6.0 Día Cinco

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¿Kuroo había traído una caja consigo? Tsukishima no se había dado cuenta de ese detalle hasta que la descubrió sobre el tocador. Era simple, sin adornos o nada especial, bastante vieja, sin embargo, aunque parecía gastada, también estaba muy bien conservada. Le dio la impresión de que fue guardada con mucho cuidado en el pasado, así que tal vez dentro se encontraría alguna clase de recuerdo preciado que el mundo era indigno de conocer.

— Tetsurō...— su nombre estaba grabado en la parte superior, con letras feas, torpes y grandes, y Tsukishima las delineó con las yemas de los dedos, lentamente con una expresión distante en el rostro, negándose a pensar y pretendiendo que no sentía nada.

Kuroo debió haberlo tomado de su última visita a casa, era la primera vez que lo veía, tal vez no lo habría hecho de no haber sido por todo lo que sucedió anoche entre ellos. No era como que Tsukishima no entendiera lo que esto significaba o lo que no era para él. El moreno era una persona que siempre tuvo a alguien en su corazón, siempre fue bueno, nunca le mintió o lo traicionó, lo cuidó, sin embargo esto era solo una parte de su personalidad.

No sé trataba de que fuera especial para él, nunca se trató de eso, sin embargo Tsukishima no entendía en que momento comenzó a volverse tan codicioso...cuando comenzó a cambiar.

— Mi padre me lo dio ayer, parece que lo encontró entre algunas de mis viejas cosas...no es nada demasiado especial — Kuroo se acercó a él por detrás, rodeándolo hábilmente para tomar de vuelta la caja, casi como si quisiera alejarla de él lo más pronto posible — El desayuno ya está listo ¿Bajamos?

Los dedos de Tsukishima se contrajeron y apretaron en un puño casi tan grande y pesado como el nudo en su pecho. Se mordió el interior de la mejilla, no sabía porque estaba tan ansioso. No le gustaba, que todo fuera así, que todo lo que pensaba que ya conocía se hubiera vuelto tan ajeno ahora.

— ¿Kei?

— ¿Puedo ir contigo hoy?

Volteó, Kuroo parpadeó con una expresión de desconcierto y un ligero jadeo suave de sorpresa — ¿Quieres que te lleve a algún lado? ¿Tienes que ir a la editorial?

— No, me refiero...— sus labios se contrajeron, no sabía que podría sentirse tan nervioso por algo como esto o que algo como esto podría ser tan difícil de pedir — Quiero ir a la compañía también, he estado un poco aburrido en casa desde que los niños no están ¿Crees que está bien?

— ¡Oh! — inconscientemente Kuroo apretó la caja de madera entre sus brazos. Tsukishima estuvo seguro de que iba a negarse, sin embargo este le sonrió como si estuviera complacido — Por supuesto, hay una habitación junto a la mía dónde puedes descansar y pasar el rato; recientemente hice que llenaran un estante pequeño con libros que podrían gustarte o si quieres trabajar...también es un sitio lo suficientemente pacífico como para que puedas escribir tranquilamente.

— ¿Puedo? — Tsukishima preguntó con la voz casi apagada, como si fuera un niño indefenso que no entendía nada, porque realmente no lo hacía, porque esto lo tomó por sorpresa — ¿Estás bien con eso?

— Por supuesto — en su confusión, Tsukishima ni siquiera se dio cuenta de en qué momento Kuroo había vuelto a guardar esa caja de madera, tampoco fue consciente de cuando había comenzado a seguirlo hasta que este ofreció una mano para ayudarlo a bajar por la escalera — Hay un comedor pequeño dentro, podemos tomar el almuerzo ahí si no tienes ganas de salir también.

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