Capítulo uno.

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                        |Misión|

- ¡Suélteme, por favor! ¡Deténgase! ¡Yo... ella...!

- Ya cállate.

- ¡Deténgase! - Gritó una enana.

- ¡Suéltelas! - exclamó otra, a punto del llanto.

Mi vista iba de un lado a otro. Los gritos se escuchaban por los dos lados,  así que no me dejaban concentrarme mejor en la misión.

Tengen Uzui se encontraba reclutando a dos de las ayudantes de la finca de la mariposa, y no de buena manera precisamente. Recuerdo como sin previo aviso, solo las tomó por sus cinturas, y las alzó como si fueran un costal de papas. Siendo sincero, presencié todo esto desde un principio, pero decidí no hacer nada. También fui reclutado para ésta misión, por lo que no me convenía hacer algo mal o interponerme,  aunque no fue muy de mi agrado ver esto.

A veces soy un poco egoísta, lo sé.

Quién no se quedaba sin hacer nada por voluntad propia, era Kanao. Se encontraba tan absorta en sus pensamientos, pero viendo con precisión la escena. Pobre chica, sus problemas para tomar sus propias decisiones le estaban afectando muchísimo en estos momentos.

- ¡Kanao! - exclamó desesperadamente Aoi, deseando alguna ayuda de su parte. Sus pies se movían de arriba hacia abajo, tratando de liberarse del fuerte agarre de Tengen, aunque, como era obvio, no lo logró.

- ¡Señora Kanao! ¡Señor Izan! - Gritó la otra víctima de Uzui. Pobres chicas, me compadezco, la verdad. Mis bellos se erizaron al escuchar mi nombre.

Tal vez debería hacer algo...

Salí de mi pensamiento fugaz, al visualizar que la caminata de Tengen había parado. Luego me di cuenta de que Kanao lo detuvo como pudo.

- Kanao... - susurró Aoi, al borde de las lágrimas.

- Señora Kanao...

Uzui volteó su cabeza hacia Kanao, sin  mover completamente su torso. Su rostro emanaba indiferencia, no lucía para nada sorprendido.

- No jales, ¿quieres? - ordenó, tajante -. Tú tienes ordenes que cumplir.

Kanao no contestó, supongo que tenía tanto miedo que sus palabras no salieron de su boca. Si de por sí, esta chica ya es callada.

- ¡Di algo! Qué callada eres - Gritó el albino de porte intimidante, irritado por la actitud tan asocial de la chica que le hacía frente.

Una de las tres enanas soltó un gritito.

- ¡Al ataque! - gritaron ambas enanas mientras se dirigían corriendo hacia el pilar del sonido.

Jalones, empujos  y gritos, era lo que se escuchaba.

Pero qué espectáculo.

Y es gratis.

- ¡Oigan! ¡Paren de una vez! - Gritó el pilar al ser molestado por las chicas -. ¡Izan, quitalas de encima!

Yo me encogí de hombros y sonreí

- Te dije que las cosas no se hacían de este modo - expliqué -. Atente a las consecuencias.

- ¡Maldi...!

- ¡¿Qué vas a hacerles a esas niñas?! ¡Suéltalas!

Esa voz me era familiar.

¿Cuál era su nombre?

¿Kamaboco yashiki?

¿Gompanchiro?

𝕸𝖎 𝕻𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 |ɢʸᵘᵗᵃʳᵒ×𝗼ᶜ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora