Capítulo seis.

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Capítulo largo.

                            |Él|

La escena era atroz.

Irreal.

Desagradable.

Y un sin fin de adjetivos para nada beneficiosos.

Izan se apartó de la mujer lo más rápido que pudo. El lado derecho  de su cintura empezaba a estirarse como si de un chicle se tratase. Pedazos de carne engordaban y volvían a su forma original.

Le extrañó no ver a la mujer demasiado sorprendida, sólo se notaba cierta extrañeza, pues podría apostar que no lo esperaba.
Pero se extrañó aún más cuando algo verde salía de ella, como si todo éste tiempo, hubiera estado alguien más que sólo ellos dos.

Su estómago se empezaba a revolver ante tal acto tan inesperado. Pero por alguna razón, su cuerpo estaba inmóvil, ansioso de saber qué era lo que estaba pasando.

- ¡Hermano...! - la chica seguía confundida, pero no se resistía a nada.

Hermano.

Otra vez ese término.

Y fue ahí, cuando Izan lo descubrió.

- Hermano, ¿Qué...?

Su corazón se paralizó cuando empezó a salir un abdomen delgadísimo, donde sus huesos era lo único que llamaba su atención.

La cabeza del sujeto se encontraba gacha, concentrado en salir totalmente de la chica azabache. Su cabello verde con raíz negra, caía por aquél rostro que era totalmente desconocido para el pelirojo.

Sus brazos terminaron por salir, mostrando sus largas y huesudas manos, las cuales portaban unas uñas tan negras que podría jurar que era tinte de uña. Unas extrañas marcas se hicieron presentes por todo su hombro, unas marcas conocidas.

Trató de mantenerse de pie al compararlo con aquél niño de su infancia.

Por último, sus largas piernas fueron lo único que faltó por salir de la chica. Mostrando un gran pantalón flojo que se asemejaba a unas grandes vendas.

El cuerpo de aquél hombre fue un deja vú para Izan.

Su cintura.

Su piel.

Sus marcas.

Su altura.

Sus manos.

- Hermano... ¡Todo está bien! ¡no estoy en peligro! ¡tranquilo! - Gritó Daki, desesperada por que su hermano no cometiera alguna imprudencia.

Ambos tipos hicieron caso omiso a las palabras de la demonio. La mirada oscura de Yoshiki no se apartaba del hombre frente a él, espectante por el silencio que estaba adueñando del lugar.

Y después de que ese demonio saliera, todo se fue a la mierda.

En un momento fugaz, sintió como alguien lo tomaba del cuello sin ejercer demasiada fuerza. Se sorprendió cuando visualizó que la persona que lo tomó tan desprevenido, fue el demonio que recién había despertado. Sintió como su cuerpo chocaba contra la sucia pared de atrás suyo. Emitió un jadeo de sorpresa y llevó sus manos hacia la gran mano del hombre que lo agredía. En un intento desesperado por deshacerse del chico, elevó una de sus rodillas hacia él abdomen de su contrincante, pues no estaban demasiado cerca, y eso fue algo beneficioso para él.

El demonio, por supuesto, no hizo mueca alguna.

Izan, de inmediato supo que ese era su final. Y se maldijo.

𝕸𝖎 𝕻𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 |ɢʸᵘᵗᵃʳᵒ×𝗼ᶜ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora