Capítulo 10: "Derrumbe emocional"

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-No recuerdo absolutamente nada de mi padre. Ni su rostro, ni su voz, ni como era nuestra relación...yo era demasiado pequeña y mi madre se encargó de borrarlo de nuestras vidas para siempre cuando nos abandonó.- Respiré ondo intentando sacar fuerzas para hablar de lo que, hasta hoy, solo sabíamos mi mente y yo.

Sus ojos oscuros me miraban con atención como si no quisieran perderse uno solo de los momentos en que parpadeo.

-Tenía apenas 5 años cuando mi madre comenzó a salir nuevamente con un hombre. No demoró mucho en presentármelo. A primera vista parecía un buen hombre: estatura mediana, piel blanca, robusto y regordete, con el pelo castaño y los ojos oscuros; pero bien me decía mi abuelo que las apariencias son muy engañosas y había algo en él que no terminaba de encajarme. Al inicio de su relación (como en todas) todo era color de rosa: salían juntos y siempre me excluían (cosa que yo agradecía), nos hacía regalos contínuos pero yo siempre los rechazaba...No se como lo hacía pero mientras más el se esforzaba por complacernos yo desconfiaba más y le hacía mucho más rechazo. Al percatarce mi madre de mi actitud hacia él comenzaron las discuciones entre ella y yo.

No pasó mucho tiempo para que yo comenzara a investigar sobre la vida de aquel hombre que tenía cegada a mi madre con su dinero, su carro y sus regalos caros. Me costó un poco pero al final descubrí que "Bryan el santo" tenía una esposa y una hija de mi edad que casualmente asistía al mismo colegio que yo. Muchas veces me coloqué en el lugar de aquella niña y su madre ajenas a lo que el que decía ser su padre y marido estaba haciendo. Finalmente decidí terminar con eso de una vez y contarle todo a la chica (lo cual me trajo consecuencias). No creas que no, esto también lo hacía por mi madre, no quería que saliera lastimada nuevamente. Como era de esperar la chica no creyó una sola palabra de mi historia que a su parecer era lo más absurdo del mundo, sin embargo, sé que fui el detonante para que meses después su madre descubriera todo y le pidiera a su marido el divorcio.

Pensaba que por fin mi madre se libraría de él también. Pero sucedió todo lo contrario y, oficialmente: Bryan vivía ahora en nuestra casa. La relación con mi madre, que de por sí ya era pésima, se volvió aún peor (lo cual creía imposible). Día a dia las discuciones iban en aumento y mi desprecio por ambos también.

Así pasaron 3 largos e infernales años de mi vida conviviendo con Bryan; no pacíficamente pero al menos no había llegado al límite. Con tan solo 8 años ya me había desarrollado más que la gran mayoría de las niñas de mi edad y tenía un bonito cuerpecito delgadito con mis curvas un tanto definidas. Entonces Bryan comenzó a mirarme diferente. Al principio pensé que era producto de mi imaginación debido a tanto odio hacia él pero luego una amiga de la escuela que frecuentaba mi casa también se dio de cuenta, ya no podía ser casualidad. La casa en que vivíamos era bastante grande, sin embargo, él chocaba conmigo en cada uno de los pasillos. Un día, mientras me cepillaba el cabello frente al espejo del salón, vi por éste como me miraba el trasero sin ningún pudor y en cuanto me giré cambió la vista.

A todas éstas, aún no quería contarle nada a mi madre hasta no tener pruebas concretas; de otra forma no me creería. Sin embargo, nunca imaginé que la oportunidad de conseguirlas se me presentara tan pronto: una tarde en que fueron a salir Bryan dejó su celular olvidado en casa y no me tomó más de una hora hakearlo. ¡Y...pum sorpresa! Tenía fotos mías ocultas. Ninguna era muy inocente viéndolas desde el punto de vista de un pedófilo: algunas en bikini y otras en bestidos. Esa noche me fue imposible dormir bien, incluso coloqué una silla detrás de la puerta de mi habitación por si se le ocurría entrar estar alerta y así lo hice cada noche. Constantemente tenía pesadillas que desde entonces nunca han cesado. Para mi era una prueba más que suficiente, sin embargo, para mi madre fue la excusa perfecta para llenarme de bofetones. Dos meses después las cosas se había intensificado, ahora que Bryan sabía que mi madre no me creería una palabra comenzó a dar rienda suelta a sus fantasías. Ya no eran solos miradas acosadoras y choques nada casuales; además de eso ahora cada que nos quedábamos solos en casa abría "sin querer" la puerta del baño mientras me duchaba, se paseaba en boxers por toda la casa y a veces hasta en toalla solamente...una vez incluso me agarró una nalga mientras lavaba los platos.

Ya esto para mi era el colmo. Sabía que no podía acudir a mi madre pero tenía que hacer algo y comenzaba a tener muchísimo miedo.- Sin poder contenerlas más las lágrimas comenzaron a resbalar por mi rostro sin descanso expulsando fuera todo el dolor que he cargado año tras año. Él seguía atento a cada gesto mío y al notar las lágrimas me estrechó entre sus brazos haciéndome sentir segura nuevamente.- Después de eso solo fueron días para que la silla de detrás de la puerta de mi habitación comenzara a sonar noche tras noche cada que él entraba a poseer mi cuerpo de las formas más sucias y crueles inimaginables por 2 años consecutivos- concluí con la voz quebrada completamente.

Fred no dijo nada, simplemente pasaba su mano por mi cabello suavemente mientras yo lloraba a mares con la cabeza enterrada en su pecho.

"SERENDIPIA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora