Humanidad, maldita y Espantosa humanidad, somos seres horrendos
Todo ocurrió tan rápido, un día que se suponía debía ser de júbilo y alegría se tornó en un campo de batalla, las festividades iniciaron a eso de las 9 am, el entusiasmo se veía por todos lados, yo me prepare de manera precavida, me puse mi armadura, la corona y enfunde mi espada, mi anillo era prioritario, al bajar a la sala de la casa observe a Eri con una armadura ligera y unas dagas en sus costados, todos tendríamos precaución en este día, la familia salió a disfrutar de los puestos del festival mientras Eri y yo tomábamos rumbo al castillo para reportarnos, en su rostro se veía algo de temor, no la culpo.
Al llegar al castillo notamos que la guardia había aumentado, tomaron en cuenta mi sugerencia, entramos y Lothrik admiro mi armadura, todos estábamos listos para lo que pasara, Thaldrux me pregunto si había leído el pergamino, resulto ser magia de combate, no sabía mucho de pelea y eso lo noto el, me dio el pergamino para que aprendiera técnicas de esgrima y pelea sin armas, estoy más que listo, le dije con orgullo, nos retiramos del castillo para patrullar y despejar la mente un poco, entre tanta algarabía y caminata por la ciudad se hicieron las 5 pm, fue ahí donde el caos empezó, se escuchaban trompetas y gritos fuera de la barrera, -SABEMOS QUE SE ESCONDEN AHÍ SUCIAS RATAS ELFICAS, RINDANSE Y ENTREGUEN SUS SABERES O HABRA UNA MASACRE-, gritaban con ínfulas de poder entrar, pero entre esas exigencias sobre salían unos gritos que eran más de dolor, -NO SE RINDAN, NO DEJEN QUE ESE MAL LES LLEGUE, POR FAVOR-, eran los prisioneros que tenían, pero la manera en que los traían era deplorable, crucificados, una tortura a la vista.
Mi corona se activó cual visor de ciencia ficción, me alerto de un enorme poder, un ser con grandes stats, era. . . Ivy?, le arranco el collar a uno de los prisioneros y lo uso para borrar la barrera con una enorme explosión, la gente corría desesperada, las tropas se reunían en la entrada de Oribos, la guerra era inminente, le grite a Eri que buscara a la familia y la llevara al refugio, que salvara a cuantos pudiera, yo por mi parte me quede en el frente junto al rey, Thaldrux en la retaguardia con sus aprendices atacarían.
Del otro lado del campo de batalla estaban las tropas de Ragnax con su rey, Mordum, y junto a el Ivy, Lothrik me comento que ella era la elegida de Reimeror, la portadora de su gema, de ahí su inmenso poder mágico, mis sospechas eran ciertas, sería una pelea entre dragones prácticamente, lo siguiente que paso me hizo hervir la sangre de la ira, al no serles más de utilidad, Mordum ordeno degollar a los prisioneros, su inmortalidad se basa en causas naturales, no pueden morir por enfermedades o vejes, pero pueden morir asesinados en guerras o disputas, la escena hizo que nuestras fuerzas se enojaran lloraran la muerte de sus compañeros, todos estábamos invadidos por la ira, queríamos venganza, más me demore en pensar que Lothrik dio orden de atacar.
Sin ningún ápice de duda los soldados avanzaron queriendo sangre, corrí entre las filas para atacar lo más certero y fuerte posible, mi espada rebosaba de energía, su corte no solo desprendía miembro sino que los desaparecía, los quemaba al punto de no dejar nada, la sangre en mi armadura no duraba nada, mi rostro por otro lado estaba empapada, roja, los soldados enemigos me empezaban a llamar el demonio del trueno, me gusto ese apodo, seguía atacando a diestra y siniestra, su ejército era mucho más numeroso que el nuestro, pero estábamos dando pelea, yo solo seguía atacando, por donde pasaba dejaba cuerpos sin vida, otros mutilados arrastrándose por el suelo pidiendo ayuda y clemencia, a lo cual no hacía caso, tome a uno de los soldados que se arrastraba, había perdido su pierna y su brazo por mi espada, lo mire de re ojo, era bastante joven, incluso diría que más que yo, lo alce y lo tire al cielo frente a Mordum, luego me abalance y de un tajo termine con su vida y su existencia, no quedo nada de él, Ivy inmediatamente se puso frente al para evitar que lo atacara, -¿te parece justa esta masacre?-, le pregunte, ella me respondió que solo debíamos entregar aquel secreto y todo terminaría, -¿sabes acaso lo que es vivir eternamente, ver morir a quienes amas mientras tu sigues tu vida hasta el final de los tiempos?, ellos no desean eso para nosotros, quieren que vivamos nuestras vidas a plenitud, cuidándola como si del máximo tesoro se tratara, créeme que si pudieran ellos terminarían ese ciclo de inmortalidad-, ella solo se rio de mí y eso hizo que mi ira creciera más, a lo lejos podía escuchar algo que me helo la sangre, un grito desgarrador, Lothrik fue asesinado mientras defendía a Eri quien volvía de poner a la mayoría de gente a salvo.
Ivy se alzó en el cielo y empezó a conjurar una enorme bola de fuego, tenía si o sí que detener ese ataque como sea, cargue mi espada con la mayor cantidad de energía posible para partir esa bola a la mitad, escuche a lo lejos – ¡FIRE FUSION!-, Ivy había desatado el fuego sobre Oribos, me lance sobre la esfera para intentar detenerla pero era demasiado poderosa, la experiencia vence a las ganas de pelea, caí al suelo cual misil disparado, solo vi a Thaldrux invocar una barrera sobre Eri y Lothrik antes que el ataque tocara el suelo.
Lo siguiente que paso me lo narro Eri, no recuerdo nada de esto.
Después de que la enorme bola de fuego impactara, todo quedo hecho un caos, Oribos había desaparecido, a la lejanía Eri me vio intentando ponerme de pie, mi armadura tenia grietas a pesar de las resistencias mágicas, yo la vi y luego los alrededores, caí arrodillado, empecé a gritar y a llorar,
Mis ojos se tornaron rojos y rayos salían de todo mi cuerpo, de mi espalda sobresalían unas alas de pura energía, mi espada se había tornado del azul eléctrico más refulgente, di dos pasos y desaparecí por un instante para reaparecer al otro lado del campo de batalla habiendo aniquilado a medio ejercito de un tajo, el resto solo salieron corriendo, Ivy impulsada por fuego llego a atacarme lo cual no resulto, Eri veía como la perseguía para acabar con ella, era un impulso de caza que no veía desde los marchitos, en mi pecho se empezaba a dibujar la marca de ellos, mis gritos eran iguales a los rugidos de Zekhran según Thaldrux, parecíamos un halcón persiguiendo a un gorrión, ocasionalmente me atacaba con hechizos de fuego azul y fue en uno de esos ataques que pude agarrarla y cortarle un brazo, su grito se escuchó por todo el campo de batalla, la agarre del pelo y la lance frente a Mordum poniéndome frente a él después, no se sabe que me dijo pero decidió rendirse, dos sanadores recogieron a Ivy quien se había desmayado del shock, pasados 5 minutos de haberse ido fui a donde estaban Eri y Thaldrux, ella estaba asustada por mi rostro y la marca de los marchitos, fue entonces que al acercarme a ellos caí desmayado, la batalla duro 5 horas y la ciudad fue borrada totalmente, por suerte y gracias a Eri, mucha gente fue salvada, yo hace poco desperté, entre Eri y Thaldrux me sanaron las heridas que tenia, todos miramos al cielo pues la luna azul que decidiría quien tomaría el mando del pueblo elfo estaba a punto de ponerse en su clímax, un haz de luz bajo y se postro sobre Eri, ella sería la próxima reina, después de sus actos tan valientes en esta batalla no me quedan dudas de que será una gran líder.
Ahora solo podemos llorar a los muertos, darles un entierro digno e iniciar desde cero, me quedare para ayudar en la reconstrucción y cuando todo esté listo partiré para buscar respuestas
Jaun fuera. . .
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Bitácora de Jaun, el descenso de un heroe
Fantasynuestro protagonista es transportado a otro mundo donde tendrá que afrontar a las bestias del abismo que asolan los reinos con la ayuda del legado dragón, pero en el camino sufre de traiciones, lo tratan como un paria a pesar de ayudar. Es el descen...