Parte única

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Lan Wangji tenía un problema.

O bueno, tenía dos problemas.

O mejor aún, tenía un sin fin de problemas.

Wei Wuxian era popular, extremadamente popular. Pero no por ser atlético (lo cual era, considerando que era capitán del club de baile aéreo), o por ser atractivo (era considerado el tercero más deseado por hombres y mujeres, después de él y su hermano) o por que tuviera las mejores calificaciones de la escuela, (era el primer lugar junto con él). No, no era por ninguna de esas razones. Wei Wuxian era popular por utilizar faldas para ir a la escuela.

El primer día que lo hizo fue llamado a la dirección donde fue criticado y regañado por el director, el cual decía que no podía hacer ese tipo de bromas ya que daría mala cara al instituto. Pero él joven se defendió de manera astuta, citando al reglamento de la escuela, el cual tenía tres mil reglas, reglas que él había memorizado después de tantas tardes copiandolo a modo de castigo. Él dijo que no había ninguna regla que dijera que un hombre no pudiera utilizar el uniforme de las chicas, y, además de eso, estaba cumpliendo con la regla mil, la cual dictaba que se debía utilizar el uniforme de manera adecuada en todo momento, y, en lo que él respectaba, no había ni una sola arruga en su ropa.

También amenazó, Wei Wuxian insiste que no fue una amenaza, sino que fue una observación, en la cual le dijo al director que si de repente aparecía una nueva regla en la que se le prohibiera a los alumnos que se identificaran como hombres utilizar faldas le estarían dando un trato preferencial, lo cual estaba prohibido por la regla mil doscientos.

Por lo tanto, el director no pudo hacer nada y tuvo que aguantarse, viendo a Wei Wuxian pavonearse casi todos los días frente a su oficina, utilizando una falda, como restregandole que no podía hacer nada para evitarlo.

Y de ahí venía el problema de Lan Wangji, no porque estuviera en contra de que la ropa no tuviera género, sino que habían dos largas, torneadas y bronceadas piernas que lo distraían en su día a día.

Wei Wuxian y él se habían conocido desde la secundaria, cuando él otro utilizaba brackets con ligas rojas y su cabello corto por reglamento. Le había parecido molesto e irritante, pero no se tardó mucho en darse cuenta que en realidad le gustaba ese chico travieso. Su corazón latiendo a velocidades inexplicables no era por la rabia, sino que eran los nervios al estar tan cerca de su crush, como le había dicho su hermano mayor.

Habían terminado como amigos, o, "los mejores amigos del mundo mundial", en palabras de Wei Ying. Había sido fácil ignorar sus sentimientos en la secundaria, eran frescos y no pasaba mucho tiempo con aquel hermoso ser, solo tenían dos clases en común y en los recesos él se escapaba a la biblioteca.

Pero en la preparatoria era diferente, los amigos de Wei Wuxian habían ido a otra escuela, y si bien para él no sería difícil hacer nuevas amistades con su maravillosa sonrisa y su personalidad vivaz, Wei Ying había decidido apegarse a él argumentando que era él único amigo que tenía y en el que confiaba con todo su ser, y si bien eso lo había alegrado como nunca antes, se le complicaba esconder sus sentimientos.

Además, en los tres meses de vacaciones para entrar a la preparatoria parecía que Wei Ying había cambiado por completo. Los brackets desaparecieron y su rostro se había definido, dejando ver rasgos que no eran ni femeninos ni masculinos, un rostro hermoso que había capturado los ojos de varios. Además, Wei Ying había iniciado con un nuevo hobbie, el cual era danza aérea, algo que había propuesto al director de deportes para poder incluirlo como actividad extracurricular en la escuela, y viendo que varias personas habían firmado la petición no había quedado de otra que incluir la actividad. Y ahora podía verlo con camisas sin mangas y holgadas que dejaban ver su torso cuando volaba por los aires, así como también unos shorts cortos y pegados que marcaban su trasero como una segunda piel, por no decir que mantenía sus piernas desnudas a la vista de cualquiera. Esas piernas preciosas, con músculos definidos y sus muslos, esos muslos que deseaba amasar y morder, lo suficientemente carnosos como para llamar la atención de cualquiera.

Linda faldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora