12. Diez Días (Parte 1)

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>3< Actualización >3<

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Esa noche el frío era mucho más incómodo de lo normal para ser verano, el aire en aquel alto balcón corría y se agitaba como si estuviera demasiado preocupado por hacerse notar, se arrastraba en un movimiento errático provocando que la mujer frente a él se encogiera tímidamente en aquel fino vestido ajustado. La palidez de sus hombros contrastando con su oscuro cabello ondulado, con el ligero rubor rosa que los cubría, como si tratara de tentar al mundo entero, pero no al hombre que la miraba como si no tuviera más ganas de esperar por las palabras que se suponía que tenía que decirle. 

Sin embargo ella no se rindió, se mordió los labios que eran tan rojos como cerezas maduras, sus ojos lo miraban llenos de expectativa, con esas pestañas altas y delicadas agitándose. Kuroo no sabía que estaba esperando, tal vez porque no se estaba molestando en preocuparse por ella. No le gustaba ni nada parecido, ni siquiera tenía una opinión sobre su persona. Tenía más ganas de volver al salón para ver a Kei, le preocupaba que alguien pudiera tratar de acercarse a él con el pretexto de hablar de la película o el libro en la que estaba basada. Siempre odió la manera en la que otros se atrevían a mirarlo, lo molestaba mucho, porque a veces parecía que no les importaba que él ya tuviera un compañero.

Esos beta no parecían tener una sola pizca de vergüenza, por supuesto, que ya estuviera marcado por él los hacía más cautelosos, pero no menos descarados o atrevidos...y él no podía despreciarlos menos.

No si miraban de esa manera a su Kei.

— Entonces...

— ¿Qué?

— Oh, es solo que...sobre la entrevista...— ella avanzó un paso tímidamente, parecía que tenía la intención de acercarse hasta que Kuroo frunció el ceño, la expresión de su rostro fue lo suficiente aterradora como para que ella se frenara y encogiera de verdad, para que sus gestos perfectamente trabajados se rompieran por un segundo.

— No tienes que preocuparte por eso, tus escándalos son más impactantes; las tonterías que dijiste van a ser enterradas pronto.

— No, pero...— ella se mordió los labios, no renunció a mirarlo, no renunció a la oportunidad de la cámara que pensaba que había ocultado de sus ojos e hizo todo lo posible por parecer lamentable y pequeña — Es solo que...yo solo escuché, se van a separar y...

Kuroo retuvo las ganas de suspirar, sin embargo ya estaba de mal humor. Esta mujer había tenido el descaro de pegarse a él una vez e insinuar algo muy desagradable en televisión. Por supuesto fue una medida estúpida, desesperada y sin sentido. Las personas tendían a subestimarlo porque aún era joven y nunca estuvo en un escándalo de este tipo, pensaban que sería demasiado inexperto como para que pudiera manejarlos e hicieron lo que quisieron sin preocuparse por las consecuencias que obviamente vinieron después.

Esta mujer fue exactamente igual, sin embargo no estaba esperando que fuera tan estúpida como para negarse a soltar una esperanza que nunca tuvo en primer lugar. No sabía que o quien le había dado la idea de que podría gustarle siquiera un poco y francamente se estaba volviendo demasiado molesto. No le gustaba que hubiera venido deliberadamente a la velada que era para Kei, que hubiera tratado de perturbar su calma con su presencia y de ninguna manera iba a permitir que se acercara a él, que lo mirara o que siquiera cruzaran una sola palabra ¿Estaba loca? Kuroo era un hombre muy paciente, sabía cómo respetar a las personas, su padre le enseñó que debía actuar siempre con la cabeza fría y de la manera más racional posible, que debía ser alguien amable, pero estaba demasiado enojado en este momento.

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