"El golpe final"

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Relación directa con el objetivo: Lisa marcó una X

Avance a promedio normal, casi superior: otra X

Estrategias habituales: X

Última compra: X

Todo ese legajo era representando por X y más X.

Había sido el peor trabajo de su historia, de su currículo. De su experiencia.

Pero había ganado de otra manera y no podía ocultar su satisfacción por ello. Eso había salido como mejor resultado, incluso aun cuando nada estaba terminado.

Nivel de experiencia grupal: sonrió e ignoró la X.

- Lisa, que bueno que estás aquí. Ven, necesito hablarte sobre algo- guardó la carpeta en su maletín y abandonó la silla de espera para seguir los pasos de Jessica Jung. Atravesaron el pasillo de aquella brillante empresa hasta llegar a la oficina.

Ella abrió la puerta y sostuvo el picaporte, sonriéndole mientras le cedía el paso. Ella entrecerró los ojos y la observó un momento: o estaba comenzando a actuar paranoica desde que el reloj comenzó a correr como el último mes allí o definitivamente algo se escondía detrás de aquel gesto.

Avanzó dos pasos y uno al costado, esperándola para caminar juntas hasta el escritorio. Jung le palmeó el hombro y bromeó preguntándole si todo estaba bien. Lisa solo asintió y continuó tras sus pasos.

- Espero que lo que tenga para decirte no opaque entonces tu buen humor de hoy- definitivamente era una idiota. Le había dicho que todo estaba bien, no que repartía buen humor para todos-

- Eso no suena muy bien, Jessica ¿tengo que preocuparme? -

- La verdad es que todos estamos preocupados. Siéntate, por favor- le señaló la silla junto a ella y Lisa se relamió los labios: definitivamente algo de paranoia y algo más había en esas palabras-

Se sentó y la vio voltear, mirando por la ventana con la persiana baja y con un dedo entre ella, manteniendo su rostro oculto y apenas dejando pasar algo del sol.

Se removió y se aclaró la garganta, esperando porque comenzara con aquel misterio.

- Estamos en banca rota- hubo un silencio, un largo silencio que se prolongó mientras ella arremangaba su blusa. Lisa pasó saliva secamente, eso no podía ser posible. Jessica era la cara de la empresa, sí, pero Jung la fuente de dinero y aquel tenía mucho. Tanto o más que todos los lugareños de Santana Bárbara juntos.

Se pasó una mano por su cabellera y acomodó una pierna sobre la otra, pretendiendo no inquietarlo ni delatarse con lo que fuera a decirle. Era la primera vez que en uno de sus trabajos le soltaban aquello y, por lógica, si no había más billetes, no había más trabajo.

- No entiendo, Jessica ¿Cómo puede ser eso posible? Hasta hace dos semanas teníamos compradores por mayor. Incluso Im quiere unirse como proveedor y comenzar esto a nivel industrial ¿De qué estás hablando? ¿Estás seguro? - ella soltó el dedo de la persiana y volteó a verla-

- No te lo había dicho porque sé cómo se siente qué desprestigien tu trabajo, pero...hace unos días recibía algunas quejas. Varias, a decir verdad. Tu cereal ya no es el mismo, la gente dice que ha cambiado su gusto y el hecho de que hayamos aumentado los precios no ayudó demasiado. No quieren continuar arriesgándose y detendrán las compras por un tiempo-

Eso era una completa farsa, pensó y se apretó los labios para no saltar y golpearla. Estaba mintiéndole en la cara. Los productos continuaban igual. Jason no cambiaba la receta a menos que ella lo hubiese ordenado y jamás lo había hecho. Y Jason era una de las pocas personas a la que le confiaba los detalles. Así que era Jung quién estaba enredándolo todo, no él.

The Golden RulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora