lo que me respondió que ciertamente pelearía por su pueblo.

Y pues bueno, ahora estoy en casa, en mi cuarto, a punto de abrir el pergamino para saber que contiene, por hoy dejare hasta aquí.

Jaun Fuera. . . 

Bitácora de Jaun, el descenso de un heroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora