Capítulo 11: "Promesa a la luz de la luna"

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Sin duda alguna este lago tiene algo mágico que me hace aferrarme a él como náufrago a la orilla. A mi parecer el cielo aquí tiene más estrellas, la briza es más fresca y el reflejo de la luna en medio del amplio lago es como la cereza del pastel; le da un toque místico.

Me deshice de las zapatillas y los pantalones chandal que llevaba puestos, quedándome con tan solo el pullover corto del pulpito y unas bragas con dibujillos de estrellas. Fred se me quedó mirando con cara de tonto y mis mejillas comenzaron a arder. Sin pensarlo mucho corrí hacia el agua adentrándome hasta que me llegara a los hombros. Fred me imitó haciendo a un lado su pullover ancho negro junto a sus jeans quedando solo con unos boxers, ¿advienen de que color?, pos sí, negros; y esta vez la cara de tonta fue la mía.

¡¡Diosanto!!

Vale destaquemos una cosilla: cuando miras a Fred con sus pulloveres y jeans negros ya ves que esta bueno como filete cocido pero ni por la mente se te pasa que sin ropa pueda estar como...¡una mesa entera de filetes cocidos! Vale puede que exagere un poco con lo de la mesa...pero es que en momentos como este mis argumentos se reducen a nada.

Me percaté, además, de algo que no había visto antes: ¿¡Fred tiene tatuajes!? Cabe destacar que me fascinan los chicos con tatuajes, son como el queso extra en una pizza, pero a él le quedan sexys como a nadie más. Su color de piel café con leche combina estupéndamente con la tinta negra de los tatuajes. Desde tan lejos y con tan solo la luz de la luna no alcanzé a ver que exactamente tenía tatuado por mucho que me esforzé, pero por el montón de partes oscuras que resaltaban en su pecho conté al menos unos 7 o 8 cuando más.

A pasos lentos fue adentrándose en el lago hasta llegar a mi.

-¿Va a ser esta ahora nuestra costumbre?- preguntó sonriendo.

-No te ilusiones playboy- le corté torciendo los ojos- Aquí no hay nada nuestro.

Mis palabras causaron que su sonrisa aumentara.

-¿Eso te repites a ti misma cada noche frente al espejo?

-Te lo tienes muy creído ¿no? Pos ahora verás.

Saqué mis manos del agua y le salpiqué justo en la cara. La risa abandonó su rostro y la expresión gélida de siempre tomó su lugar. Me asusté un poco, no quería hacerlo enojar después de todo lo que ha hecho por mi esta noche. Entonces esbozó una sonrisa maliciosa y comenzó a lanzarme agua sin parar. Inconscientemente me escudaba con mis manos tratando de impedir que las gotas llegarán a mis ojos mientras ambos reíamos sin parar y mis intentos de que se detuviera eran en vano.

-Venga Scarlett. ¿No querías guerra?- se burla cruelmente de mi.

Me defiendo como puedo de su ataque pero sus brazos son mucho más fuertes que los míos esqueléticos, por tanto, los tragos amargos me los llevo yo.

-No es mi culpa que mis bracitos esqueléticos no compitan con los tuyos fuertotes- le grité sacando la lengua.

-En eso tienes razón- para de hecharme agua y lo imito- tu cuerpecito de lagartija no compite con mis chicos- contrae los músculos de los brazos y ¡Wao! parece que alguien dedica mucho tiempo a esculpir ese cuerpazo de Dios del Olimpo.

Ignorando por completo su chulería para nada exagerada me concentro en que me acaba de llamar lagartija y le comienzo a lanzar agua con más intensidad que antes.

-Lagartija ¿no? Pos la lagartija te hará tragarte tus palabras junto a toda el agua del lago.

Así pasamos un buen rato en nuestra guerra ultra mojada hasta que Fred huye sumergiéndose en el agua. Sabe bien que no soy muy buena nadadora y no voy a seguirle. Comienza a tocarme los pies bajo el agua provocándome cosquillas y yo a chapotear para evitar que lo siga haciendo porque no puedo contener la risa.

Pasados unos segundos deja de hacerlo y pienso que volverá a la superficie conmigo pero no lo hace.

1 minuto, 2, 3...Y ninguna señal de Fred.

¡¡FRED!!- comienzo a gritar desesperada a los cuatro vientos- ¡¡FRED!!- nada sucede y me temo lo peor.

Los nervios a flor de piel y las lágrimas acumulándose en mis ojos no me dejan pensar con claridad. Sin pensarlo ni un segundo más lleno mis cachetes de aire, contengo la respiración y me sumerjo en el agua sin una idea clara de lo que estoy haciendo; en mi mente solo hay un pensamiento: Fred.

Es la primera vez en toda mi vida que me sumerjo sin taparme la nariz con una mano, pero en este caso las nacesito a ambas para hacer el intento de nadar. Cuento hasta 3 para abrir los ojos (cosa que tampoco había hecho antes) y cuando lo hago el agua los tortura y mi visión es un asco pero hago un esfuerzo inmenso por mantenerlos abiertos. Necesito encontrar a Fred y necesito hacerlo cuanto antes pues además de pésima nadadora también soy pésima conteniendo la respiración. Miro a mi alrededor y no veo más que oscuridad y nada de cuerpos en movimiento o siquiera flotando. Me impulso con pies y manos en un intento de avanzar más hacia lo profundo cuando una mano agarra mi brazo y me devuelve a la superficie. Restriego mis ojos adoloridos y aparto el pelo mojado de mi rostro. Una vez mi visión mejora veo a Fred ante mi sonriendo.

-¿Qué pensabas hacer?- me pregunta con burla.

Proceso la situación unos segundos y la furia se apodera de mi cuerpo.

-¿¡ESTÁS IDIOTA!? ¡¡¿¿DÓNDE ESTABAS??!! ¡¡Casi muero de miedo a que te sucediera algo!!- juro que esto último no lo planeé y tampoco las lágrimas que le siguieron después.

Su cara se volvió todo un poema de confusión y estoy segura de que él tampoco lo pensó cuando me atrajo hacia su pecho y me envolvió entre sus brazos apoyando su barbilla en mi cabello. En un inicio me tomó de sorpresa pero luego lo apreté fuertemente como si tuviera miedo a que ese momento terminara.

-No vuelvas a dejarme sola por favor- le digo en un susurro mientras una lágrima recorre mi mejilla y los malos recuerdos de las muchas veces que lloraba sola en mi habitación vinieron a mi mente.

Apartó mi cabeza de su pecho y tomó mi rostro entre sus dos manos haciéndome mirarlo fijamente a los ojos.

-Te prometo, aquí bajo esta luna llena, que mientras respire y mi corazón siga latiendo tú nunca estarás sola.

Sus palabras fueron como una bendita para mis heridas internas que casi inmediatamente dejaron de sangrar. Mi corazón comenzó a latir como loco y como si de una corriente eléctrica se tratase mi cuerpo comenzó a temblar con solo tenerlo cerca.

-Venga sígueme. Quiero mostrarte algo- me dice mientras me toma de la mano y siento que el corazón ahora sí que se me va a salir del pecho.

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⏰ Última actualización: May 12, 2022 ⏰

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