Los ojos de la princesa fueron directamente la mucama que buscaba entre sus joyas la que mejor se adecuara a la ropa que traía puesta ese día. Se parecía a Bonnie. Su Bonnie. Desde los enigmáticos ojos verdes hasta el cabello de un suave tono rojizo anaranjado como el color del fuego ardiente de una chimenea; un color llamativo y hermoso que solía atraer a Beona cada vez.
¿Desde cuándo existía alguien como ella en este mundo? ¿Por qué no se dio cuenta antes? ¿Tal vez...?
No, espera.
Por supuesto que hubo algo como Bonnie en este mundo. Beona simplemente no se dio cuenta de ello hasta ahora. La princesa Beona, la antigua princesa que solía ser, nunca se tomó el tiempo suficiente como para fijarse en los plebeyos incluso cuando le importaba su bienestar.
Su interés, en todo caso, siempre fue más del tipo superficial que sincero por lo que nunca se tomó el tiempo para notar ni siquiera a las personas que la seguían día a día. Tal vez fue por eso también que nadie hizo o dijo nada cuando la ejecutaron públicamente. Tal vez ella, en el fondo, merecía morir durante su primera vida. Y eso estaba bien. Realmente estaba bien.
A Beona ya no le importaba tanto haber muerto, quería vengarse, sí. Pero había pasado tanto tiempo desde su primera muerte y luego tanto tiempo viendo la muerte durante su segunda vida que, ahora, se sentía completamente insensible a esta. ¿Qué más da si moría de nuevo? Con su suerte seguramente regresaría de nuevo en el tiempo.
Sus ojos observaron su reflejo en el espejo mientras terminaban de colocarle las joyas y sonrió orgullosa.
Su cabello cayendo suelto sobre sus hombros y espalda, ondas suaves en el otorgándole un toque elegante y natural, una trenza alrededor de la cabeza hecha con mechones delgados que simulaban una corona con pequeñas gemas brillantes decorándolo.
Su vestido, aquel que una vez fue alabado por su diseño innovador y hermoso, en su cuerpo. La tela dorada brillando como el sol al amanecer, el corpiño ajustado con detalles de bordado que imitaban delicadamente los rayos del sol. La falda larga del vestido abriéndose en un gran vuelo, con un degradado que iba de un precioso tono dorado a un naranja intenso en los bordes. Las mangas cortas y transparentes, adornadas con pequeñas cuentas que parecen reflejar la luz de un día soleado.
Para acompañar el vestido, en su cuello llevaba puesto un collar de oro puro con un diseño en forma de rayos solares que se extendían desde una gema central: un imponente citrino amarillo que parecía contener la luz del sol en su interior. Los rayos de oro adornados con pequeños zafiros y diamantes, creando un juego de luces y sombras que lograban que el collar brillara intensamente. Cada rayo está delicadamente curvado, dando la sensación de que llevaba el mismo sol colgado de su cuello.
Ella analizó cada parte de su ropa, maquillaje y joyas por ultima vez con ojo critico antes de moverse hasta por los pasillos del palacio rumbo al Gran Jardín real donde se estaba celebrando uno de los grandes banquetes de celebración en honor a la llegada de la primavera.
Con cada paso que daba, podía sentir la mirada de algunos sirvientes y guardias sobre ella, pero los ignoró firmemente. Incluso Hoseok parecía no poder apartar la mirada de ella y eso logró que una sensación de orgullo se instalara en su pecho porque sabía que está vez lo había hecho bien; esta vez había escogido perfectamente el vestido y sus accesorios. Está vez no se pondría en vergüenza como lo hizo la ultima vez, especialmente porque ahora tiene un mejor sentido de la moda gracias a lo que vio mientras estaba en su segunda vida.
El sonido de las trompetas resonó, anunciando su llegada. —¡La pequeña estrella del imperio ya está aquí! —la voz del heraldo resonó con fuerza en el lugar, llamando la atención de todos. Beona pudo ver a su padre sentado en el gran trono y a sus hermanos, esos bastardos aterradores, junto a él. La emperatriz no estaba presente esta vez. Beona no supo como interpretar eso, tampoco le importó lo suficiente por el momento. —¡Presentando a la princesa Kim Beona!
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Sueños lucidos |jjk|BTS|
FanfictionKim BeoNa siempre sueña con ellos. Siete chicos hermosos que están dispuestos a hacer de sus sueños una realidad. Dos de ellos son sus hermanos mayores, los príncipes Kim SeokJin y NamJoon, ambos mellizos y herederos al trono. Ambos clasificados c...