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Lisa cerró la puerta y la luz de su cuarto se apagó segundos después.
Jennie apretó los ojos, por mucho que Ella haya querido adelantarse y dejarle el tema casi abierto, Lisa solo las miró y luego regresó al interior de su habitación.
- ¿Esto es en serio? - se quejó Ella abriendo sus brazos - ¿Qué demonios está pasando entre ustedes? -
Jennie lanzó un resoplido y se acercó a la niña, tomando su mano y llevándola de regreso al cuarto.
- Ahora no, Ella-
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Lunes, 7. 45 y Jennie aprovechó la salida de los niños al colegio como una última oportunidad. Lisa había salido al trabajo y volvería al mediodía. O la increpaba allí y soltaba todo sin espera de interrupciones o todo continuaría igual al punto de terminar peor.
Ató su cabello a lo alto y remangó su camiseta antes de comenzar a limpiar. Acomodaría el living, la cocina y cada rincón que ocupara su tiempo en la mañana y antes de las 12 prepararía el almuerzo. Quería hacer algo distinto, especial pero ya no tenía sentido. Probablemente Lisa no destacaría su esfuerzo e incluso el decirle que están esperando un hijo ya sonaría de otra manera.
Puso algo de música en el reproductor y pasó el pestillo a la puerta antes de comenzar.
Notó todo lo que había hecho horas después, cuando el sudor ya le dificultaba la vista y cada vez que se levantaba, luego de agacharse, se mareaba con notoriedad y se le dificultaba el respirar.
10: 54 marcaba el reloj cuando ocupó la cocina y comenzó a buscar en la heladera. A Lisa le fascinaba la pasta, aquella que solía hacerle los miércoles y algunos sábados. Con la salsa que ella preparaba y la carne condimentada a su gusto.
- Es ahora o nunca, Jennie -
Con las cosas sobre la mesada y las manos en su cadera sonrió, eso haría.
Terminó de poner dos platos en la mesa, dos copas y una jarra de agua. Se quitó el delantal y se estiró hasta la pequeña ventanilla que mostraba el exterior: Lisa estacionaba y en segundos golpearía la puerta.
Corrió hacia ella y se adelantó, abriendo y esperándola mientras daba los últimos pasos.
- Buenos días- le dijo por lo bajo y Lisa se detuvo un momento frente a ella. No le respondió, solo la observó y se aferró a su maletín para pasar a su lado y perderse escaleras arriba.
Cerró y se quedó un momento de pie. No se rendiría tan fácil. Después de todo, conocía el carácter de la rubia y sabía que solo debía hondear en el terreno antes de provocarla directamente.
Esperó unos minutos y juntó sus labios al oír la puerta de su habitación abrirse, signo de que regresaría por sus pasos.
- Preparé el almuerzo- le dijo de pie cuando ingresó a la cocina. Lisa la miró y luego a la bandeja en medio de la mesa. Asintió ligeramente y alejó la silla. Ella se sorprendió gratamente, creía que le iba a salir con la excusa de no comer o hacerlo en su habitación. Sola-
Sirvió las dos copas y los platos, antes de sentarse frente a ella y tomar el tenedor.
Quería preguntarle tantas cosas y hablar de tantas otras. Pero la rubia almorzaba sin siquiera mirarla o algo a su alrededor. Solo de los espaguetis al plato y a veces el vaso. Nada más.
Tomó la servilleta y la acomodó bajo su mano, apretándola por momentos para calmar los nervios. Cuando Lisa alzó su vista y la vio por un fugaz segundo, se aclaró la garganta y se removió en su lugar, haciéndole notar que aún tenía cosas para decirle.
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The Golden Rules
FanfictionLalisa Manoban es una estafadora profesional que quiere dejar el negocio con un último golpe. Para lograrlo, deberá reclutar integrantes que fingirán ser junto a ella una familia feliz ¿Conseguirá quedar en el recuerdo? Contenido G!P Lisa Esto es un...