07. Creo que se movió

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07. Creo que se movió








Harry Potter ha dado cuatro suspiros mientras mira la ventana que tienen en la habitación de la torre. Afuera una lluvia suave cae cubriendo la noche, adentro el chico solo piensa en el cabello rubio de su tan aclamado y supuesto antagonista, porque siendo muy sincerio las confrontaciones han parado. Y ahora su mente se ha llenado de momentos al azar que comparte con el mismisimo Draco Malfoy. Otro suspiro salio de su boca mientras aferraba suavemente a Azulino contra su pecho.

Su mente de relucientes sonrisas bobas entregadas por un chico bobo, se esfumaron cuando su atención viajo hacia el huevo. El azul brillante que lo había estado envolviendo desde hace semanas poco a poco había perdido el brillo, se veía incluso con machitas pequeñas de un tono plateado, fueron esas manchas las que hicieron que Harry frunciera el ceño. Conocía a Azulino, sabía que eso era nuevo.

Acercó lentamente su rostro hacia el huevo, fue allí donde escuchando los ronquidos de Ron, vislumbro una silueta que le hizo entender que allí dentro crecía una criatura. De curioso, dejó su oído cerca de la delicada superficie de la cascara, pasaron solo tres minutos cuando sintió un movimiento. Los ojos de Harry se agradaron y el asombro que sintió lo reprimió en un pequeño salto desde la superficie de la ventana hasta el piso.
Emocionado como estaba, tomó su varita y la capa de invisibilidad caminando a pies descalzos con una sola dirección: las mazmorras de los Slytherin.

Harry no fue consciente de que su emoción le había hecho olvidar asuntos importantes, como por ejemplo que no tenía idea de cuál era la contraseña. En ocasiones como esa la voz de Hermione hacia eco en su cabecita. Se preguntó un instante si su patronus serviría para enviar un mensaje, estaba listo para invocarlo cuando otra idea cruzó su mente, ¿realmente iba a decirle esto a Malfoy? ¿Iba a despertarlo e iba a compartir su emoción con él? Los pensamientos que tuvo de pronto lo agobiaron y fueron suficientes para hacerlo sentir inseguro ante su propia idea.
Se quedó allí de pie, mirando a Azulino cuando el muro crujió, rapidamente se hizo a un lado quedandose muy pegado a un extremo de la pared. Para su sorpresa vió un cabello rubio y una varita brillante que parecía estar mirando cautelosamente el lugar.

-Draco. -dijo Harry mucho antes de poder controlar aquel impulso.

El chico giró hacia la pared que había dicho su nombre, encontrando allí nada más que muro rocoso, la luz tintilante de su lumus se quedó quieta justo en frente del rostro de Harry oculto tras su capa de invisibilidad.

-¿Harry? -titubeó Draco, sintiendose un poco tonto al hablarle a una pared inmovil.

Hasta que de la nada la cabeza flotante de Harry salió a la vista causando un pequeño susto en Draco.

-Por Merlín, ¿qué rayos haces allí? -cuestionó el chico. Tenía un rostro desaliñado, propio de alguien que no había dormido.

-Tenía que contarte algo. Es sobre Azulino. -murmuró bajito. Filch podía oírlos.

-Ven. -Draco señaló, no sin antes agarrar el brazo de Harry y llevarlo con él hacia la sala común de Slytherin.

El lugar había cambiado desde el año pasado, pero no fue allí donde se detuvieron, Draco lo llevó hacia un pequeño pasillo con lámparas flotantes, en algunas partes se extendían a nuevos pasillos y entre tanto se encontraban puertas que tenían engrabados con letras muy pintorescas algunos apellidos "B. Zabini", "T. Nott", "V. Crabbe", "G. Goyle", "T. Higgs", "A. Pucey" y una larga lista de otros tantos que Harry no logró distinguir bien. Más allá de ellos, se extieron dos últimas puertas una frente a la otra y en una de ellas se señalaba "D. Malfoy".

Cuando Draco abrió la puerta, una cálidez agradable consumió a Harry, quien recién notó lo helados que estaban sus pies.

-Ahora sí. Por cierto, deberías tener más cuidado con andar de noche por los pasillos, y sobre todo descalzo, ¿qué es eso? ¿Acaso adoras enfermarte por un cambio de temperatura?

Pero Harry solo atinó a responder extendiendo sus brazos, para que Draco se enfocará en el huevo.

-Se movió.

Y esas palabras fueron suficientes para quitarle el rostro neutral a Draco, quien poco a poco hizo una cara de asombro total, sus ojos grises miraron de Azulino a Harry y de Harry a Azulino.

-¡No puede ser! -chilló con emoción, sosteniendo las manos de Harry alrededor del huevo, así acercó su cara a la superficie y escuchó atentamente. Bastó poco para que Draco volvieran a soltar un sonido de pura sorpresa.

Harry no notó que el mismo estaba sonriendo hasta que Draco lo volvió a mirar. Sus mejillas dolían por el simple hecho de estar muy contento.

-Además ya puede verse, y no solo eso. Ví que ahora tiene manchas plateadas, creo que eso ya lo hace más especial aún.

-Oh por supuesto que es especial. Es tuyo y mío. -agregó Draco. Alejandose un poco y soltando las manos de Harry. -Pero eso nos ayudará mucho. Creo que oí algo sobre eso...Mira sientate.

Haciendo caso al chico entusiasta, Harry se sentó en la silla que había al frente de un escritorio repletó de anotaciones, entre ellas destacaban algunas cosas que tenían que ver con horarios de atención, otros tenían dibujos de algunas criaturas mágicas, en el dibujo de un Pixie habían distintos cuidados y demás cosas, pero también una pequeña nota con tinta azul: Hagrid dice que si tratas con cariño a los pixies tal vez estos no te muerdan ni te tiren de las orejas. Hagrid se equivocó (o probablemente no sé ser cariñoso).
El corazón de Harry se aceleró rápido ante ese pequeño detalle, sus ojos viajaron hacia Draco quien estaba buscando mantas en un baúl que tenía sobre un sillón. Luego se dió cuenta que él iba a estar de pie, explicandole lo que sea que había descubierto y además, realmente estaba trabajando con Hagrid.

Harry pensó que Draco era muy lindo.

No solo lindo por como se veía, eso puede serlo cualquiera. Lindo desde su sonrisa tonta, donde sus ojos tienen pequeñas arrugas, lindo desde su voz de chico que quiere ser maduro, de su risa cantarina, de su actuar tan curioso...Lindo desde, ¿cómo es que dicen? Lindo desde el fondo de su corazón.

Un espantó mayor consumió a Harry al darse cuenta de ese detalle. Le gustaba, le gustaba Draco Malfoy.

-Y aquí esta. Toma, sé que hace una temperatura agradable pero una manta nunca esta demás. -interrumpió Draco los pensamientos de Harry. Su ceño se frunció de pronto. - Uy, estas todo rojo. ¿Será que es demasiada alta la temperatura?

-¡No! Digo, no. Está bien, solo dime qué cosa oíste sobre las manchas de Azulino.

-Ah sí. Mira, estuve leyendo sobre criaturas de todas partes del mundo, aprovechando que tengo un trabajo que promete mucho. -señaló. - Por lo que ví también algunas de latinoamérica. Se dice que en el sur de latinoamérica hacias las costas frías y en lo que es el árchipielago de Chiloé se encuentra una criatura que nace de un huevo platinado. Claro que este no es platinado, pero, ¿no dijimos que era de naturaleza fría?

-Sí. Sí lo dijimos, además creo que pronto esas manchas van a rodearlo todo cambiando su color, ¿cómo se llama esa criatura?

Draco hizo una pausa, buscando entre los papeles algo, sacando una hoja con un dibujo bastante decente.

-Lluhay. Y probablemente nazca en dos semanas más.

Ambos siguieron hablando del mismo tema, a cada momento asegurando que por fin había descubierto qué era Azulino. Harry pasó la noche en la habitación de Draco, durmiendo en su cama junto a Azulino mientras Draco se acostó en el piso rodeado de algunas mantas.
Y sin ninguno darse cuenta, Potter y Malfoy comenzaron a ser solo Harry y Draco.

Good fatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora