>3< Actualización >3<
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— Supongo que es así...ya nos conocemos, pero creo que también debería presentarme como una formalidad; Tsukishima Kei...espero que podamos llevarnos bien en el futuro.
La sonrisa de ese chico era perezosa y despreocupada, parecía bastante aburrido, sin embargo la mirada en sus ojos fue, como si se sumergiera en la miel más pura.
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Uno dos, uno, dos, uno, dos, daba la vuelta, dudaba apretando los labios y mascullando por lo bajo y volvía a comenzar. Uno, dos, uno, dos, uno, dos y de vuelta una vez más. Estaba caminando y mirándolo sin ocultar todas las preguntas que debían estar corriendo salvajemente por su cabeza, precia que sufría en silencio, parecía que de verdad estaba desesperado por preguntar, que quería escuchar lo que tenía que decir cuánto antes y Kuroo se preguntó ¿Cuando el amigo que había venido incluso más temprano que él llegaría al límite de lo que podría soportar?
Pronto, en cualquier momento, así que no le sorprendió que repentinamente se abalanzara sobre su escritorio y azotara ruidosamente las palmas para llamar su atención. Bokuto era un tipo bastante predecible a veces, muy gracioso y a Kuroo le gustaba mucho meterse con él.
— ¿Puedo ayudarte con algo? — Kuroo sonrió suavemente y con una mirada gentil solo para ver cómo Bokuto inflaba un par de mejillas que se enrojecían lentamente.
— ¿Te atreves a molestarme? — gruñó el bicolor.
El moreno casi no fue capaz de resistir las ganas de reírse del rostro agraviado de ese tipo. No importaba lo fácil o simple que fuera, Kuroo pensaba que nuca podría cansarse de esto, sin embargo conocía el temperamento de Akaashi y no quería tener que enfrentarse a un sermón suyo más tarde, cuando Bokuto fuera para quejarse con él.
— Parece que quieres preguntarme algo — abandonó el fino bolígrafo después de estampar una elegante firma sobre uno más de la pila que necesitaba aprobar y se reclinó sobre su asiento como si el tiempo no fueran preciosos minutos de mucho preciado dinero y cambió su expresión a una mucho más relajada y simple — Adelante, no necesitas pedir permiso para decirlo.
Bokuto aún gruñó y lo miró mal, pero se sentó finalmente y suspiró — Se lo que está sucediendo, no es como que no lo entienda ya que estás repartiendo en serio algunas de tus propiedades, pero ¿Es verdad? Digo...— arrugó la nariz — ¿De verdad estás seguro? ¿De verdad muy seguro de que ustedes dos...? ¿De verdad ya no hay nada?
— No es un tema para jugar — Kuroo respondió honestamente algo que ya debería haber sido obvio — Si llegamos a este extremo, entonces puedes adivinar por tu cuenta cuál es la respuesta.
— No puedo, Kuroo...sé que es lo que esto parece y entiendo lo que es y a dónde los va a llevar, pero todavía me parece demasiado extraño ¿Puedes culparme? Fueron como diez años ¿No?
— ¿Es así?
Bokuto se inclinó sobre el escritorio de Kuroo y susurró como si temiera que hubiera oídos dentro de la habitación donde solo debían estar los dos — Es por la mujer que trató de pegarse a ti en el estreno de la película en la que invertiste ¿Tsukishima se enojó contigo porque se enteró? — se inclinó un poco más hacia el moreno — Sé que parecían muy íntimos y que esa chica fue lo suficientemente astuta como para asegurarse de que esa charla privada no lo fuera, pero todo el mundo sabe que le tienes miedo a Tsukishima; nunca harías nada tan tonto como engañarlo con una chica que ni siquiera es tan bonita como él, el dinero no se te ha subido tanto a la cabeza y...bueno, le tienes miedo.
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Diez Días
RomanceLos dos estaban de acuerdo, no pensaron que importaría...realmente no pensaron que lo hiciera.