Ojos Verdes.

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Ojos verdes.

Lo primero que pensó tras abrir sus ojos fue en unos ojos verdes, de un verde tan intenso y tan claro que parecía ser esmeraldas brillantes en contraste con la oscuridad de la noche.

Tan intensos y misterios que llamaban su atención, y la instaban a investigar que había detrás de ellos, detrás de su chispeante color lleno de viveza y atolondrada alegría.

Sin embargo, ella sabía que no podía ahora. No en ese momento, ni en esa vida.

Los ojos verdes de Bonnie ya no la mirarían, porque ella estaba muerta.

Bonnie Silver, originalmente estadounidense, se había unido a su escuadrón dos años después de que BeoNa había tomado el mando. Era una chica de veintitrés años dulce y leal, eficiente, y con ojos agudos. Ella era una observadora nata y más de una vez había ayudado a BeoNa con cosas que ella misma no fue capaz de ver. Y por si fuera poco, ella también era su amante.

O lo fue por un tiempo corto, hasta que Bonnie se enamoró de DanYeol—un miembro de su escuadrón— y ambos comenzaron una relación en donde BeoNa no quiso interferir y fingió que no pasaba nada, como si lo suyo y Bonnie jamás hubiese existido.

Fue por un corto tiempo, pero BeoNa realmente la había querido y le había deseado la mejor de las felicidades cuando ella le confesó de sus sentimientos por DanYeol.

BeoNa no se sintió demasiado triste cuando vio que ellos eran felices juntos y cuando, posteriormente, se casaron. Contrario a eso, ella se alegro bastante.

Ella no amaba a Bonnie. La quería si, pero no la amaba. Y la relación entre ambas había sido solo un método para quitar el estrés.

Por eso mismo, más tarde, acepto ser la madrina en su boda.

Sin embargo, no todo siempre termina bien y un par de meses después del matrimonio de Bonnie y DanYeol, todo el escuadrón tuvo que partir a una nueva misión.

Bonnie había muerto allí.

A ella, DanYeon y Bonnie los habían capturado y fueron torturandolos uno a uno para obtener respuestas. Pero ninguno quiso hablar y la primera en morir fue la dulce chica.

Ella los despidió con una dulce sonrisa y una promesa de encontrarse en la próxima vida. Después, le dispararon en la cabeza.

Aveces BeoNa aún podía recordar el sonido del disparo y la sangre salpicando el lugar, mientras el cuerpo de Bonnie caía al piso, rígido y herido.

DanYeol había soltado un grito desgarrador y BeoNa maldijo a los asesinos hasta la muerte, prometiendo matarlos con sus propias manos.

Ella lo hizo.

Los mato a cada uno cuando llegó el resto de su escuadrón a rescatarlos. Y se aseguró de hacerlos sufrir, lamentablemente, eso no la hizo sentir mejor, ni trajo de vuelta a Bonnie.

Durante mucho tiempo, BeoNa se sintió culpable por su muerte y tuvo miedo de acercarse directamente a DanYeol de nuevo, hablándole solamente cuando era necesario.

Ella creía firmemente que pudo haber hecho algo para evitarlo, aunque en realidad no era así y él mismo DanYeol se lo hizo saber, alegando que ella no era culpable de las decisiones que cada uno como miembro del escuadrón tomaba y convenciéndola de que la muerte de Bonnie no era culpa suya, ni la de nadie— salvo los que la mataron—, para posteriormente bromear diciendo que ya no podría vengarse de nadie porque BeoNa los había matado a todos.

Ese día ella pudo estar un poco más en paz consigo misma, pero la muerte de Bonnie le seguía pensando en la conciencia.

Para BeoNa, las personas bajo su mando, su escuadrón, eran suyos. Y ella cuidaba a lo suyo incluso más que así misma porque los consideraba su familia. Y ella sentía que le había fallado a su familia.

Sueños lucidos |jjk|BTS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora