Capítulo siete.

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Recomiendo leerlo con música, para no hacerlo tan largo. Pues el cap, debería pasar de las tres mil palabras.

|Mi veneno|


- No te creo - la ligera voz del hombre frente a él, le hizo mucho mal. Su cercanía lo debilitaba como no tenía idea -. Repítelo.

El más bajo, el cual seguía con su frente pegada al hombro del mayor; mordió su labio inferior, tratando de calmar su acelerado corazón.

- Te odio - obedeció.

Gyutaro hizo un sonidito en su boca, dudando de las palabras de Izan. Negó con su cabeza.

- No, no me convence - se quejó, frunciendo sus cejas. El cuerpecito del pelirojo se tensó al sentir las manos del ojiverde viajar por toda su cintura. Su tacto era tan suave que le erizó los vellos de sus brazos en un abrir y cerrar de ojos -. Dilo de nuevo.

El contrario soltó un suspiro tembloroso y negó con su cabeza. No tenía intenciones de humillarse.

- Hazlo, hombre - ordenó, concentrado en la cintura de su amigo.

El otro volvió a negar.

- No, no quiero - trató de alejarse del más alto, haciéndose hacia atrás rápidamente, aunque se llevó la gran sorpresa de la pared que se encontraba de espaldas a él, chocando con ella, y quedando frente a frente a su pasado.

No podía tener más mala suerte.

De inmediato, bajó su cabeza, impidiendo hacer contacto visual. Pudo sentir como una sonrisa burlona se propagó por los labios delgados del chico peliverde, poniendo mucho más nervioso a Izan.

De su cintura, sus manos viajaron hacia su espalda, empujándolo hacía sí, abrazándolo. Esto no sorprendió demasiado al más bajo, quién ya esperaba aquél contacto. Sus brazos lo apretaron tanto, que el pelirojo pudo conectar con la necesidad del otro.

Él lo necesitaba tanto como él.

Gyutaro disfrutó de su roce; disfrutó de sus brazos, de su cuerpo, de su calor, de su cintura.

Disfrutó de Izan.

Por primera vez en mucho tiempo, lo tocó.

Y aquella necesidad de volverlo a ver, de volverlo a sentir, no se esfumó. Se sintió un estúpido por unos cortos segundos. ¿Cómo pudo pensar eso? ¿cómo pudo pensar que con tan sólo tocarlo, se esfumaría aquella necesidad que inconscientemente tuvo por años? ¿cómo pudo olvidar que ese hombre, siempre lo dejaba con ganas de más?

El deseo no se marchó, tan sólo incremento unos niveles inimaginables.

- Sigues siendo tan perfecto... - Murmuró, contra su oído.

El corazón del otro chico se aceleró mucho más, era tan notable su nerviosismo, que temía quedar completamente en silencio, pues sus latidos se podían oír a kilómetros de distancia.

Los halagos en general, jamás le habían causado algo a Izan. Casi siempre, cuando trataban de cortejarlo, conquistarlo o simplemente tratarle de subir el ego, no causaban ningún efecto en su persona. A los pocos minutos, olvidaba lo dicho. Nunca se consideró el hombre que todos decían que era.

- ¡El señor Yoshiki es tan lindo!

- ¿Ya viste su hermoso cabello carmesí? ¡es idéntico al color de una bella rosa!

- ¡Hoy me sonrió! ¡es tan lindo!

- ¡Tiene una personalidad tan coqueta que enamora! Queda completamente con su persona.

𝕸𝖎 𝕻𝖆𝖘𝖆𝖉𝖔 |ɢʸᵘᵗᵃʳᵒ×𝗼ᶜ|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora