Capítulo 2: "Fantasmas del pasado"

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Los niños pequeños le temen al monstruo bajo la cama y suelen recurrir a sus padres para que los ayuden a erradicar ese miedo, quiénes con mucho amor y cariño le hacen ver que el monstruo no es real y el miedo es irracional, por lo menos las familias bonitas así funcionan. Pero ¿saben? también hay niños que tienen que tragarse el miedo, hacerse de valor, mirar bajo la cama y descubrir que sí existe un monstruo, uno real, de carne y hueso, sin corazón y desgraciadamente sin amor para darle a ellos.

Me desperté exaltada, con los ojos llenos de lágrimas y agarrando fuertemente a mi peluche como un acto inconsciente. Puse mis pies en el suelo y fue entonces cuando caí en la cuenta de que estaba temblando. No había sido un sueño agradable, de hecho todo lo contrario. Tengo miedo y solo hay un pensamiento en mi cabeza, "mamá", ella me ayudará a que se me pase el miedo. Salgo de mi habitación en puntillas de pies, agarrando la almohada en una mano y me dirijo a la suya pero la puerta estaba cerrada con llave. Entonces lo recordé: Mamá tiene un novio nuevo, es muy odioso por cierto. Tiene esposa y mamá es algo así como su otra mujer. Lo detesto tanto como es posible, pero por otra parte mamá lo adora y si los despierto ahora por una "estupidez", cómo bien diría ella, es muy probable que me regañe fuerte y me da miedo que eso suceda, incluso más miedo que la pesadilla en sí. Evitando que se moleste, cierro los ojos y simulo una situación diferente en mi mente.

SIMULACIÓN:
Llegó a la puerta de la habitación y está abierta, como de costumbre. Mamá está dormida y me acerco a paso lento.
-Mami- susurro en su oído pero no despierta- Mami- vuelvo a intentar.
-Mmm- me responde aún dormida.
-He tenido una pesadilla, ¿crees que puedas dormir conmigo?
-Voy en un segundo pequeña, espérame en tu habitación.

Abro los ojos y me vuelvo a mi habitación. Me acurruco en la cama abrazando a la almohada simulando que es mi mamá y comienzo a meserme como si fuera ella quien lo estuviera haciendo. Así pasaron unos minutos hasta que me quedé dormida imaginando que mi madre había venido y me había velado el sueño.

  Despierto con la visión borrosa a causa de las lágrimas. No ha sido un simple mal sueño, era un recuerdo, un recuerdo de cuando tenía al menos cinco años. Últimamente los recuerdos de la etapa en que vivía con mi madre se han convertido en sueños que me atormentan en las noches. No recuerdo exactamente cuando comenzaron pero no son nada agradables.
Con mi madre todo siempre ha sido tan complicado, tan complicado que duele.

Miro a mi alrededor. No recordaba haberme dormido en la habitación. Me senté en la cama y lentamente vino a mi mente lo último que recordaba.

-Veamos: un día agotador, el salón de Anatomía, la broma, el nuevo profesor- tuerzo los ojos al solo mencionarlo-, la discusión. Luego de esto último salí del salón hecha una furia y pasé por la biblioteca por un libro para leer en mi habitación- miro a mi alrededor en busca del libro y lo veo tirado en el suelo a páginas abiertas-, que por lo visto estaba tan aburrido que me hizo dormir...pero ¿por cuanto tiempo?

Estiro mi brazo para recoger el libro del suelo y me detengo a leer el título: "Psicología oscura". No recuerdo haber escogido este libro. Normalmente escojo los libros que voy a leer según el momento por el que esté atravesando. De todos modos guardo el libro en mi mochila, mañana a primera hora pienso entregarlo en la biblioteca.

Voy hacia la puerta del pequeño cubículo al que le llamo habitación, saco un pasador de mi pelo y lo introduzco en la cerradura que se abre sin mucho esfuerzo. El régimen del internado dicta que a las nueve de la noche todos debemos estar en nuestro cubículo bajo llave, regla que no nos tomó mucho manejar a nuestro favor.

Me dirijo al cubículo de Angie situado al lado del mío. Me acerco a la cerradura para abrirla cuando escucho gemidos provenientes de dentro de su habitación. <<¡Dios! ¿en serio Angelina Wells?>> Maldigo para mis adentros y me alejo lo más que puedo.

Solía dormir con Angie cuando tenía este tipo de sueños, claro eso era antes de que empezara una relación con nada más y nada menos que la guardia de seguridad del ala de las chicas, Kelly creo que se llama. No quiero pensar en lo que va a ocurrir si alguien descubre que están juntas, siempre le advierto a Angie que tenga cuidado pero jamás escucha. Por otro lado esto me da ventaja de salir sin que me pillen.

Una vez fuera del ala de las chicas el aire frío de la noche recorre mi cuerpo apenas cubierto con unos pantalones chandal y un top. Comienzo a caminar sin rumbo fijo por el pasto con los pies descalzos. En este momento el frío ya no es peoridad. Con cada paso siento que vuelvo a la vida. El sentir el suave pasto en mis pies es toda una maravilla, me relaja y siento que la mochila imaginaria cargada de piedras sobre mis hombros ya no está. Me siento libre y hasta un poco loca.

He caminado tanto que he terminado frente al lago ubicado casi en el centro del bosque que rodea la escuela. No importa lo que haga, siempre termino aquí. El único lugar en el mundo donde me he sentido segura.

El agua estaba súper fría, yo diría que al punto exacto. De pequeña me escapaba en las noches para bañarme en un pequeño río a unos metros de la casa, creo que se ha vuelto una tradición. No sé como pero el agua fría me relaja, siento como si todos mis problemas, dudas y preocupaciones se fueran con ella.
Me sumerjo unos minutos para mojarme la cabeza y de vuelta a la superficie me quedo observando la luna. De pronto me siento como si pertenciera a ese lugar, a ese momento, como si no existiera nada mejor que estar aquí y ahora.
Tarareo la canción de Bruno Mars, "Talking to the moon" cuando alguien se aclara la garganta.
Mi respiración se corta y los siguientes segundos son cruciales, no sé que sucederá conmigo esta noche pero nada bueno va a ser por lo que puedo ver en su cara.

-Buenas noches Scarlett- dijo con su vos tan glaciar como su mirada.

Tragué en seco -Buenas noches nuevo profesor.

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