Obediencia es igual a respeto.

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N.a:

Los textos que estan encerrados de esta manera: [Esto de aquí.], son los pensamientos de BeoNa.

[Un mes después]


Un suspiró se escapó de los labios de BeoNa mientras miraba a Taehyung echado en el suelo, boca abajo, sobre una pila de almohadones y actuando igual que una mascota, como un cachorro juguetón.

Sus cabellos castaños oscuros estaban revueltos y desordenados dándole un aspecto salvaje a su apariencia pueblerina. En tanto su adorable sonrisa cuadrada se encontraba presente en él.

Junto a Taehyung y respondiendo a la conversación de este mismo, se encontraba Jimin. El secretario de apariencia adorable, sentado sobre lo almohadones y con una pila de papeles al lado mientras leía, sus cabellos rubios, como siempre, estaban ligeramente desacomodados y unos anteojos de lectura redondos se encontraban en su rostro.

Ciertamente, él chico se veía adorable. Y BeoNa tenía que admitir eso aún cuando lo resentía por haberla vendido.

[Uhm... Bastardo adorable, incluso así de lindo puedo odiarte, ¿Sabes?]

Reprimiendo un ceño fruncido que quería dibujarsele en la cara, BeoNa giró su rostro en dirección a la ventana junto a ella, sin ser consciente de la mirada de su escolta y mayordomo sobre ella.

El brillante cielo azul cubierto de nubes deleitando sus ojos, al igual que el jardín cubierto de todo tipo de flores, predominando entre ellas las rosas rojas que se mezclaban perfectamente con el verde de los arbustos. Un par de pavos reales caminaban por allí y un grupo de sirvientas riendo mientras iban camino a sus trabajos. Y, en el centro, una fuente redonda se encontraba decorando el lugar y completando la imagen.

Era hermoso.

Y le recordaba a los días en que paseaba con su padre en los bonitos jardines que al hombre le gustaba tener en su casa. Las begonias eran sus flores favoritas y a ella le gustaba regalarle begonias cada que iba a visitarlo después de una misión tan solo para ver sus ojos brillar de alegría y escucharlo reír avergonzado, mientras soltaba un: “Aigo, se supone que son los padres que regalan flores a sus hijas, no al revés.”, seguido de un fuerte y cariñoso abrazo mientras murmuraba un: “Te gusta hacer llorar a papá, ¿no, pequeña gamberra? La proxima vez yo te regalare flores.”

Sus ojos se nublaron de manera inevitable, llenándose de lágrimas.— Maldita sea. — BeoNa maldijo ante el recuerdo, frotando bruscamente sus ojos antes de enfocar su atención en otra cosa.

— ¿Princesa? — Yoongi la llamó, observándola. BeoNa dirigió su mirada a él.— ¿Se encuentra bien?

[¿Realmente te interesa?]

— Perfectamente. — ella respondió. Sus ojos fueron a la pila de papeles que Jimin poseía, frunciendo ligeramente el ceño ante los papeles que Jimin había apartado.— Jimin. — lo llamó alzando ligeramente su voz para llamar su atención.

Él nombrado la miró enseguida, mirándola con sus bellos ojos verdes.— ¿Si, mi señora? — su voz cantarina sonando dulce, como si le hablase a alguna clase de ser sagrado.

Él la miraba como si ella fuese una clase de ser sagrado, como si fuese el objeto de su adoración. Y BeoNa apostaba a que eso se debía al dinero que ella poseía y a nada más que eso.

Sueños lucidos |jjk|BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora