Varios días pasaron mientras que Beitang Tang espiaba a su mujer. Aún no se atrevía a buscarla para llevarla a casa. Un día, que estaba decidido entró sin hacer ruido y vio a alguien con la cabeza cubierta hablando con su consorte.
-Mi señora Xia... -la persona con voz de mujer se arrodilló ante ella. -No entiendo porqué se niega a venir conmigo a palacio.
-Porque ese palacio ya no me pertenece. -Cerró los ojos con fuerza, respirando profundamente se dirigió a la persona que le hablaba. -No tengo nada que hacer ahí.
-Mi señora, hemos encontrado al heredero... al señor de Canis Maior.
-¿Cómo? ¿Ha aparecido? -Preguntó ella sorprendida.
-Así es mi señora... -La persona no se revelaba. -Vamos por favor.
Xia Bing estaba dudosa, no sabía si ir ahí o quedarse.
-Iré mañana aunque tardaré varios días en llegar. Ahora es muy tarde y prefiero estar aquí. -Respondió la princesa consorte.
-De acuerdo. Mañana vendré a buscarla. -Hizo una reverencia y se fue.
La princesa Bing estaba bastante impactada por lo que no se dio cuenta que alguien estaba escuchando su conversación. Esa persona se acercó con sigilo, la tomó de la cintura y le dio la vuelta. Ambos quedaron cara a cara. Ella abrió los ojos de la sorpresa, iba a decirle algo, pero esa persona no la dejó.
-Shh... no digas más. -Era el príncipe Tang quien habló. La empotró con cuidado sobre una de las columnas de la casa donde ella estaba. -Hace mucho que no te tengo así.
-Príncipe... -Xia Bing estaba un poco nerviosa, no sabía cómo reaccionar ante esto. -Soltadme, por favor.
-Nunca... -Tang Tang se acercó a los labios de su mujer, jugó bastante con ellos hasta que la besó.
Ambos se fundieron en un profundo beso. De aquellos que jamás se dieron por falta de tiempo y de experiencia.
-Lo siento... -Dijo él agitado. -Sé que hice mal tratándote de esa manera.
-No, yo lo siento... siento haberte mentido... -Los ojos de la mujer estaban rojos. -Nunca pensé hacerte daño... -Ella logró soltarse de su agarre para abrazarlo.
Hundió su cabeza sobre el pecho de su marido. Tang la recibió con gusto. Habían pasado 3 años, en los cuales había extrañado tenerla en sus brazos. Besó la cabeza y la llevó a su habitación.
-Puedo preguntar ¿quién era esa persona? -Preguntó curioso.
Ella asintió con la cabeza. Lo tumbó con ella en la cama, se montó encima y empezó hablar.
-Era una sierva del palacio. Al parecer han encontrado a una persona que hará próspero nuestro reino.
-¿A qué te refieres con eso? -Quiso levantarse para besar a Bing, pero ella se le adelantó y lo besó.
-Hay una leyenda en mi reino... -Se bajó de donde estaba y se colocó a su lado. -Se dice que en tiempos de crisis, dos personas venidas de otro lado vendrán. Estas tendrán las marcas de Canis Maior y Canis Minor en sus cuerpos. Ellos serán los que conducirán a nuestro pueblo a salir adelante.
Tang la observaba. Sintió que el Reino de Orión estaba preparando otro ataque contra el bienestar de sus vecinos colindantes.
-Iré a ver qué de cierto es esa leyenda. -Dijo ella. Cuando lo miró con confusión, Bing le cogió de la cara. -No dejaré que nadie vuelva a lastimar a tu gente. Mucho menos a ti.
Tang sonrió y la besó intensamente.
-Iré contigo... -Eso tomó de sorpresa a Xia Bing -Aunque seas mi consorte en las tierras zodiacales, yo soy consorte en las tuyas.
ESTÁS LEYENDO
Oh! Mi príncipe Moran
FanficLa vida de dos hermanos mellizos se tambalea después de que en una reunión amistosa para celebrar el compromiso de sus amigos Luo Feifei y Gu Jiancheng (y retirada de cámaras de éste) se vaya al garete cuando en una inesperada tormenta los cuatro se...