Capítulo 9: "Feliz cumpleaños serendipia"

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Me di la vuelta y subí las escaleras lo más rápido posible sin mirar atrás dejándole ahí con su cara de playboy probablemente marcada por mis cinco dedos. Tal vez exageré un poco pero lo tenía realmente merecido y no me arrepiento de lo que hice. ¿Quién se cree para tratarme como un juguete?

Una vez en la azotea del edificio contemplé con adoración a mis amigos sentados en círculo bebiendo, charlando y riendo. Era una de las pocas veces que estábamos felices y no pensábamos en la montaña rusa de emociones que eran nuestras vidas.

Respiré ondo retomando el autocontrol y me acerqué para integrarme a la animada reunión.

-¡Ey rizitos!- me llamó Angie animada- ¿En dónde estabas? Llevamos largo rato esperando por ti.

-Tuve que ir al baño de urgencia- mentí para no darle detalles en frente de los otros.

Me senté entre ella y Tess cruzando las piernas. En medio del círculo estaba concentrada toda la comida y bebida que Allan Stone pudo conseguir; no me pregunten como pero el chico siempre se las ingenia para traer la mejor comida y algunas botellas de vino de uva.

Angie propuso un brindis por mí a lo que todos accedieron levantando sus copas incluyéndome a mí que agarré una a último momento.

Después de unas cuantas copas, varios chistes malos y los épicos cotilleos del momento sobre quién estaba con quién y a quién habían mandado al ala privada Tess trajo una pequeña tarta de chocolate y me cantaron el cumpleaños feliz.

Adoro sin duda a estos chicos. Somos como una gran familia diversa, cada uno con sus propias heridas y traumas, algunos más fuertes que otros pero todos con una mierda de vida y la única necesidad de que alguien nos llene de amor.

-¡Bien chicos! Es hora de ponernos serios- anunció Angie mientras dejaba su copa para agarrar una pequeña cajita de madera con varios papelitos pequeños estrujados que conocíamos bien.

Como una pequeña terapia de grupo acordamos que por cada fiesta que hiciéramos uno de nosotros le contaría al resto las razones que lo trajeron a Aberford. Para ello lo echaríamos a suerte con ayuda de los papelitos, todos están en blanco exepto uno con el dibujo de una carita feliz. La idea es escoger todos un papelito y la terapia es para quién coja la carita. Hasta ahora muchos han contado sus historias; unas más horribles que otras pero cada una con un significado destructivo para quién la vivió.

Con los nervios a flor de piel todos iban abriendo los papelitos. El mío estaba en blanco, algo que ya era una costumbre y un alivio. Aún no me siento preparada para hablar con alguien más que no sea mi consciencia sobre las razones que me trajeron a este lugar y no sé si algún día lo esté.

La sonrisa de Angie se borró completamente de su rostro y dijo con la voz temblando: -Me ha tocado a mí.

Al escuchar sus palabras todos tomaron sitio en el círculo en señal de atención a ella.

Agarré sus manos y la miré fijamente a sus ojos repletos de miedo y angustia. -No necesitas hacerlo si no te sientes preparada- le aseguré.

Apretó mis manos fuertemente y con un decidido "Lo haré" respiró ondo y tomó asiento en medio del círculo. La imité sentándome frente a ella en un sitio junto a Tess.

Cerró los ojos un momento como sacando fuerzas de donde no las hay y comenzó a hablar:

-No tengo muy claro en que momento comenzó todo. Tal vez desde que era pequeña o desde el día en que nací. El punto es que no hay un día en mi vida en que no me sienta el ser más miserable del universo- bajó la cabeza como si sintiera vergüenza de sí misma- Mi madre era la mejor persona que conocía: comprensiva, atenta, cariñosa...casi perfecta, digo casi porque se enfocaba tanto en hacernos feliz a mi padre y a mí que olvidó su valor como mujer. Aguantaba maltratos psicológicos que luego pasaron a ser físicos y terminaron siendo su boleto a la tumba- las lágrimas resbalaban por sus mejillas y caían al suelo y su voz que al principio sonaba segura comenzaba a quebrarse- Luego de que mamá fuera asesinada a golpes por mi padre un juez lo condenó a veinte años de cárcel y su prestigio como abogado terminó en el fango. Todos los bienes materiales pasaron a mi nombre en una cuenta que solo puedo administrar hasta mis 18 años mientras tanto una tía que no había conocido en mi vida se hizo cargo de ésta al pasar a ser mi tutora legal pero como solo le importaba el dinero se las ingenió para encerrarme en este lugar- respiró ondo, secó sus lágrimas y puso su mejor sonrisa- Y bueno acá me tienen.

"SERENDIPIA"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora