ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ x

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𝑇𝑒𝑛𝑜𝑐ℎ𝑡𝑖𝑡𝑙𝑎𝑛 1521 𝑑

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𝑇𝑒𝑛𝑜𝑐ℎ𝑡𝑖𝑡𝑙𝑎𝑛 1521 𝑑.𝐶.

No sabía en que momento las cosas se habían complicado tanto, es cierto, las personas tenemos límites y cuando la situación sobrepasa estos, todo es un estallido de emociones, y el mal manejo de estas solo termina por dañarnos más.


—¿Enloqueciste? —Si bien su descontrol de emociones había desencadenado un poder abrumador, no lamentaba del todo su accionar, porque Ikaris se lo merecía, podía sentir las miradas acusadoras de Sprite y Sersi a sus espaldas.


—Déjala Sprite. —Kingo podía ver desesperación en los ojos de su amiga, sabía lo que seguiría, Themis seguiría a Druig, era lo que debía suceder.


—No es necesario continuar juntos, es hora de que tomen sus caminos por separado y descubran las cosas maravillosas de este mundo —anunció Ajak, con la mirada perdida, parte de ella se sentía culpable por la próxima disolución de su "familia". —Espero que cuando volvamos a vernos me puedan contar lo que descubrieron —finalizó para abandonar la habitación.


—Cuídate Them —dijo Phastos, Themis contestó con una sonrisa triste.


—Kingo, tengo que buscarlo, no puedo dejarlo, se lo prometí. —Kingo la tomó de hombros, deteniendo la avalancha de palabras apresuradas.


—Lo sé pequeña dalia. —El labio inferior de la eterna tembló, aquel apodo nació de un paseo, las dalias azules le recordaron a la energía que desprendía la eterna, además de que el traje de Kingo asemejaba a ese azul, era un símbolo de su gran amistad. —Ve a buscarlo —animó con una sonrisa en el rostro, Themis lo abrazó, las cosas no deberían ser así, no deberían de ponerte en medio de la espada y la pared. —Solo avísame el día que se casen, quiero estar allí. —La eterna asintió varias veces para luego marcharse.


Con rapidez bajó las escaleras, camino hacía el bosque, lo vio apoyado en un árbol, con una sonrisa se acercó.


—Estás aquí —afirmo mientras entrelazaba sus manos, tan pronto como lo hizo, el eterno aparto su mano, como si el tacto de ella le quemará, podía sentir como esos luceros buscaban su mirada. —¿Druig? —


—Themis no puedes acompañarme —dijo sin que su voz temblará, la eterna sintió como si un balde de agua cayera sobre ella. —No podemos seguir juntos. —Los orbes de Themis reflejaban desesperación.


—¿Por qué? —Fue lo único que pudo formular, el temor a ser abandonada otra vez recorrió toda su mente.

... 𝔣𝔬𝔯 𝔢𝔱𝔢𝔯𝔫𝔦𝔱𝔶? ── ᴱᵗᵉʳⁿᵃˡˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora