Capítulo 13. Se cae el cielo ¿y qué más da? Tenemos nuestro mundo.

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PHUPHA

Los dos chicos están sentados junto al enorme ventanal de la casa de Tian que mira directamente hacia el mar plateado que parece estar cantando una canción melancólica. Ha estado lloviendo durante la última semana de vacaciones y Phupha puede sentir que algo de la melancolía del clima los está rodeando a los dos.

Hace una semana que el doctor Suthikul ha dado el alta a Tian pero eso no quiere decir que ya está fuera de peligro. Phupha ha observado cómo cualquier actividad que requiera más de cinco minutos puede agotarlo. Son él y Longtae, y ahora también Rang y Nam los que están al pendiente de él. Los chicos en cuestión se encargan de todas las tareas y Phupha sabe que eso debe molestarle a Tian de forma profunda pero no dice nada y se limita a agradecerles con una sonrisa triste.

Sin embargo, Phupha quiere protegerlo, quiere ayudarle a estar estable. Ahora que sabe toda la historia no dejará a Tian solo, no dejará tampoco que su mal avance. Phupha está decidido a cuidar de él, ayudará a mantenerlo estable durante el mes de tratamiento previo que es la condición que el padre de Nam ha puesto para poder intentar la cirugía que puede cambiar para siempre el destino de Tian. Phupha quiere anclarse a esa esperanza hasta el final. El padre de Nam ha sido sincero con él, la cirugía puede funcionar pero también puede ser el punto final de la vida de Tian pero el chico no quiere siquiera imaginar una posibilidad así.

Phupha no va a pensar en tragedias, no permitirá que su mente lo atormente con miles de posibilidades fatales, ya no. Ahora mismo que la lluvia cae afuera y que Tian está en sus brazos, Phupha sabe que tiene que convertirse en el chico más fuerte del universo para no dejar que Tian se asuste o que deje de luchar. Hay muchas personas de hecho que quieren hacer lo mismo que él y eso es reconfortante. Él sabe que sus amigos también le ayudarán a cuidar de Tian porque una vida como la suya no puede apagarse, sería una ofensa contra el universo que un chico como Tian simplemente dejara de respirar.

No, no, Phupha no quiere pensar en ello así que intenta alejar la idea de su mente posando su barbilla sobre el cabello suave de Tian quien sonríe al sentirlo cerca. Hace rato que ninguno de los dos dice nada pero aquel silencio es reconfortante. A pesar de la ausencia de palabras la cercanía del otro los calma y Phupha se siente agradecido por poder tener a Tian entre sus brazos. Es un milagro que el corazón de Tian siga latiendo. Es un milagro poder estar ahí, en frente de un mar infinito pintado de plata por la lluvia y Phupha no quiere perderse ni un segundo de ese mundo particular que nace para los dos cuando nadie más que ellos está en la misma habitación.

—Estaba pensando algo divertido— dice Tian de pronto y Phupha le sonríe para animarlo a continuar.

—¿En qué piensas?

—En que mi pretexto para acercarme a ti fue el atlas de animales nativos de Tailandia pero ahora no podré entregarlo— dice Tian con tristeza y Phupha quisiera poder protegerlo también de todo eso, del dolor de saber que su vida no volverá a la normalidad.

—Quizá no este semestre pero sé que podrás volver a la universidad en el otoño— dice Phupha de forma confiada—. Si la cirugía sale bien, podrás tener una vida normal después, el padre de Nam me explicó que es posible.

—Pero también puede no serlo, Phu— dice Tian con voz apagada y Phupha sabe que su novio necesita decir eso, así que él lo escuchará y lo rodeará con sus brazos hasta que la tristeza se aleje de él.

—Haremos todo lo necesario para que sea posible, Tian— dice Phupha intentando transmitirle algo de su confianza—. Y en cuanto al atlas, vamos a terminarlo. Quizá pueda enseñarte a dibujar mientras todo vuelve a la normalidad.

Ojalá que tú. Ojalá que yo. Ojalá que sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora