3.0 Día Dos

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— Entonces ¿Ya hablaron con mamá?

Los dos niños que se apretaban frente a la cámara del dispositivo electrónico respondieron afirmativamente al mismo tiempo. Su cabello estaba terriblemente alborotado en risos rubios que se enmarañaban y caían sobre sus frentes. Sus ojitos estaban llenos de vida y podía ver que su sonrisa desbordaba una tierna emoción. Eran muy lindos y sus mejillas muy rosadas, sin embargo Kuroo no pudo evitar que le doliera el corazón; era muy duro. No podía abrazarlos así, tampoco podía tener siquiera un poquito de ese bonito aroma a bebé, estaba muy triste y al mismo tiempo muy feliz por poder ver qué estaban bien.

— Mamá dijo que papá llorara sino lo llamamos también, le preguntamos a la abuela y dijo que estaba bien — uno de los dos, el siempre honesto y directo Rei soltó esas palabras despreocupadamente — ¿Quieres escuchar que más hicimos hoy? Había un pez gigante, eh...

El pequeño entrecerró los ojos tratando de recordar su hombre, a lo que su hermano respondió — Ballena, es una ballena.

— Oh, sí, sí, una ballena muy grande y...

Una ballena. Peces de colores, un mundo rodeado de agua donde un millón de peces brillantes se agitaban en la oscuridad como estrellas brillantes. Ellos consiguieron gorros que parecían medusas y se los enseñaron con orgullo, habían conseguido trajes iguales para presumir y corrido lo suficiente como para que fuera lógico que estuvieran terriblemente agotados, sin embargo los ojos que lo miraban estaban muy llenos de vida y eran tan dulces que no pudo evitar que sus pensamientos volvieran hacia Kei.

— ¿Papá trabaja hasta tarde hoy?

— Tengo varias cosas de las que ocuparme hoy, pero todavía puedo hablar todo lo que quieran.

— Es que...— Kuroo se inclinó con el rostro bañado en curiosidad ¿Por qué uno de sus niños especiales estaba dudando? Ryota tendía a ser más discreto, sin embargo no era menos entusiasta que su hermano, especialmente cuando aprendía algo y quería contárselo a todos, siempre hablaría tanto que era de verdad muy lindo cada vez — Mi mamá...— el pequeño rubio agitó las pestañas y frunció los labios — Si no estamos en casa mamá va a estar solo...cuida más a mamá ¿Si? Ve a verlo pronto.

— Oh — Kuroo parpadeó, aturdido y luego sonrió gentilmente — Lo sé, te prometo que voy a darme prisa ¿Está bien?

El rubio asintió, entonces Rei intervino alegremente para dejar una última recomendación importante — Si lo abrazas más será muy feliz y también dile que puede comer todos los dulces que quiera...y le puedes dar un beso, pero solo uno.

Kuroo se echó a reír, iba a pensar un poco más en eso último, pero no parecía tan mala idea — Está bien, vayan a dormir — asintió él — Recuerden que papá los ama y extraña mucho ¿De acuerdo? Sean buenos y no le causen tantos problemas a sus abuelos.

Los dos niños sonrieron y asintieron muy felizmente y se desconectaron un poco después de repartir sus últimos saludos y recomendaciones. Kuroo fue rápidamente consciente del sentimiento de pérdida en su corazón cuando ya no los vio más y estuvo verdaderamente triste y solitario por un muy largo instante antes de que pudiera volver a permitirse trabajar. Hizo todo lo posible para mover la junta de esta noche para mañana por la mañana ya que quería cumplir con la promesa que le hizo a sus pequeños. Tenía una reunión programada para más tarde con uno de sus gerentes, sin embargo, en orden de prioridad pensó que no debería haber ningún problema si posponía esa pequeña charla.

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